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Daniel Genaro Pérez Tárraga
Historiador del Arte y gestor cultural
Sábado, 30 de noviembre 2024, 07:48
Rafael Tegeo es uno de los pintores españoles más importantes del siglo XIX. Nadie osará ponerlo en duda. ¿Pero quién fue Rafael Tegeo, pintor? No ... debe provocarnos sonrojo no tener respuesta a esa pregunta, o poder decir tan solo que fue un pintor del siglo XIX nacido en Caravaca, algunos incluso podrán añadir que hay un cuadro suyo en el Santuario de Caravaca. Y unos poquitos agregarán que el Museo del Prado o el Museo del Romanticismo también conservan algunos de sus cuadros.
Si algo caracteriza al artista es su obstinación para lograr convertirse en pintor, y para ello luchó durante toda su vida.
El inicio de su historia puede ser casi tomado por un cuento, pero no es ficción, es su vida. En él siempre pesó el sino de ser artista, era su destino.
Rafael Tegeo, nacido el 27 de noviembre de 1798, era el sexto hijo del matrimonio de origen lorquino formado por Pedro Luis Texedor y María Ana Díaz, residentes en la villa de Caravaca. Tras Rafael tendrían otros dos hijos, siendo el menor de todos Lorenzo, al que siempre le unió una gran complicidad, nacido en 1804.
Su niñez se vio sacudida por la Guerra de la Independencia, incluso es probable que Rafael pasase por la Escuela Militar para Jóvenes creada en Caravaca en 1808 -para adiestrar niños entre 8 y 15 años-. Recordemos que durante esos años Caravaca es asediada por el invasor francés, que saquea, mata y toma como botín de guerra la custodia-ostensorio de la Vera Cruz -la reliquia había sido escondida por precaución-. Tras la huida de los franceses, el adolescente de 15 años marcha a estudiar a Murcia, a la Escuela de Dibujo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Allí, durante su último año, tiene como profesor de dibujo al escultor genovés Santiago Baglietto. Con 18 años ya le encontramos en Madrid, formándose en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se convierte en discípulo del pintor neoclásico José Aparicio. Con 24, terminada su formación y tras haber estado casi un año como ayudante del pintor paisajista Fernando Brambrila, decide marchar por sus propios medios a Italia.
El joven artista está decidido a perfeccionarse como pintor en la Ciudad Eterna. Su familia no aprueba este viaje, por lo que Tegeo, que estaba decidido, había enviado gran parte de sus ahorros a Roma, y acordado un plan con su hermano Lorenzo, y mientras el resto de la familia disfruta de un día de campo, Rafael parte hacia el puerto de Cartagena. Cuando sus familiares conocen la noticia, ya nada pueden hacer para evitar su partida. Tomará un barco con rumbo a la península itálica, pero la desgracia le acecha y hace que el barco naufrague. Tegeo logra ser rescatado tras haber entregado a los marineros que le recogen de las aguas todo el dinero que llevaba consigo para que lo rescatasen y le llevasen a Roma. El artista pasa casi 5 años allí, ganándose la vida pintando. Con 25 pinta 'La curación de Tobías', que expondrá públicamente en el Panteón de Roma, convertido en iglesia, y que suscita la admiración pública. El embajador español pide a Tegeo que obsequie el cuadro al rey Fernando VII, pero el pintor se niega y lo conserva consigo. Ese cuadro no es para el rey, tampoco lo venderá, a pesar de que el dinero que le habría reportado le hubiera sido muy provechoso e incluso necesario.
Lo conservará hasta su retorno a su tierra, a Caravaca, en 1827, cuando lo donará al Santuario de la Vera Cruz, momento en que se añade la siguiente inscripción: 'En el año de 1827 hizo donación de este cuadro a la iglesia de la Stma. Cruz su autor Rafael Tejeo, natural de Caravaca'. Este regalo, es en realidad un exvoto a la Cruz por haberle salvado del naufragio y por haberle brindado su protección durante la estancia italiana, que no debió ser nada fácil, tan lejos de su tierra, de su familia, de sus amigos, sin conocer la lengua, sin ayudas ni pensiones. Solo, viviendo de su trabajo en la gran meca del arte, una ciudad llena de artistas en la que sólo era un pintor recién llegado, deseoso de cumplir su sueño de ser artista, un extraño más en la populosa urbe.
Ha supuesto un lastre considerable en la fortuna posterior de su reconocimiento artístico el hecho de que la mayor parte de su obra este conformada por retratos y composiciones, encargos de comitentes particulares que los conservaron con celo en sus colecciones, y de colección en colección han ido transitando, privándoles de la pública contemplación. En su tierra poquísimos cuadros quedaron, pero con el paso del tiempo algunos se han ido recuperando.
La exposición 'El siglo de Tegeo' supone un acontecimiento excepcional para que veamos, observemos, contemplemos, admiremos y disfrutemos con orgullo del arte de Tegeo.
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