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«Dormías, los brazos me tendiste y por sorpresa / rodeaste mi insomnio. ¿Apartabas así / la noche desvelada, bajo la luna presa? / Tu soñar me envolvía, soñado me sentí», cantan los versos del poema 'Amor dormido', de Jorge Guillén. «Sus ojos eran claros, con luces de ... la dicha. / El resto de su rostro se ocultaba / tras un ramo de lirios que entregaría pronto / en el número seis de una calle desierta. / Ese era su quehacer, mensajero de flores. / Un trabajo sencillo y perfumado / para manos dispuestas, pies ligeros... / Un viento desalmado maltrataba los lirios, / que el muchacho protege y amortigua. / Inesperadamente, irrumpe un automóvil. / Palpita y se alborota un corazón pequeño. / De bruces en la acera, lágrimas y alegría. / Los lirios esparcidos engrandecen la calle», se lamenta Dionisia García en el poema 'Sin testigos'. Jorge Guillén (Valladolid, 1893-Málaga, 1984), poeta eterno de la Generación del 27, recibió en 1976 el Premio Miguel de Cervantes. Dionisia García (Fuente Álamo, 1929), felizmente afincada en Murcia desde hace décadas, poeta y narradora de trayectoria admirable, recibió hace dos meses el Nacional de la Crítica por su último y muy especial poemario, 'Clamor en la memoria' (Renacimiento), una bellísima y luminosa declaración amorosa dedicada, tras su muerte, al gran amor de su vida, Salvador Montesinos Busutil, su marido y padre de sus cuatro hijos -Salvador, Concha, Luisa y Pablo-.
El poeta y la poeta se admiraron, respetaron, apreciaron, se elogiaron; conocerse y tratarse fue una suerte para ambos. Y ahora, publicado por 'edit.um' (Ediciones de la Universidad de Murcia), aparece el libro 'Dionisia García y Jorge Guillén. Historia de una amistad (epistolario, 1977-1983)', con edición a cargo de Pedro Luis Ladrón de Guevara (Cieza, 1959) y prólogo de Francisco Javier Díez de Revenga (Murcia, 1946).
Se desarrolla este epistolario, explica Ladrón de Guevara, catedrático de Lengua y Literatura Italianas de la UMU, traductor, poeta y narrador, «entre el poeta consagrado de la Generación del 27, con ochenta y tres años, obligado durante la Guerra Civil a huir al exilio tras ser detenido por las tropas del Alzamiento y posteriormente puesto en libertad gracias a las gestiones que llevó a cabo su padre, razón por la que acabaría impartiendo clases en EE UU, y la poeta Dionisia García, que pese a colaborar en revistas literarias con anterioridad, no publicó su primer libro hasta sus 47 años: 'El vaho en los espejos' (Murcia, 1976).
Una amistad entre el autor de 'Cántico', profesor de la UMU y secretario por entonces de la incipiente Facultad de Letras, y Dionisia García, durante la que hubo intercambio de libros, afecto por los amigos comunes y pasión por «una ciudad llena de luz y de aire».
«Poco a poco, García entra en la familia Guillén, y la amistad con la segunda esposa del poeta, Irene Mochi Sismondi, convierten a esta en una más de la familia, la 'quinta abuela', siendo quizá esta relación el mejor regalo que Dionisia pudo hacerle al poeta», resaltan los responsables del libro.
Durante su estancia en Murcia, entre 1926 y 1929, Jorge Guillén, recuerda Díez de Revenga, «escribió algunos de sus poemas fundamentales y comenzó su celebrada traducción de 'El cementerio marino', de Paul Valéry -los días 2, 3, 11 y 15 de febrero de 1929-. «Así, el 3 y el 27 de enero de 1944», precisa, «con los recuerdos de la cálida Murcia, escribe en Wellesley, Massachusetts, el más recordado poema de los que escribió sobre un espacio murciano: 'Calle de la Aurora'.
«Volver sobre Guillén y Murcia es muy grata experiencia», reconoce, «y en este libro de Ladrón de Guevara tendrá el lector ocasión de regresar a una de las páginas de nuestra historia literaria más intensas y sorprendentes por la multitud de datos y gestos que la enriquecen, porque todo lo que este libro contiene es experiencia de literatura, de poesía, pero también de encuentros y de vida». Y ello, «porque las dos experiencias vitales que aquí se reúnen, la de Guillén y la de Dionisia, se fortalecen por su origen en la poesía».
En el libro se habla de revistas como 'Verso y Prosa' y del Suplemento Literario de LA VERDAD, y aparecen los nombres de sus amigos murcianos, entre ellos Juan Guerrero, José Ballester, Andrés Sobejano, Carlos Ruiz-Funes, Julián Calvo, Francisco Cano Pato y Francisco Alemán Sainz, «que fue el promotor del primer homenaje que se hizo en España a Guillén en la Real Sociedad de Amigos del País en Murcia, en 1956». Un libro, fruto de la «labor de recopilación impagable de Pedro Luis Ladrón de Guevara», y de su «investigación certera de contextos» y «comentarios de relaciones y amigos», que se completa con «algunos textos de Dionisia García, rescatados de publicaciones lejanas, que recogen los encuentros y las entrevistas, las evocaciones y las recuperaciones de los gestos humanos de amistad y admiración mutua, de don Jorge con Dionisia, y también de la figura de Irene Mochi Sismondi, testigo en primera línea, forjadora de amistades permanentes». De ella escribe Dionisia García: «Hablar con Irene era asomarse al mundo». También fluye en el libro la alegría de Málaga, donde residían los Guillén y donde, en torno a la figura del poeta, coincidieron un día memorable Dionisia García y el irrepetible pintor y escultor ciezano Pepe Lucas, cuyo retrato de Jorge Guillén, dentro de los dedicados a la Generación del 27, es una joya.
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