La miel de la locura
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 15 de marzo 2025, 11:15
Secciones
Servicios
Destacamos
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 15 de marzo 2025, 11:15
Con frecuencia se asimila alimento natural con alimento saludable, una equivalencia que dista mucho de la realidad. Basta con recordar que algunas setas, por completo ... naturales, son muy venenosas, como ocurre con otros productos que nos brinda la naturaleza. Pero pueden encontrarse sustancias químicas indeseables en excelentes alimentos de los que, en principio, uno no sospecha.
Las grayatoxinas son un grupo de toxinas que se encuentran en los rododendros en pequeñas concentraciones, pero algunas especies que crecen en zonas cercanas al Mar Negro las contienen en mayor proporción y, en consecuencia, están presentes en la miel elaborada por las abejas que viven en ese entorno. Quien consume esta miel, la llamada miel de la locura o miel loca, se intoxica y experimenta un debilitamiento tal que deja al individuo postrado con una diversidad de síntomas que incluyen mareos, sudoración excesiva, vómitos, diarreas, malestar general y, dependiendo de la dosis, pérdida del conocimiento o al menos una muy notable pérdida de facultades.
Por fortuna, la toxina no es letal y los efectos desaparecen en pocas horas. La Historia proporciona un buen ejemplo del uso de este alimento como arma bélica. En el año 65 a.C. un grupo de aliados de Mitrídates, rey del Ponto en lucha con Roma, aniquiló una columna romana que cruzaba sus tierras. Para ello situaron en el camino recipientes con miel de la zona, y cuando las tropas romanas comieron el producto y sufrieron sus efectos perdiendo toda capacidad de lucha fueron atacadas por los nativos. Se estima que más de 1.400 soldados romanos fueron masacrados en el acto. Los atacantes urdieron perfectamente la trampa diluyendo la miel tóxica con otra inocua para que el efecto no fuese inmediato, lo que habría alertado a sus víctimas.
La imprudencia de las fuerzas romanas al consumir un alimento puesto a su disposición en un territorio hostil es impropia de su demostrada competencia militar, y resulta más sorprendente si se considera que Jenofonte en su Anábasis describe un episodio de intoxicación similar sufrido por las tropas griegas en su retirada hacia el mar tres siglos y medio antes. Sin embargo, en este caso el episodio fue casual y no estaban cerca fuerzas enemigas que pudiesen atacar a los soldados intoxicados.
Hoy en día podemos estar tranquilos, pues se tienen procedimientos que evitan estos problemas. Alimentos naturales sí, control de los productos, también. El resultado es el alimento saludable.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.