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Langostas alimentándose en un viñedo murciano. SANIDAD VEGETAL
La langosta también es una plaga aquí

La langosta también es una plaga aquí

A la especie autóctona, de apenas dos centímetros y que afecta sobre todo al Altiplano y al Noroeste, se le suma su pariente egipcio, de 6,5 centímetros

G. S. FORTE

Martes, 28 de julio 2020, 00:31

Más de uno ha dicho en broma, y con pesar, que a la Región de Murcia parecen haberle caído las diez plagas de Egipto en los últimos meses. Ha habido casi de todo: cielos que se han desplomado sobre la tierra con mayor fuerza de lo acostumbrado, aguas que han cambiado de color; toneladas de peces muertos emergiendo de ellas; una pandemia que como la más terrible de aquellas tragedias bíblicas mata con especial saña a partir de una determinada edad, y hasta aviones que se han desplomado con demasiada frecuencia casi en el mismo punto. A tanta umbrosa noticia solo parece haber faltado una invasión de langosta, pero esa, aunque no ha aparecido en los periódicos, ya estaba aquí..

Los campos de la Comunidad Autónoma, sobre todo en las comarcas del Altiplano y el Noroeste, sufren con cierta frecuencia esta «plaga cíclica y gregaria, que sólo tiene repercusión cuando se alcanzan elevadas poblaciones», como explica el jefe de Sanidad Vegetal de la Región de Murcia, Francisco José González Zapater. «En los últimos años», añade, «se han encontrado focos diseminados en Aledo, Águilas o Abarán, con una superficie afectada próxima a las 4.000 hectáreas». Se trata habitualmente de la especie 'Dociostaurus maroccanus', conocida con el nombre común de langosta mediterránea, un insecto de apenas dos centímetros con escasa capacidad para el vuelo que se asocia con climas áridos y se ve favorecida por el cambio climático y el «abandono de parcelas agrícolas o de terrenos inicialmente destinados a las promociones urbanísticas». Estos espacios, explica González Zapater, «son el caldo de cultivo perfecto para que año tras año se vaya incrementando la población hasta convertirse en una plaga y ocasionar daños en los cultivos».

«De momento, en este año solo tenemos focos puntuales en la zona del Noroeste, alrededor de la población de Archivel», explica González Zapater, quien pone el acento en las actuaciones preventivas para luchar contra ella: el labrado de parcelas para eliminar las puestas y, en caso de detectarse poblaciones migratorias, mediante tratamientos fitosanitarios en el suelo, y solo excepcionalmente por vía aérea.

Estos ortópteros hacen sus puestas en el suelo, en lugares protegidos de las labores agrícolas, como terrenos incultos y eriales, para emigrar una vez que emergen a las zonas de matorral y cultivos, en los que se alimentan para posteriormente volver a realizar sus puestas fuera de ese espacio. «Así año tras año se va incrementando el número de puestas y con ello la salida de las ninfas, también conocida como saltones», explica el responsable de Sanidad Vegetal, una entidad que es heredera de la denominada Ley de Extinción de las Plagas del Campo y Defensa contras las mismas, promulgada en 1908 por Alfonso XIII precisamente para luchar contra la langosta, además de contra la filoxera. La enfermedad se logró contener, pero la presencia de la langosta sigue siendo una realidad más de un siglo después. Además, «en los últimos años se están incrementando los ataques de la langosta egipcia ('Anacridum aegyptium') de mayor tamaño: 6,5 centímetros», apunta González Zapater, con lo que la recurrente plaga tiene ahora mucho más de castigo bíblico.

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