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La domesticación de las especies vegetales y animales supuso un importante cambio para la historia de la humanidad. Los hombres, hasta entonces cazadores-recolectores y nómadas, pudieron asentarse poco a poco en determinados territorios, en un periodo que se estima que duró en torno a quince siglos y supuso el paso de la edad de piedra al Neolítico, el cual se mantuvo entre el 6000 a.C. y el 3000 a.C. Surgieron así la agricultura y la ganadería, bases de la civilización actual.
Curioso es el hecho de que al pensar en ganadería, vienen a la mente especies como el cerdo, las ovejas, las vacas... ¿Alguien pensó en una dorada? Probablemente no, y lo cierto es que existen referencias a la domesticación de los peces (la acuicultura) en torno al 3800 a.C.
Prácticamente todas las antiguas culturas guardan referencias a la misma. La china, la egipcia, la babilonia, la griega o la romana, incluso en Eurasia y América. No obstante, la acuicultura es una actividad que llegó a la Región de Murcia a finales de los años 80 del siglo pasado y no es hasta mediados de los 90 cuando la producción se desarrolla de modo exponencial.
Desde el inicio, la dorada y la lubina llenaban las piscinas de la Región, para después incorporar Atún Rojo y Corvina, esta última ya en la década de los 2000. Se trata de una especie marina que de forma progresiva está entrando en la producción acuícola, irrumpiendo con fuerza en la acuicultura mediterránea, no solo de la Región de Murcia, y cuya crianza se ha consolidado dentro del contexto europeo, sobre todo en Francia y Grecia.
«La corvina es una especie de crecimiento rápido en comparación con otras, como la dorada o la lubina, y cuya calidad de carne es excelente con un alto contenido en ácidos grasos omega 3», explica la investigadora principal del grupo de Producción Animal de la Universidad Politécnica de Cartagena, Eva Armero.
En el caso de los peces, al igual que ocurre con el ganado terrestre, los productores persiguen la mayor rentabilidad de sus negocios por lo que se llevan a cabo numerosos estudios que permiten obtener no solo animales de mayor calidad o tamaño, sino también más baratos de mantener, entre otras cosas.
Hablando de corvina, como dice Armero, «dentro de la mejora en la producción de la especie se ha avanzado mucho en su reproducción, nutrición, manejo y mantenimiento, pero se han realizado escasos progresos en su mejora genética».
Vale reseñar que el término 'mejora genética' hace referencia a la selección de los animales como futuros reproductores, seleccionando aquellos peces que tienen un mejor crecimiento, unas mejores características morfológicas y una mejor calidad de carne, para que se reproduzcan y dejen su descendencia en la siguiente generación. En ningún caso se trata de una manipulación genética.
«Cuando hablamos de selección genética no nos estamos refiriendo a animales modificados genéticamente, si no a la selección de los mejores reproductores. Pero para poder saber qué animales son los mejores reproductores tenemos que evaluarlos a través de su descendencia, serán los mejores reproductores aquellos que tengan mejores descendientes», aclara la investigadora de la UPCT.
Sin embargo, debido a que la reproducción de la corvina se realiza de forma colectiva, en la cual varios machos y hembras se encuentran alojados en un mismo tanque, los científicos se han visto en la necesidad de desarrollar un test de parentesco mediante marcadores genéticos que les permitan averiguar después quiénes son los descendientes de cada reproductor.
El grupo que dirige Eva Armero en la Universidad Politécnica de Cartagena trabaja actualmente en el proyecto 'Mejora de la competitividad del sector de la corvina a través de la selección genética', en el que se enmarca la tesis doctoral de Antonio Vallecillos, financiada por la Fundación Séneca-Agencia Regional de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia.
El objetivo del mismo es, precisamente, desarrollar una metodología que les permita llevar a cabo esquemas de selección en esta especie para caracteres de interés comercial como son el crecimiento o la calidad del pez íntegro y de su carne.
A día de hoy, el equipo ha podido poner a punto un test de parentesco mediante marcadores genéticos microsatélites, es decir, secuencias de ADN en las que un fragmento se repite de manera consecutiva, y con capacidad para generar una huella genética individual, lo que los hace ideales en estudios de parentesco y poblaciones.
Además, han realizado estudios de caracterización del crecimiento de la corvina, su morfología, fileteado, calidad de la carne en cuanto a su contenido en grasa, proteína, colágeno y perfil de ácidos grasos y el estudio de parámetros genéticos, como son la heredabilidad de estos caracteres. «La selección de los peces que presenten un mayor valor genético para estos caracteres nos permitirá establecer un núcleo de reproductores que mejore la competitividad del sector», apunta la directora del trabajo.
El proyecto se plantea en colaboración con la empresa Alevines del Sureste, perteneciente al grupo Avramar s.l., que tiene en Águilas una planta de cría especializada en la reproducción y alevinaje de corvina, con capacidad para criar 4 millones de alevines.
El grupo de Eva Armero cuenta con una amplia trayectoria en esta materia. De hecho, también recientemente finalizaron un proyecto, financiado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, cuyo objetivo principal era el de mejorar la producción de dorada en España para caracteres de crecimiento, morfología, rendimiento y resistencia a enfermedades, considerando los diferentes sistemas de producción existentes en el territorio nacional (esteros, jaulas atlánticas y jaulas mediterráneas), así como la estimación de la interacción genotipo-ambiente y la incorporación de Tecnologías Facilitadoras de Clave (la microelectrónica y la nanoelectrónica, la fotónica, la nanotecnología, la biotecnología, los materiales avanzados y los sistemas de fabricación avanzados), mediante el desarrollo de innovaciones en las áreas de tecnologías electrónicas y la evaluación genética de stocks de reproductores de dorada a escala industrial, bajo los propios condicionantes del sistema de producción industrial.
No en vano, la dorada es la especie más importante de la acuicultura marina de la Unión Europea, en la que España ocupa un papel muy importante, ya que representa, junto a Italia, el mayor mercado para la comercialización de esta especie. Sin embargo, el sistema de producción español no llega a la mitad del mercado nacional para esta especie.
«Para afrontar con seguridad los crecimientos previsibles del sector –aclara Armero– se debe competir con países altamente productivos a través del desarrollo de acciones innovadoras a la estructura de producción de dorada en España». Y añade: «La incorporación de programas de selección genética en los sistemas de producción de dorada en España produce mejoras en la rentabilidad de las empresas por varias vías, ya que permite una mejor racionalización de la producción y de la competitividad de las empresas, dando un gran soporte en términos de calidad, trazabilidad y estabilidad, especialmente cuando se combina con desarrollo tecnológicos y se generan nuevas expectativas de mercado».
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