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Los investigadores César Salcedo y Miguel Almonacid. Nacho García / agm
Tecnología espacial para hacer crecer los huesos

Tecnología espacial para hacer crecer los huesos

Investigadores de la UPCT y La Arrixaca trabajan en el desarrollo de un prototipo que permitirá controlar a distancia el crecimiento óseo de los pacientes

María José Moreno

Lunes, 4 de febrero 2019, 22:43

Que un grave traumatismo con resultado de pérdida ósea o una deformidad congénita de las extremidades y el cuidado de las palmeras puedan tener algo en común parece, a priori, surrealista. Pero esas dos temáticas son las que, precisamente, hicieron coincidir al traumatólogo, coordinador de la Unidad de Ortopedia Infantil del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, César Salcedo, y al investigador del grupo Neurotecnología, Control y Robótica de la Universidad Politécnica de Cartagena Miguel Almonacid.

Es este último quien explica cómo es posible: «Fue en un encuentro fortuito, gracias a la insistencia de una compañera de la UPCT, María Muñoz, que nos conocía por separado, cuando hablamos sobre el trabajo de cada uno y nos dimos cuenta de que los dispositivos que César utiliza para conseguir recuperar los huesos de sus pacientes, afectados por traumatismos o algunas enfermedades, eran muy similares a los robots que se diseñaron para subir a las palmeras con seguridad a la hora de talarlas, de fumigarlas, etc., y con los que yo había estado trabajando durante mi tesis doctoral hace algunos años».

El dispositivo al que se refiere recibe el nombre de fijador externo circular tipo 'hexápodo' y consiste en un dispositivo de síntesis ósea externa que consta de dos aros conectados entre ellos por seis barras o STRUTS, en la terminología anglosajona, con capacidad de movimiento en todos los planos del espacio.

Ese mismo sistema es el que emplean las conocidas como plataformas Stewart, plataformas de seis ejes o también 'hexápodos'; sí, coinciden en nombre con el anterior. En este caso se trata de un tipo de robot articulado que lleva incorporados seis actuadores electromecánicos (o hidráulicos) de tipo telescópico en su base, generalmente acoplados por pares, los cuales sustentan una plataforma móvil en la parte superior. Las aplicaciones prácticas de una plataforma Stewart son múltiples, desde simulaciones de vuelo, de oleajes, de terremotos, robots de soldadura, tecnología aplicada a grúas, investigación submarina, rescates aéreo-marinos, posicionamiento de satélites y de telescopios, hasta cirugía láser, imágenes médicas, biomecánica, radiotelescopios o suspensión de vehículos, y, por supuesto, cirugía ortopédica, entre otras muchas.

En la Arrixaca llevan más de 20 años tratando problemas traumatológicos y ortopédicos e implementando modernas técnicas de reconstrucción ósea, lo que en 2010 le valió el reconocimiento como centro de referencia nacional con dos unidades: la de ortopedia infantil y la de infecciones de hueso resistente.

«Esto supone una gran oportunidad para el equipo, dado que solo se han recocido otros centros en Madrid, Barcelona y La Coruña, por lo que son numerosos los pacientes que llegan hasta aquí de otras comunidades autónomas como Andalucía, Valencia y Castilla- La Mancha, y hasta País Vasco. Además, nos permite estar a la última en los avances que se producen en esta área, así como formar a profesionales MIR que solicitan desarrollar aquí su periodo de residencia para posteriormente marchase a otros centros y poner en marcha allí los conocimientos adquiridos, es decir, hacer accesibles las técnicas a un mayor número de personas», declara César Salcedo, quien también es profesor asociado clínico de Cirugía Ortopédica y Traumatología en la facultad de Medicina de la Universidad de Murcia.

La casualidad del encuentro con Almonacid ha hecho posible que, como parte del Trabajo Fin de Grado 'Sensorización de un robot paralelo para aplicaciones médicas' realizado por Laura Valdez, en la Universidad Politécnica de Cartagena, se hayan implementado una serie de sensores al instrumento utilizado en la Arrixaca con unos resultados de mejora notables de cara a una evolución más favorable por parte de los pacientes, que se tratan de manera ambulatoria.

«Esta mejora tecnológica supone un gran avance de cara a la recuperación de los pacientes dado que la información que reciben los sensores se traslada a un 'software' al que podemos tener acceso los médicos, y desde ahí se sigue la evolución de los pacientes, si están realizando correctamente los pasos que se les indican o si están cometiendo errores», apunta Salcedo.

Añade que «una vez que los pacientes a los que se les instala un fijador externo (aquellos que han sufrido un traumatismo con pérdida de hueso, por ejemplo) se dan de alta, estos siguen con su tratamiento en casa y vienen a revisión muy a menudo. Esto es así porque para que el crecimiento del hueso se produzca, ellos deben girar una serie de tuercas todos los días varias veces (según se les indique en consulta). Si eso no lo hacen bien, el proceso se alarga y es eso, precisamente, lo que mejora enormemente con el sistema desarrollado por la UPCT, dado que el seguimiento médico se puede hacer de forma constante y a distancia».

Por el momento, las mejoras llevadas a cabo son solo un prototipo que no se puede comercializar, aunque el equipo está en contacto con una empresa que se ha mostrado interesada en él, y no descartan que en un futuro el dispositivo se convierta en una realidad.

Estiramiento por electromagnetismo

Una de las grandes molestias que sufren quienes se someten a una intervención de alargamiento de hueso son las causadas por la incomodidad de tener que cargar con una estructura metálica alrededor de la extremidad afectada durante todo el tiempo que dure el procedimiento, con las pertinentes molestias físicas e incluso infecciones que se pueden ocasionar como consecuencia de los metales de sujeción que atraviesan los tejidos blandos.

La solución a esta situación pasa por sustituir esa estructura de sujeción externa por algo que vaya instalado en el interior pero que, del mismo modo, sea temporal. Y en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, el equipo de traumatología que lidera César Salcedo lo ha conseguido mediante una técnica denominada 'clavo intramedular electromagnético'. «La técnica se basa en el efecto a distancia de ondas electromagnéticas. Se inserta el clavo dentro del hueso y lleva incluido un imán que se coloca fuera de la pierna tres veces al día, y se activa mediante un dispositivo que se programa de forma externa para que el clavo se vaya alargando de forma progresiva a una media de un milímetro al día, aproximadamente», según el médico. «Con esta técnica, el alargamiento se hace desde dentro del hueso, evitando las molestias de la técnica convencional, y la recuperación es más rápida, aunque solo se puede emplear en huesos rectos que no hayan sufrido grandes lesiones. Sí es ideal para pacientes acondroplásicos, por ejemplo», añade.

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