De la industria de colorantes a los profármacos
Alberto Tárraga Tomás
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 5 de abril 2025, 09:13
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Alberto Tárraga Tomás
Académico de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia
Sábado, 5 de abril 2025, 09:13
A finales del siglo XIX y principios del XX, la industria alemana producía cientos de nuevos colorantes azoicos, algunos de los cuales resultaron ser especialmente ... importantes en el campo de la medicina debido a su capacidad para teñir selectivamente los microorganismos patógenos, e incluso matarlos, sin daño para las células del organismo superior infectado.
En este contexto, cabe destacar el descubrimiento (1932) del Dr. Gerhard Domagk de que el colorante rojo rubí 'Prontosil' -sulfonamida sintetizada por Fritz Mietzch y Joseph Klarer, en Bayer-, protegía el organismo de los ratones contra el ataque de estreptococos. Aunque el 'Prontosil' había resultado ineficaz cuando las pruebas antibacterianas se habían realizado 'in vitro', lo utilizó, en 1935, en su hija de 6 años, que había desarrollado una infección por estreptococos. El tratamiento evitó la proliferación de las bacterias; la niña sanó por completo y salvó su vida.
Estos resultados animaron a Domagk a promover su uso en infecciones bacterianas y rápidamente se hizo extensiva su utilización por los facultativos. Sin embargo, había una pregunta que permanecía sin resolver: la razón de que el 'Prontosil' fuera efectivo en humanos y en animales, pero que resultara inactivo en cultivos bacterianos crecidos 'in vitro'. La respuesta llegó de las investigaciones del Dr. Fourneau y colaboradores (Instituto Pasteur, París) quienes demostraron que el 'Prontosil' se metabolizaba en el organismo humano para convertirse en otro compuesto ('sulfanilamida') que era la molécula que efectuaba el efecto farmacológico real.
Este descubrimiento motivó que los químicos sintetizaran más de 5.000 productos derivados de la sulfanilamida, de los cuales más de veinte fueron usados en la práctica clínica, puesto que las sulfamidas fueron los mejores fármacos antibacterianos durante la primera mitad de la década de 1940. Por el descubrimiento de las potentes propiedades antibacterianas del 'Prontosil', Domagk fue galardonado con el Nobel de Fisiología o Medicina en 1939.
No obstante, hay que subrayar que no fue hasta 1958 cuando el Prof. Adrian Albert acuñó el término de «profármaco» para describir a todos aquellos compuestos que necesitan una biotransformación química o enzimática para ejercer su efecto farmacológico, como fue el caso del 'Prontosil'.
Actualmente, el interés creciente por los profármacos, por parte de la industria farmacéutica, hace que sean una parte integral del proceso de descubrimiento de fármacos. Como ejemplo de profármacos entre los compuestos comercializados más vendidos, en este momento, podemos citar el omeprazol (antiácido), el valaciclovir (antiviral) o el enalapril (antihipertensivo).
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