Secciones
Servicios
Destacamos
En la Casa de la Poesía de Gójar, en la Vega de Granada, donde el GPS salta de Ogíjares a La Zubia, de Dílar a la Villa de Otura, espera el poeta José Mateos (Jerez, 1963). Dicen de él sus biógrafos que es escritor, pintor ... y editor, y es cierto todo eso, pero todavía es, incluso, mejor conversador y, sobre todo, gayista y bobiniano. Su admiración por el pintor murciano Ramón Gaya está a la par de la que siente por el escritor francés Christian Bobin (Le Creusot, 1951-Chalon-sur-Saône, 2022), cuya leyenda no ha hecho más que crecer conforme pasa el tiempo. Apenas hace dos años que nos dejó, pero Bobin es protagonista en Gójar desde entonces de unos encuentros literarios promovidos por Pedro Casamayor y María Campillo, alhameños ilustres que han convertido su casa rural en Gójar, Raro de Luna, en el santuario bobiniano de Andalucía.
Mateos, un lector bastante atento a todas las novedades que ofrece El Gallo de Oro, la editorial bilbaína que sostienen Beñat Arginzoniz y María de Azeredo, no llegó a conocer personalmente a Bobin, aunque sí mantuvo con él una relación epistolar. Mientras escribía 'Un año en la otra vida' (Pre-Textos, 2015), su libro más bobiniano, un amigo, Daniel Capó [miembro del consejo asesor de la editorial Libros del Asteroide], fue el primero que le habló de Bobin [por 'El bajísimo', el Prix des Deux Magots, en 1993, con el que prácticamente se dio a conocer para el gran público en Francia y en Italia] y de un libro, 'Autorretrato con radiador' (1997), que estaba en sintonía con lo que estaba escribiendo Mateos. «En 'Un año en la otra vida' hay -explica Mateos- fantasmas que entran y salen por mi vida, es un diario, pero el lector se da cuenta poco a poco de que es un muerto el que habla conmigo. Todo ese año mundo estaba también en Bobin. A raíz de eso, yo empiezo a cartearme». Árdora Exprés publicó en español 'Autorretrato con radiador' en 2006. En esta obra se pregunta si es posible una sabiduría que tenga como origen la dicha y si es posible hallar alegría en la monotonía, la soledad y la pérdida. Según Mateos, «para mí Bobin fue un deslumbramiento, es un escritor que te deslumbra».
Llegará luego a la conclusión de que toda su obra, en realidad, es el mismo libro prorrogado una y otra vez. «Me pareció increíble que en España no se conociera a un autor tan novedoso y original en el sentido de esa mirada primigenia sobre el mundo». Le escribió a Bobin en español, pero Bobin no tenía ni idea de español; Bobin le respondió en francés, aunque Mateos no hablara francés. Cristóbal Gutiérrez, que traducirá más tarde 'La más que viva', publicado por Mateos con su editorial Libros Canto y Cuento -Mateos convenció a Gallimard de que iba a promocionar en España al autor francés, con una edición de no más de 150 ejemplares; pagó 80 euros de derechos de autor; tras su fallecimiento los derechos superan hoy las cuatro cifras-, es quien hará posible ese entendimiento. «El principio de la primera carta que me envía Bobin dice algo así: 'Te leo como si fuera un texto sagrado porque no entiendo nada... pero lo que me dice debe ser interesante...'».
Intuyó cosas y tuvo la deferencia de escribirle. Fue una relación epistolar que estaba abocada al fracaso porque no podían entenderse, era una correspondencia en la que no podían interpretar matices; eso para Mateos es importante. «No fueron más de cuatro o cinco cartas. Yo, de todas maneras, soy mal escritor de cartas», se disculpa Mateos, que tampoco es fetichista, y desconoce dónde han ido a parar estas misivas.
Dice el ilustre andaluz que retirarse a pensar, como propugna Platón, es algo muy noble, así como decir entre todos la verdad, como proponía Aristóteles. También Antonio Machado animaba a buscar juntos la verdad. ¿Ya nació adulto y sabio Mateos? ¿En qué le ayudó Bobin? ¿En qué momentos fue importante? Para el jerezano, antes de llegar Bobin ya había aprendido de tres maestros: el escritor José Jiménez Lozano, con quien también mantuvo relación epistolar; el pintor y teórico del arte Ramón Gaya, del que admiró siempre su capacidad y su resiliencia, y, por encima de todo, «su lección de vida de pureza», y José Antonio Muñoz Rojas, poeta y narrador. Está convencido Mateos de que todos los poetas empiezan a escribir «porque una vez tuvimos una revelación, quizás el primer momento en que sentimos que la muerte empezaba a tener presencia en tu vida, el mismo tiempo en que se descubre el despertar sexual... quizás lo difícil del poeta es mantenerse fiel a esa primera revelación, ser fiel a eso, y en el mundo de la poesía hay muchas tentaciones para no ser fieles a eso. Pero Ramón Gaya para mí fue un ejemplo de coherencia y de honestidad con uno mismo. Si uno pierde ese centro, porque el poeta hace de la poesía el centro de su vida; es fácil corromperse y convertir la poesía en espectáculo. Es algo muy delicado y frágil que basta pisar un poquito de barro para que se estropee».
En ese sentido, Mateos se mantiene a salvo de las vanidades del mercado y del supuesto éxito. Como Bobin, procura estar separado de los tronos y guardar las distancias, aunque estando en el mundo también. «El mundo social es muy peligroso, y más en el mundo literario, donde no hay resultado y lo que está en rivalidad es el prestigio. Es un mundo tan cruel como el de los insectos. Caer ahí -advierte- es complicado».
Mateos encontró su voz y su voluntad de formar parte del orbe poético gracias a la filósofa francesa Simone Weil (1909-1943), autora de 'La gravedad y la gracia' (1947), «que fue para mí como para ella fue Santa Teresa: se me reveló mi forma de acercarme al misterio». Mateos venía, por edad, con ciertas sospechas y suspicacias -que no alergias- hacia lo religioso, «y con Simone Weil veo un camino que me acerca a lo religioso, sin entrar en toda esa parafernalia que me asusta de las iglesias y estas cosas». Christian Bobin le deslumbrará también, «como cuando conoces un continente por explorar, es un ser magnífico, vaya, aunque no creo que me haya hecho huella, porque no vino en el momento adecuado».
Como Bobin, ¿en algún momento José Mateos ha deseado la pobreza? Hace saber Santa Teresa que no hay que temer a la pobreza, sino desearla. «Para mí», se explaya Mateos, «la pobreza es consustancial a la mirada del poeta. Hoy es verdad que, en el mundo en que estamos, nos han enseñado que hay que tener miedo a caer en la pobreza, siempre fue una virtud, aquello de los pobres de espíritu... Pero la pobreza material es evidentemente que no nos va mucho, aunque con poco se puede vivir si no tienes especiales necesidades. El deseo y la imaginación son las grandes tentaciones del hombre. El deseo es una cadena que te va llevando hacia espejismos, porque al final todo lo que deseamos es una misma cosa, hay quien le pone el nombre de Dios, pero todos estamos sustituyendo a ese último objeto de deseo con pequeñas cosas que no nos satisfacen, y que se gastan. Es una huida hacia adelante que acaba en esta sociedad en la que estamos, un poco viciada». Cuando Bobin habla de la pobreza, Mateos interpreta que se refiere a buscar lo esencial, «de esa humildad que es consustancial para el que crea y creo que para todos».
¿Quiénes son los que nunca crecen? Según Mateos, «los que creen saberlo todo». Y, sin embargo, aquellos que son humildes -palabra que viene del lat. humĭlis, con infl. de humildad-, aquellos que pisan la tierra, aquellos que escuchan y que se admiran, que admiran al que se acerca y tiene que enseñarte, son los que pueden crecer. Sobre todo hay que pensar en que el poeta, el artista o el pintor no es nadie. El poeta tiene que despojarse de todo, quitarse todo lo que sabes para mirar el mundo de una manera originaria, como si fuera Darwin». Esas esponjas de adherencias, de ideas preconcebidas, de añadidos... todo eso hay que vaciarlo totalmente para pintar y escribir desde ahí.
¿De todo lo que le rodea (objetos, seres humanos...) qué es lo que más interesa a Mateos? Bobin se fija, sobre todo, en lo más inmediato, y se dedica a desmenuzarlo. «Mi primera revelación a mí me viene en Grazalema, un pueblo de la Sierra de Cádiz: la naturaleza que me rodea me pone en conexión y muy sensible. Con la edad vas adquiriendo habilidades, pero yo soy tímido, me cuesta mucho aún hoy tratar con los seres humanos. Uno parece estar siempre a la defensiva porque ha visto cómo funciona el hombre, que no es bueno por naturaleza. No sé si por cuestiones sociales, por el mundo laboral... cuando hay un interés común, los seres humanos somos terribles y sacamos nuestra peor versión. Todos buscamos nuestra protección e imponer nuestro yo, sobre todo en el mundo occidental. Nuestro yo impone, marca, y el pecado original que arrastramos es ese, que nos alimentamos de muerte. Yo a veces echo en falta a Bobin que no se escandalice por la injusticia, por la desgracia, por el mal gratuito... En Bobin está, pero creo que el contrapeso no es armónico».
Observa Ángeles Carnacea, poeta de Ayamonte, que Bobin no es ajeno al escándalo, a lo horrible, a lo feo... solo que no lo nombra. Mateos cree que añade quizás un poco de literatura, «no tanto de verdad», a la realidad. «Una cierta huida de él a enfrentarse a eso, a no mostrarlo. Pues en San Juan y en Santa Teresa sí que está presente esa sequedad del alma, ese dolor, esa noche oscura, en los Evangelios también, por supuesto, y esto es fundamental para subrayar la otra parte y que la otra coja intensidad». Anota Mateos que «Dios, que es todo amor y entrega, ni siquiera puede castigar al hombre sin que su condena sea un regalo. Nos cuenta el Génesis que ante la desobediencia humana original la maldición de Dios fue la muerte, que es nuestro mayor tesoro. Sin ella, no podríamos sentirnos vivos de esta manera y amar. Amamos porque sabemos que las cosas se pierden».
A veces a Mateos le sobrepasa la alegría y el optimismo de Bobin. «Seguramente en su vida no era así, pero él está empeñado en mostrar eso. Creo que podría ser por el ambiente en el que él empieza a escribir: el existencialismo, Sartre, la nada, el nihilismo... ese ver en el hombre lo peor. Pero en Bobin la balanza se va hacia lo otro». Dice Mateos, a propósito de Bobin, que sus libros contienen algunas de las palabras mágicas que nos abren las puertas de este mundo que dan al otro. «Bobin, como el erizo de la fábula, parece saber una sola cosa frente al zorro, que sabe muchas: que la verdadera sabiduría es eso que queda cuando uno se ha desprendido de lo que sabe. Y que la humildad es la marca del que sabe». Es más, para Mateos, «las palabras que escribe Bobin potencian lo que callan. Su estilo: escribir como disculpándose de escribir. La escritura como caricia».
También en Jiménez Lozano Mateos encuentra esta huida de la literatura. «Las frases de Bobin son frases muy simples. Un escritor cercano a la Región de Murcia como Azorín, el epítome de la escritura sencilla, comparada con Bobin es complicadísimo, porque es raro encontrar adjetivos raros en Bobin». Lo brillante, insiste Mateos, es donde se posa la mirada, lo que nos dice, y, sobre todo, que da cumplimiento a la principal función de un poeta: «Añadir belleza sin añadir mentira».
El ejemplo está en 'Todo el mundo está ocupado', donde una limpiadora se dedica a «hacer cantar los cristales y a rejuvenecer los muebles», una imagen que dignifica un empleo, «una forma de decir que esta mujer, con eso que está haciendo, está sosteniendo el mundo». Y también crea belleza, entiende la poeta Ángeles Carnacea.
«Es una belleza -aclara Mateos- que no se crea con literatura, sino que está ahí; no nos engaña, es algo legítimo. Ese es el gran mérito de Bobin, que con su mirada descubre milagros, alguien que limpia hace magia haciendo cantar los cristales».
Para Mateos, «poesía es todo lo que seduce el alma, y la convence para que salte ese abismo, allí donde se han puesto de acuerdo realidad y leyenda, historia y fantasía, gravedad y gracia». La rosa real y su belleza fugitiva... eterna, siempre viva. Voladora hasta el más allá.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.