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La ciencia del tiro libre perfecto

La ciencia del tiro libre perfecto

Sábado, 19 de febrero 2022, 13:34

Estos días se está disputando en Granada la Copa del Rey de baloncesto. Estamos viendo jugadas espectaculares, canastas inverosímiles y mates increíbles. Lo que poca gente conoce es que detrás de un deporte tan apasionante como el baloncesto se esconden muchas disciplinas científicas. ¿Qué ramas de la ciencia pueden ver los aficionados al básquet estos días en Granada?

Mis seis ejemplos favoritos son:

• La química de los materiales con los que se elaboran los balones donde juegan un gran papel el caucho, el nylon, el poliéster e incluso el zinc y el cobre empleados para serigrafiarlos;

• La geometría de la disposición de los jugadores en la cancha donde los sistemas de triangulaciones ofensivos diseñados por el mítico técnico Tex Winter se imponen desde que hicieron campeones a los Bulls de Michael Jordan;

• La importancia de la psicología deportiva en la preparación de partidos con tanta presión como los que se están disputando en la Copa del Rey de Granada;

• La segunda ley de la termodinámica que explica la razón por la que cada bote sucesivo de un balón suelto está más cerca del suelo;

• La propagación física de las ondas de choque que justifica la ruptura de un tablero tras colgarse un jugador con gran fuerza;

• La estadística que refleja que los jugadores profesionales de baloncesto ejecutan un promedio de cuarenta y cuatro saltos durante un partido, su frecuencia cardíaca promedio está cercana al 80-95% de la frecuencia cardíaca máxima, recorren de media ciento cincuenta y seis metros por minuto y reciben ocho impactos con fuerzas mayores a 5 g por minuto (una aceleración de 1 g es generalmente considerado como igual a la gravedad estándar).

Pero si hay una jugada clave en los partidos de baloncesto y donde la ciencia tiene mucho que decir es el tiro libre, un lanzamiento que describe una curva determinada por la misma física gravitacional que especifica el vuelo de un misil de balística o la órbita de la Tierra alrededor del Sol. La trayectoria parabólica de un tiro libre está compuesta por dos movimientos clásicos: i) Movimiento rectilíneo horizontal de velocidad constante; ii) Movimiento rectilíneo uniformemente acelerado con velocidad inicial hacia arriba donde la velocidad de avance vertical varía linealmente con el tiempo (primero es hacia arriba, luego se hace cero y, por último, va hacia abajo por acción de la gravedad).

Pero la ciencia no solo sirve para describir un tiro libre sino también para perfeccionarlo.

En un partido disputado en 1990 entre los New Jersey Nets y los Indiana Pacers, el pívot de los Nets Chris Dudley batió el record de la NBA de tiros libres fallados en un mismo partido. De 18 lanzamientos solo convirtió uno. En vista del desastre, científicos de la Universidad de Carolina del Norte decidieron llevar a cabo un análisis en profundidad para diseñar el tiro libre perfecto.

Durante más de cinco años los investigadores estudiaron las variables que inciden en el lanzamiento de un tiro libre y que son susceptibles de mejorar con el entrenamiento. Tras analizar miles de lanzamientos estas fueron sus seis recomendaciones desde el punto de vista de la biomecánica, la disciplina que estudia los movimientos del cuerpo humano y cuyo objetivo en las actividades deportivas es la caracterización y la mejora de las técnicas del movimiento a partir de conocimientos científicos:

1. En los movimientos que caracterizan al tiro libre la velocidad juega un papel fundamental. Sin embargo, los científicos llegaron a la conclusión de que calcular una velocidad óptima de lanzamiento no tiene sentido ya que un lanzamiento puede ser perfecto lanzado tanto a alta velocidad como a baja.

2. La altura a la que se realice el tiro libre es crucial. En el «lanzamiento perfecto» el balón se debe encontrar aproximadamente a 2,10 metros del suelo en el momento de partir de las manos del jugador. Por ello no es extraño ver a jugadores «bajitos» elevar mucho las manos antes de lanzar el balón a canasta en un tiro libre.

3. La fuerza exacta que debe imprimirse al balón es la que hace que llegue a 3,95 m. en el punto más alto de su trayectoria (luego empieza a bajar). Dicha altura coincide exactamente con la parte más alta del tablero.

4. La frecuencia del giro del balón (la cantidad de rotación hacia atrás que hay que darle, también conocida como 'backspin') debe de ser detres hercios por segundo. Dicho de otra forma: en el segundo que el balón tarda en llegar a la canasta debe dar tres vueltas enteras sobre sí mismo. No es tan difícil de lograr si se entrena correctamente.

5. El ángulo de salida del balón de los dedos del jugador debe de ser de 52 grados.

6. Finalmente, el lugar idóneo al que debe apuntar el lanzador es la parte del soporte que une el aro con el tablero. En caso de falta de precisión el error se «repara solo» mejor con ese tipo de fallo que si se apunta a la parte delantera del aro.

Además de la biomecánica del lanzamiento hay otros factores que influyen mucho en el éxito de un tiro libre: los aspectos psicológicos. Por eso no es de extrañar que, aun sabiéndose perfectamente la teoría, muchos jugadores de la NBA fallen un número elevado de tiros libres al no soportar la presión. El promedio de acierto es 'solo' del 70% y tan solo los mejores llegan al 90%. Uno de los mejores lanzadores de tiros libres que ha tenido la NBA, el canadiense Steve Nash, tiene un porcentaje del 90,43% en su carrera habiendo convertido 3.060 de 3.384 tiros libres lanzados. ¿Saben cuál es su principal consejo? Aprender la técnica correcta desde el punto de vista científico y luego practicar, practicar... y practicar.

Estimados lectores de LA VERDAD, espero que tras leer el artículo de hoy no solo vean el básquet con los ojos de aficionados a este maravilloso deporte sino también con la mirada de la ciencia. Lo disfrutarán aun más.

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