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Juan Carlos Solano y su equipo, en la Facultad de Económicas de la Universidad de Murcia. JAVIER CARRIÓN / AGM
Ser más joven y estudiar eleva la probabilidad de ocupar un puesto precario

Ser más joven y estudiar eleva la probabilidad de ocupar un puesto precario

Un estudio de la Universidad de Murcia analiza la precariedad laboral en el mercado de trabajo de los jóvenes (16-29 años) en España entre 2005 y 2019

MARÍA JOSÉ MORENO

Lunes, 31 de mayo 2021, 20:51

Estudiar, desde el punto de vista de la investigación, la precariedad laboral en jóvenes no es algo muy frecuente debido, principalmente, al hecho de que se considera que se debe pasar por un período, más o menos largo, de experimentación, aprendizaje, conocimiento de la realidad laboral, etc. Y no sería descabellado de no ser porque en las últimas dos décadas la sociedad española ha vivido hasta cinco reformas legislativas del mercado laboral que han provocado lo que, desde el grupo de investigación 'Reestructuración territorial y desigualdad social' de la Universidad de Murcia (ReTyDeS), es considerado una expansión de la coyunturalidad y de la inseguridad de los contratos en todos los grupos de edad; pero que ha afectado especialmente a los más jóvenes. En palabras de Juan Carlos Solano, miembro del grupo, «esta etapa supuestamente coyuntural se está haciendo demasiado larga. Es decir, parece que la temporalidad, la precariedad, la inseguridad se extiende a edades que trascienden la juventud».

Desde hace cuatro años, tanto él como otros miembros del equipo (Lola Frutos, Marcos Bote, Juan Antonio Clemente y José Ángel Martínez) se han centrado en el análisis de los determinantes de la precariedad laboral en el mercado de trabajo de los jóvenes (16-29 años) en España entre 2005 y 2019. «Somos un grupo de investigadores con un gran interés por los problemas sociales, y como sociólogos nos interesa analizar la desigualdad en todas sus dimensiones. Pero a nosotros nos gusta trabajar en temas quizá un poco olvidados», dice Solano.

Dejando aparte la idea generalizada de que el salto hacia la edad adulta conlleva un periodo de transición que ayuda a 'curtirse' en la vida. Lo que los investigadores de la UMU encontraron como punto de partida fue que salvo una minoría de jóvenes bien formados, con redes sociales de apoyo (sobre todo familiares y relacionales), la gran mayoría acostumbra a transitar durante un periodo demasiado largo de su vida joven por los senderos de la inestabilidad, la inseguridad o la explotación laboral.

Según Juan Carlos Solano, «durante la crisis económica era muy frecuente hablar de los ni-ni como un gran problema, y nosotros sabíamos que en el mejor de los casos se estaba sobrevalorando su dimensión. Y queríamos saber qué factores determinaban que los jóvenes cayeran en la precariedad». Además, –añade– «cuando estudias el concepto de patriarcado descubres que hay otras formas de dominación que no solo son las de género, sino también lo que se denomina el adultocentrismo. En otras palabras, existe una dominación adulta, que actúa como un bloqueo generacional. Una dominación simbólica que establece comportamientos 'deseables' y 'no deseables' que los jóvenes adoptan como propios y, por tanto, los jóvenes junto a otros colectivos sufren cierto tipo de marginación y dominación que hay que desentrañar».

Definición del término

Aunque el uso del término 'precariedad laboral' no es tan reciente, no es hasta las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo cuando se toma conciencia de cómo las transformaciones de la economía y del mercado laboral, especialmente de la dualización de la primera y de la segmentación de este último, influyen en un cambio del paradigma social y económico que estaba vigente hasta esa fecha.

Esta transformación afectó tanto al contexto social, como a las condiciones laborales de la mayoría de la población de las sociedades occidentales que ha llevado a extender el número de personas afectadas por la precariedad. Por ejemplo, hoy los trabajadores tienen serias dificultades en un entorno económico rápidamente cambiante, de mantener u obtener nuevas habilidades que les haga empleables. La robotización, la automatización de los procesos productivos, o la deslocalización les hace menos interesantes para el empleador. Y hay que entender que esta situación suele ser involuntaria y prolongada en el tiempo, lo cual hace al trabajador más vulnerable a contextos de explotación y de inestabilidad laboral.

Para el grupo ReTyDeS, la precariedad laboral es toda situación que lleva a los trabajadores a emplearse en condiciones de trabajo con incertidumbre, inseguridad o ausencia de garantías. Situaciones que generan inestabilidad y vulneración de sus derechos laborales. Pero existen otras definiciones del concepto, por ejemplo, algunos autores entienden que es todo tiempo de trabajo que sea indecente, indigno e injusto. Algo que, si bien es una forma muy clara de definir lo que es el trabajo precario, no permitía a los investigadores operativizarla, es decir, convertirla en una variable que se pueda medir. «Nosotros –en palabras de Solano– hemos preferido definirlo como el empleo que es incierto, impredecible y arriesgado desde el punto de vista del trabajador. Y la forma de operativizar este concepto es identificando todos aquellos empleos que o son opacos (contratos verbales o no regulados), o de formación, o fijos discontinuos; así como los trabajos temporales y a tiempo parcial».

Los investigadores del grupo ReTyDeS han diseñado una metodología aplicable al estudio de la precariedad laboral, que permite conocer y analizar qué factores la generan. Como razona Juan Carlos Solano: «Hemos aplicado técnicas multivariantes (regresión logística binaria y segmentación jerárquica) para identificar las variables que predicen la precariedad, y lo hemos hecho a través de la Encuesta de Población Activa, replicando el modelo en todos los años desde 2005 a 2019 en España, aunque esta metodología es exportable a otros países de la Unión Europea porque compartimos la misma estructura de esta encuesta».

Resultados

Algunos de los resultados que han obtenido pueden ser algo polémicos, pero son consistentes con otros estudios previos. Por ejemplo, han determinado que, en términos generales, el mercado laboral de los jóvenes no se caracteriza por una extensión generalizada de la precariedad. Desde 2005 hasta 2019 la probabilidad de tener un trabajo precario para un joven ha fluctuado, obviamente debido a los distintos contextos económicos, entre el 8% y el 20%.

Los resultados muestran también la persistente desigualdad entre hombres y mujeres, así como una mayor incidencia en las trayectorias vitales precoces de los jóvenes, es decir que los más jóvenes suelen tener empleos más precarios. Entre los hallazgos más relevantes, han encontrado que los factores que mejor predicen la precariedad son: la duración del contrato, la ocupación, el sector de actividad, la edad, la formación continua, el nivel de estudios, el estado civil y el género.

En base a esos resultados el grupo ha concluido que el perfil más llamativo sería el de una mujer que tiene un contrato en la empresa con una duración inferior a 6 meses, y que realiza algún tipo de formación, ya sea reglada o no reglada. «Por norma general se entiende que los que tienen trabajos precarios los tienen porque no tienen formación, y esto no deja de ser cierto, pero lo que hemos detectado es que existe un perfil común de jóvenes que abandonan pronto la formación básica reglada; y una vez que han accedido al mercado laboral se enfrentan a la necesidad de continuar su formación como una estrategia para abandonar los espacios de la precariedad laboral. Y este fenómeno es más intenso en el caso de las mujeres que de los hombres», dice Solano.

Es decir, que los jóvenes con contratos de corta duración que no estudian también tienen altas probabilidades de ser precarios, pero no tanto como los que sí estudian. En resumen: estar poco tiempo en la empresa, ser más joven y estudiar eleva considerablemente la probabilidad de ocupar un puesto de trabajo precario.

Con los datos sobre la mesa, el investigador de la Universidad de Murcia considera que «los resultados de esta investigación ponen de manifiesto la necesidad de profundizar en el efecto y el alcance de las políticas inclusivas de empleo, que hasta el momento no se han aplicado con empeño, porque éstas han sido sustituidas por medidas desreguladoras del mercado de trabajo, aunque se haya probado repetidamente que este tipo de políticas neoliberales son del todo ineficientes».

Un libro

Asimismo, tienen prevista la publicación de un libro antes de finales de año que han dividido en cuatro partes: la primera hace una revisión teórica muy exhaustiva de la precariedad; la segunda parte ofrece un diagnóstico sociohistórico de las últimas dos décadas del mercado de trabajo en España; la tercera, desarrolla la metodología que consideran innovadora y que han aplicado para la predicción de los determinantes de la precariedad laboral; y la cuarta y última, expone los resultados de la investigación.

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