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No escribir, sino transcribir la naturaleza

Jose Luis Gallego

Lunes, 5 de noviembre 2018, 22:21

Los escritores de naturaleza aspiramos a ser unos copiones. Eso es lo que intento cuando tengo necesidad de contarla.

Copiar al dictado del río o del bosque. Copiar el canto de los pájaros, el estridular de los grillos, el bramar de los ciervos. Retransmitir sin aderezos literarios un atardecer de otoño en el hayedo, el amanecer rosado en una cumbre nevada o la hora violeta en la marisma. Copiando lo que sientes.

La naturaleza no necesita recursos literarios para seducir al lector, le basta con ser descrita.

Uno quisiera ser el Antonio López de las letras para poder transmitir al lector de la manera más real, más fiel posible, lo mucho que puedes disfrutar en la naturaleza. No es preciso echar mano de ninguna técnica narrativa, de ningún recurso poético.

La mejor manera de contar la naturaleza es transcribir de manera fiel los sentimientos que te despierta. Eso, claro está, siempre que los sientas. Por eso la condición esencial para transcribir la naturaleza es sentirla.

Por todo ello, creo que el auge de los escritores de naturaleza representa el apogeo de la naturaleza en sí. Una naturaleza que durante demasiado tiempo fue relegada a paisaje, rebajada a entorno, pero que ahora empieza a ser de nuevo anhelada. Hay una generación de lectores que están redescubriendo la naturaleza a través de estos libros. Y eso es, ante todo, una buena noticia para ella.

La condición indispensable para proteger algo es conocerlo, estimarlo. Con mis libros de naturaleza solo busco generar ese conocimiento y esa estima en el lector, para que cada vez seamos más los que la protejamos.

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