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IÑAKI EZKERRA
Sábado, 3 de diciembre 2022, 10:09
Aunque atravesamos un momento de crisis y los grandes grupos editoriales se decantan demasiado a menudo hacia la receta comercial –disfrazada a veces de buena ... literatura, porque aborda problemáticas sociales obedeciendo a todos los tópicos de la corrección política–, quedan también algunos espacios de libertad en el mercado del libro para la narrativa de verdadera calidad y podemos toparnos con auténticas sorpresas. Un caso es 'La ventana inolvidable', un texto de Menchu Gutiérrez que se sitúa en una encrucijada entre el ensayo, el volumen de relatos, el dietario y la prosa poética, aunque la editorial nos lo presenta como un texto novelesco y así lo ratifica el premio de Novela Ciudad de Barbastro que ha recibido en la convocatoria de 2022. Se trata, en cualquier caso, de un libro en el que 'la ventana' comparece como un tema recurrente, sin un unitario argumento narrativo, aunque el conjunto posea una indiscutible unidad, más bien basada en las apelaciones al recuerdo de las propias experiencias subjetivas e íntimas; en las evocaciones personales, ajenas o culturalistas, en la reflexiones estéticas o filosóficas, y en las asociaciones metafóricas de un discurso que fluye con un cuidadísimo lenguaje y un delicado estilo.
Quizá haya un grado de elaboración ficcional en la voz que narra con respecto a la autora, pero la propia propuesta intimista del libro parece insinuarnos que dicho grado sería mínimo y que estamos ante un texto de carácter autobiográfico. Así lo parece en las palabras con las que se abre y en las que la voz que habla en primera persona se entrega a la remembranza de la ventana enrejada que tenía la torre de la casa familiar de su infancia. La demolición del edificio supuso para ella una irreparable pérdida, de la que –confiesa– nunca se repuso. El recuerdo de la visión de esa torre desde el jardín le lleva a la evocación de una fantasía que atormentó a Guy Maupassant: la de que, en su ausencia, se adueñaba de su hogar un extraño e inquietante inquilino que no debía de ser otra cosa que una proyección de sí mismo. Y de Maupassant el texto pasa, unas páginas más adelante, al Séneca de las 'Cartas a Lucilio' y a los comentarios del filósofo sobre las malas relaciones que mantenía con los sonidos procedentes de los baños públicos que había instalados bajo su domicilio. Es en ese momento cuando la voz narrativa pasa de la primera a la tercera persona omnisciente y se refiere a sí misma como a M., o cuando ya se mete directamente en el tema de los sonidos y cuenta el caso de alguien a quien se refiere como a V. y que oía voces durante sus crisis esquizofrénicas.
'La ventana inolvidable' es un libro deliciosamente errante, cuya sugerente voz va dejándose llevar de un tema a otro, relacionado directa o indirectamente con esa imagen de la ventana que invoca el título; de un aspecto a otro de esta; de una persona gramatical a otra; de uno a otro personaje que comparece siempre con una simple y escueta letra en mayúscula, acompañada del punto de la abreviatura; de la referencia de un escritor como Kawabata o Becket a la de un compositor como John Cage, o a la de una sabia y mística como Hildegarda de Bingen; del propio tema de la ventana, en todas sus variaciones, al de las metáforas que esta puede encontrar en el recuadro del espejo o en la pantalla de un ordenador.
El modo de escribir, lo que podemos llamar 'el método asociativo de Menchu Gutiérrez', guarda un visible parentesco con el de los simbolistas. Como para los poetas de esa escuela francesa, para esta autora, la Naturaleza, las obras humanas, la realidad, el mundo... se presentan como un gran misterio a ser descifrado a través de sus formas y signos externos, así como de las veladas y crípticas correspondencias que podemos intuir entre estos, como puedan ser las alegorías, los símiles o las sinestesias, que en este libro abundan y que van delatando en el orden físico unas secretas y esotéricas afinidades. Dicho de otro modo, la ventana es la apariencia a través de la que se deja entrever la esencia, el arquetipo; la 'idea primordial' de la ventana en una suerte de neoplatonismo que inspirara el rumbo de una excusión por el lenguaje y de una navegación estética que remiten al método de indagación poética del que se servía María Zambrano en sus inolvidables 'Claros del bosque'.
Coincide la publicación de esta obra en el tiempo con otra de muy similar calidad y enfoque: 'La ventana' de Isabel Alba. Algo hay en nuestra realidad presente que exige una mirada serena como la de esta joya literaria.
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