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JOSÉ MANUEL LÓPEZ NICOLÁS
Lunes, 7 de noviembre 2016, 22:52
Aunque no lo crean, el sudor es bueno. Lo necesitamos para regular la temperatura corporal, proteger a la piel frente a la sequedad y eliminar toxinas. Sin embargo, por nuestra salud y por la de los demás, debemos manejarlo de la mejor manera posible. ¿Cómo hacerlo? Veamos.
Está establecido que más del 90 % del sudor es agua y el 10 % restante está compuesto por sales minerales y materia orgánica procedente de nuestro metabolismo. Nada más ser secretado es un producto inodoro, pero rápidamente es transformado en mal olor por las bacterias que viven en las axilas. El metabolismo de estas bacterias excreta sustancias químicas como el ácido butírico (también responsable del aroma de muchos quesos), el ácido caproico o el ácido (E)-3-metil-2-hexenoico, principal responsable del mal olor del sudor.
Para combatir el mal olor, el mercado nos ofrece tres alternativas: el uso de desodorantes, antitraspirantes o enmascaradores. ¿Cuáles son sus diferencias?
Los desodorantes tienen una triple acción: combatir la población bacteriana que da lugar al mal olor gracias a la acción antimicrobiana de bactericidas como el triclosan o algunos quelatos metálicos; impedir que la zona se reseque con la presencia de algún ingrediente en su composición que proteja la pérdida de humedad (es el caso de glicoles, glicerina, polietilenglicol o alcohol esteárico) y proporcionar un buen olor gracias a la presencia de algún agente aromático como el geraniol, citral, linalool o limoneno.
Por otra parte, la única función de un antitraspirante es reducir parcialmente la cantidad de sudor secretado al exterior mediante el uso, principalmente, de sales de aluminio o de zinc. Tradicionalmente se ha pensado que estos compuestos químicos contraían los poros por los que sale el sudor. Sin embargo, actualmente está establecido que el aluminio y la proteína superficial de la piel que bloquea los poros forma una especie de precipitado que da lugar al efecto antitraspirante. Con el paso del tiempo la piel va eliminándose y con ella se va también el precipitado. Por esta razón la acción del antitraspirante es temporal.
Finalmente, el enmascarante, también conocido por Body Spray, camufla el olor mediante la presencia en su composición de un perfume bastante intenso, pero sin llegar a regular ni el sudor ni la población bacteriana. No se lo recomiendo.
Veamos ahora el debate generado acerca de los riesgos de usar cierto tipo de antitraspirantes, en concreto los que llevan aluminio en su composición para reducir el sudor excretado.
¿Son ciertas las informaciones que acusan a estos antitraspirantes de inducir cierto tipo de cánceres o alzhéimer por la presencia de aluminio entre sus ingredientes? ¿Es una estrategia de marketing o tienen rigor científico los nuevos desodorantes con piedra de alumbre?
Aunque hay algunos estudios que afirman que el aluminio se comporta como un neurotóxico cuando alcanza concentraciones suficientes en el cerebro, extrapolar estos estudios a lo que podría ocurrir si ustedes usan desodorantes con aluminio carece de rigor científico. Como muestra dos botones.
A finales de siglo XX diferentes grupos de investigación demostraron que los cerebros de afectados de alzhéimer no contenían cantidades significativas de aluminio y que todos aquellos estudios que dieron lugar a la surrealista relación entre aluminio y alzhéimer en los sesenta y setenta tuvieran graves fallos metodológicos. Por otro lado, otros estudios muestran cómo la cantidad de aluminio que puede absorberse a través de los poros de la piel es más de mil veces inferior a la cantidad considerada como peligrosa. Los antitraspirantes con aluminio también se han relacionado con el cáncer de mama. Sin embargo, diversas revisiones científicas e institutos oficiales han emitido numerosos informes que afirman que no existe una relación causa/efecto entre el uso de desodorantes o antitraspirantes y la aparición de cáncer de mama.
Entonces, si el uso de aluminio en antitraspirantes no ha demostrado tener ningún riesgo sobre la salud... ¿por qué han aparecido en el mercado infinidad de productos que emplean 'mineral de alumbre' en lugar de sales de aluminio? Es solo una estrategia de marketing.
Los antitraspirantes tradicionales emplean una sal de aluminio, concretamente el clorhidrato de aluminio, para reducir la presencia de sudor. Pues bien, como eso de clorhidrato de aluminio suena mucho a química, y para mucha gente 'química = caca', diversas empresas buscaron alternativas al uso de dicha sal de aluminio. Dicha búsqueda dio como resultado la aparición de los desodorantes con mineral de alumbre... mucho más 'natural'.
Antes de analizar su composición sería bueno recordar que el uso de piedras de alumbre para evitar olores corporales está descrito desde los tiempos de los romanos que se pasaban la piedra de alumbre por la axila gracias a sus propiedades cicatrizantes y bactericidas. Respecto a la composición del mineral de alumbre que muchos consumidores compran por considerarlo un producto 'natural' en el que no existen productos químicos, es importante destacar que estamos hablando de un sulfato doble de aluminio y potasio, que puede ser sintetizado en el laboratorio a partir de la bauxita, y que excepcionalmente puede encontrarse libre en la naturaleza. Sí, lo ha leído bien, el mineral de alumbre también posee aluminio en su composición y, además, tiene un comportamiento en disolución exactamente igual que el clorhidrato de aluminio. Una vez que se pone en contacto con el sudor esta sal de aluminio y potasio se disocia y volvemos a tener libre el ión aluminio que realiza el mismo papel que desempeñaba el clorhidrato de aluminio al que venía a sustituir... aluminio incluido.
¿Y qué ganan las empresas que venden desodorante con 'mineral de alumbre' como sustituyente del clorhidrato de aluminio si en ambos casos la seguridad es la misma? Está claro. Usar un eslogan mucho más 'natural' y menos 'químico'... hasta hay casas comerciales que se les ha ido de las manos todo esto y emplean surrealistas mensajes publicitarios como «Sin aluminios dañinos» o «Compuestos de aluminio naturales».
Estimado lectores, a pesar de que el miedo vende, y muchas empresas se aprovechan de ello, la seguridad de los productos cosméticos que se comercializan está asegurada.
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