

Secciones
Servicios
Destacamos
M. J. MORENO
Viernes, 17 de junio 2016, 07:56
El grupo se centra ahora en buscar los que hacen a la planta del tomate más tolerante a la salinidad del agua
En un lugar como la Comunidad Autónoma de Murcia, caracterizado por la escasez de agua y donde la agricultura supone una de las principales actividades económicas, no es de extrañar que existan numerosos grupos de investigación dedicados a buscar soluciones que permitan mejores rendimientos de los cultivos y un mayor aprovechamiento de los recursos.
Uno de ellos es el grupo de Estrés abiótico, producción y calidad que dirigen, en el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), Francisca Sevilla y María del Carmen Bolarín, y que está reconocido por la Fundación Séneca como uno de los quince grupos de excelencia investigadora de la Región.
En concreto, centran sus esfuerzos en «estudiar los procesos de adaptación de las plantas a las condiciones de estrés más habituales en las zonas mediterráneas, fundamentalmente estrés hídrico (escasez de agua) y estrés salino (salinidad en el suelo o en el agua de riego)», en palabras de Bolarín. Añade que «el objetivo principal es identificar caracteres y procesos asociados a tolerancia a estos estreses y desarrollar estrategias de adaptación que permitan a las plantas mantener buenos niveles de producción en esas condiciones adversas».
El problema de la sequía lleva a que se deban utilizar para el riego aguas de una calidad media, moderadamente salinas, que si se consigue que no disminuyan la producción puede llegar a suponer una ventaja ya que, como explica la investigadora del CEBAS, «se ha demostrado que este tipo de aguas aumentan la calidad de los productos que se obtienen».
Hasta el momento han llevado a cabo diferentes estrategias para conseguir mejorar la tolerancia de los cultivos a distintos tipos de estrés pero, en los últimos tiempos, gana fuerza la línea destinada a la identificación de genes que intervienen y controlan la resistencia de las plantas cultivadas a la salinidad y la sequía, algo que por ahora solo se ha conseguido en especies modelo.
Uno de los grandes retos de este grupo es el de lograr su identificación en plantas de interés agronómico en la Región como es el tomate. Actualmente están centrados en estudiar las respuestas fisiológicas, genéticas y moleculares de mutantes de tomate que estén afectadas en la tolerancia, es decir, «en conocer qué genes hacen que el tomate sea más tolerante a la salinidad de las aguas». Algo para lo que utilizan distintas estrategias biotecnológicas.
El equipo del CEBAS posee una colección de distintos mutantes de tomate que están analizando desde esas tres perspectivas, gracias a una estrecha colaboración con un grupo de mejora biotecnológica del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de Valencia (codirigido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Politécnica de Valencia) y con otro de biología molecular de la Universidad de Almería.
Ya cuentan con algunos mutantes que son de gran interés, porque se han identificado unos pocos genes reguladores, es decir, capaces de controlar el desarrollo de comportamientos (en este caso de la respuesta a la salinidad). Por ejemplo, según María del Carmen Bolarín, «uno de los genes que han identificado afecta al cierre estomático, lo que quiere decir que en condiciones de sequía esta planta va a ser capaz de cerrar mejor los estomas y conseguir un uso eficaz del agua».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.