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En su ensayo 'La España vacía', Sergio del Molino ponía la mirada crítica en el despoblamiento de las zonas rurales de nuestro país, que se ... inició con el desarrollismo. Pero hay otra España vacía que es la generada por los proyectos urbanísticos que descarrilaron con el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 y que agravaron el panorama de la crisis. Es en ese fenómeno en el que se centra la nueva novela de la escritora barcelonesa Rosa Ribas, que ha decidido darse una tregua en el ciclo policíaco de los Hernández para contarnos una desolada historia de perdedores en el inhóspito escenario de una urbanización que se comenzó a edificar a inicios de la década del 2000 y que quedó a medio construir, como un camposanto en medio de la nada. La España vacía en la que se ambienta 'Lejos' resulta aún más deprimente que la del deshabitado campo español. Sin duda, uno de los hallazgos del libro reside en la detenida descripción de unos fantasmales parajes en los que un día se proyectó que hubiera gimnasios, piscinas, canchas de tenis y pádel, un campo de golf y todos los reclamos que constituyen un clásico complejo residencial de lujo.
A ese sugerente «cementerio clandestino, sin lápidas ni cruces», llega en la primera página un policía, que huye de una trampa que le han tendido sus compañeros del cuerpo. El refugio más seguro que se le ha pasado por la cabeza es el apartamento que uno de esos colegas compró en su día en un fallido sueño de ascenso social. Tras hacerse a escondidas con un duplicado de las llaves, accede a esa sórdida vivienda en una precaria condición de 'okupa' que le lleva a la necesidad de observar y al temor de ser observado, situación novelesca que no es nueva en la obra narrativa de Rosa Ribas, y que ya vivían de otra manera los Hernández de sus anteriores entregas. Dicha situación da al texto unos tintes paranoicos que rozan el género 'noir' aunque lo que se impone en este es el drama humano.
En esa atmósfera espectral de persianas que se abren y se cierran, de luces que se encienden y se apagan, de armas que se mueven en la oscuridad, no se sabe bien si para atacar, o para defender a su usuario, de temores y de sigilos, nuestro hombre se acabará topando con Matías, un anciano que lo tiene bien localizado desde que llegó, y del que pronto sabe que sirvió en los cascos azules, así como que ha dado con sus huesos en esos tristes andurriales huyendo de su familia y del destino de una residencia de la tercera edad. El otro personaje con el que se topará es una divorciada que trata de encajar con los miembros de una asociación vecinal, preocupada en mantener las buenas costumbres y un estatus social que queda desmentido de forma patética por la realidad. Con ella iniciará el policía fugitivo una relación que nos brinda plásticas escenas, como la de ambos en una bañera en la que ella bromea sobre el pene de su nuevo amante (lo compara con un periscopio) con un humor que le hubiera disgustado a su exmarido.
Pese a la frialdad que impone la narración en manos de una omnisciente y distante tercera persona, o la atmósfera enrarecida e irreal que impregna estas páginas y que les dan un aire de ficción distópica, Rosa Ribas logra momentos de una inesperada calidez y una cercanía cotidiana, propios del texto más realista. 'Lejos' es una novela de sorprendentes contrastes, una fábula de acerada crítica social y también una historia de amor en los tiempos de crisis.
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