Mujeres olvidadas en la ciencia
Mariano Gacto Fernández
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 15 de febrero 2025, 07:56
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Mariano Gacto Fernández
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 15 de febrero 2025, 07:56
La historia de la ciencia recoge algunas mujeres como destacadas protagonistas. Marie Curie es un prototipo mundialmente reconocido. Sin embargo, muchas otras han sido ignoradas ... y prácticamente olvidadas.
A finales del siglo XIX, Angeline Fanny Hesse, una simple ama de casa y no una científica profesional, contribuyó al desarrollo de la microbiología de modo notable. Fue la primera persona en sugerir el uso del agar como agente solidificante en los medios de cultivo para crecer y aislar bacterias. Su marido, que trabajaba en el laboratorio de Robert Koch, transmitió a éste las propiedades del agar que su mujer había observado en labores culinarias. El agar es hoy uno de los ingredientes más utilizados en microbiología. Aunque su descubrimiento facilitó los trabajos de Koch y su obtención del Nobel en 1905, ni ella ni su marido fueron adecuadamente galardonados.
Un ejemplo más. Tras el descubrimiento inicial de la penicilina por Fleming en 1928 se planteó el problema de su aislamiento y producción en masa. En 1943, la microbióloga estadounidense Mary Hunt encontró una cepa de 'Penicillium chrysogenum' capaz de producir mucha más penicilina que el P. notatum previamente identificado por Fleming. Esta cepa facilitó el camino para que Florey y Chain (premios Nobel 1945) pudieran producir y aislar la penicilina a nivel industrial. Pero el trabajo de Mary Hunt, que posibilitó este decisivo avance, no suele aparecer entre las realizaciones pioneras sobre antibióticos.
Otra figura olvidada que participó en el descubrimiento del segundo antibiótico reconocido, la estreptomicina, es Elizabeth Bugie. Esta mujer fue un miembro destacado del equipo investigador dirigido por Selman Waksman en la Universidad de Rutgers y su nombre apareció como autora del artículo científico original que se publicó sobre el aislamiento de la estreptomicina. Sin embargo, su nombre no se incluyó en la patente sobre el antibiótico ni fue reconocida para el premio Nobel en 1952, que recayó exclusivamente en Waksman.
El caso de Esther Lederberg ejemplifica otro claro ejemplo de sexismo en el ámbito de la ciencia. Esta investigadora hizo importantes contribuciones a la genética molecular. Descubrió el fago lambda, el factor F de fertilidad en la conjugación, la transferencia de genes bacterianos e introdujo la técnica de 'replica plating' para pasar colonias microbianas de una placa Petri a otra. Sin embargo, todas sus realizaciones fueron eclipsadas por las de su marido, Joshua Lederberg. Resulta injusto que solamente él recibiera el premio Nobel en 1958 por los descubrimientos que había hecho junto a su esposa.
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