Secciones
Servicios
Destacamos
JUAN PEDRO SANZ ALARCÓN
Lunes, 27 de abril 2020, 21:42
Nuestra disciplina profesional, la arquitectura, siempre ha sido un agente social de vital importancia, aumentando su valor aún más si cabe en periodos históricos de ... crisis. La arquitectura tiene un significado social y cultural que va más allá de lo pragmático.
La emergencia sanitaria en la que vivimos actualmente ha provocado, de modo inevitable, un debate abierto en la sociedad sobre nuestros hogares. La reflexión se plantea sobre cómo son las casas en las que vivimos y, con una visión optimista, pone el punto de mira sobre cómo deben ser las casas en las que viviremos. Es en este momento donde nuestro papel cobra sentido como principales actores en la construcción de los espacios en los que desarrollamos nuestras vidas.
Hasta ahora, en muchos casos, la vivienda tenía un uso parcial dentro de las intensas jornadas de trabajo. La revolución que ha supuesto el confinamiento ha puesto en carga, de forma extrema, las opciones y posibilidades de nuestros hogares. A todos nos está sirviendo para comprobar de manera personal, los requisitos que demandamos de ellos y a su vez, las posibilidades que nos ofrecen. Este grado de análisis generalizado nos emplaza a mirar de otro modo y afrontar la disyuntiva entre si la vivienda está a nuestro servicio o nosotros al servicio de ella. Las carencias que la sociedad determine, para mejorar el carácter y acondicionamiento de las casas, tendrán respuesta en la arquitectura de mañana.
En estos momentos se nos está ofreciendo la extraña oportunidad de visualizar las atmósferas de los interiores domésticos, convertidos en escenarios públicos, construyendo en nuestras retinas un atlas de imágenes que retratan los hogares, que de algún modo nos conduce al recuerdo de los últimos proyectos artísticos del fotógrafo alemán Michael Wolf, como 'TheTransparent City', que acerca su mirada analítica a la vida interior de los apartamentos de Chicago, como taxonomía de la complejidad de la cotidianidad de la ciudad contemporánea. La casa aparece como espacio personal, múltiple y heterogéneo.
Nuestro 'ojo clínico', como colectivo profesional, nos permite comprobar lo evidente, que el espacio no es la única materia prima de la arquitectura. Hay que hacer sitio a lo permanente y a lo efímero. Sin embargo, la riqueza funcional, de carácter virtual, que esta permitiendo la incorporación de las nuevas tecnologías en los hogares, tal y como ya lo aventuraron los arquitectos Serge Chermayeff y Christopher Alexander en los años sesenta en su ensayo 'Comunidad y privacidad': «La vivienda, transformada por la electrónica, ya no es un refugio: es la arena del circo. Sirve como mercado, foro, estadio y escuela; es teatro y cinematógrafo a la vez. Con solo apretar un botón, uno puede elegir»; no debe olvidar las posibilidades que siempre ha tenido el espacio arquitectónico como contenedor construido que da la capacidad de implementar los modos de vida. Por ello, debemos reivindicar lo necesario de la arquitectura para vivir mejor.
La casa ha de ser flexible, capaz de asumir transformaciones inmediatas y a medio plazo adaptándose al ciclo de vida de sus habitantes. Se debe abandonar el modelo tipológico que ahonda en la seriación de modos de vida, apostando por la versatilidad que permite, por ejemplo, la desjerarquización del espacio doméstico construyendo estancias equitativas polivalentes.
La vivienda contemporánea se comienza a entender, en un camino sin retorno, como un servicio. Las nuevas generaciones, van a demandar más y mejor a los hogares. La arquitectura ha estado, está y estará siempre para dar respuesta.
Juan Pedro Sanz Alarcón es vicedecano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Región de Murcia (COAMU).
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.