![La influencia italiana en Nicolás y Francisco Salzillo](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202205/28/media/cortadas/SALZILLOO-kVrG-U170237835319CtD-1248x770@La%20Verdad.jpg)
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María Teresa marín torres
Sábado, 28 de mayo 2022, 10:16
En estos días en que se vuelven a estrechar los lazos que nos unen con Santa Maria Capua Vetere, es interesante traer a colación la figura de Domenico Vicenzo Nicola Salzillo Gallina (1672-1727), padre del genial escultor murciano Francisco Salzillo. Los estudios de los ... especialistas, desde los iniciales de Sánchez Moreno o López Jiménez, pasando por los de Sánchez-Rojas, Belda, Segado, Ramallo o De la Peña o más recientemente por Di Liddo, Laurenza, Esteban o Fernández Labaña, nos han ido descubriendo a un escultor de gran interés formado con los más reputados artistas napolitanos dedicados a la creación de imágenes en madera policromada. Una producción que tenía una amplia demanda por parte de los virreyes, que enviaban desde la ciudad partenopea a España una cantidad importante de obra que está siendo muy estudiada en los últimos años.
Los maestros del padre de Salzillo fueron los hermanos gemelos Aniello (1633-1696) y Michele Perrone (1633-1693), hijos del también escultor, Giuseppe, de los que se conocen datos de primera mano gracias al gran biógrafo de los artistas napolitanos en el siglo XVIII, Bernardo de Dominici. Su estudio, publicado entre 1742 y 1745, escrito con el método de Vasari, es una importante fuente de referencia. Allí hablaba de «virtuosos artífices» de la escultura de los que no tenía noticias dado que se habrían marchado a trabajar a España, como ocurrió precisamente con Nicolás Salzillo. Por ello, durante muchísimo tiempo, fue el gran desconocido entre los estudiosos italianos, hasta que llamó la atención de Borrelli ya en el siglo XX.
El padre de Bernardo de Dominici fue pintor y trabajó en un momento puntual con Aniello Perrone, pues este dedicaba buena parte de su tiempo a la factura de monumentos efímeros, como el que hizo para la boda y los funerales de la reina María Luisa de Orleans o en la canonización de San Pascual Bailón. Con estos datos de primera mano consideraba a Aniello como artista superior a Michele, pues habría realizado una estancia en Roma para estudiar las antigüedades y el trabajo del gran Bernini. Sabemos también por Dominici que Aniello fue invitado por el virrey, el conde de Monterrey, para ir a trabajar para la corte española, pero sus enfermedades impedirían su marcha. Michele no estaría tan capacitado como su gemelo y tendría más éxito en la producción de belenes y en obras de oratorio.
El taller de Aniello contó con muchos oficiales, entre los que se encontró en su etapa final nuestro Nicolás Salzillo. Se conoce el contrato de aprendizaje que firmó su padre Francesco en 1689, para que el joven escultor, que en aquel entonces contaba con dieciocho años, pudiera formarse durante un periodo de ocho en «el arte de la escultura». Otros discípulos famosos fueron los también hermanos Gaetano y Pietro Patalano, cuyo taller compitió en el momento con el de Nicola Fumo, discípulo de Cosimo Fanzago, el más reputado escultor que trabajó en la Nápoles del Seicento. A Fumo se le atribuye esa soberbia obra con la que contamos en la Región de Murcia, como es la Virgen de las Maravillas de Cehegín, como napolitana sería la Virgen de la Caridad de Cartagena, atribuida a Giacomo Colombo, de la misma generación que Nicolás Salzillo.
Desconocemos qué razones llevaron al sammaritano a instalarse en Murcia. Las obras arriba citadas ya nos están hablando del comercio que existía entre el puerto de Nápoles y los de Cartagena y Alicante. Giovanni Laurenza estudió la conexión que tendría el virrey don Fernando Joaquín Fajardo, marqués de los Vélez, con el convento franciscano de Santa Maria Capua, donde profesaron las hermanas de Nicolás. Pero también la seda nos llevaría a los comerciantes italianos que vivían en Murcia, como es el caso del genovés Jerónimo Muzio, que se convertiría en el suegro de Nicolás, al casarse con su hijastra, Isabel Alcaraz, hija del primer matrimonio de su mujer Magdalena Gómez con el toledano Juan de Alcaraz.
Nicolás Salzillo se adaptó muy bien al gusto de la sociedad murciana. Y ello puede comprobarse en la misma evolución de su obra, desde su 'Última Cena', actualmente en el Paso Morado de Lorca, hasta las de su producción final, como es el caso de su San Sebastián, hoy en la iglesia de San Bartolomé. Con ingeniosa ductilidad, también se dejó influir por los otros artistas que trabajaron en la ciudad como Nicolás de Bussy o Antoine Dupar. Pero, sin duda, su formación napolitana estuvo siempre muy presente en su obra, como se ve en el Arcángel San Miguel o en Santa Catalina, titulares de sus parroquias murcianas homónimas. Y, como es lógico, se dejó sentir en la obra de su hijo Francisco. De hecho, durante muchos años, mucha obra napolitana en España se catalogaba como posible obra de los Salzillos.
En conclusión, la influencia italiana en la obra de Francisco fue de primera magnitud gracias al magisterio de su padre. Su obra nos lleva al barroco romano y a la escuela napolitana, por no hablar de otros posibles influjos, como el barroco francés de Pierre Puget, a través de Dupar, o de la misma escuela granadina, que daría para otros artículos.
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