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Una mujer observa la obra 'Wood Meat Dress', una de las piezas de Ryden en el CAC.
El país de las maravillas  de Mark Ryden
EXPOSICIÓN

El país de las maravillas de Mark Ryden

La primera gran exposición en Europa del padre del llamado 'surrealismo pop' ha pasado por el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga

BEGOÑA RODRÍGUEZ

Lunes, 6 de marzo 2017, 21:48

Leonardo DiCaprio es un ardiente coleccionista de sus pinturas macabras. Katy Perry se refiere a sus imágenes en los mensajes de Twitter, y Amanda Seyfried prácticamente ha suplicado ser su musa: «Me encantaría que él pintara una caricatura de mí con sangre goteando por mi garganta y yo sosteniendo un gato muerto», comentaba en una entrevista. ¿Y ese vestido de carne cruda que Lady Gaga se puso en MTV hace unos años? Influencia brutal de una de sus obras más conocidas...

Hollywood parece adorar a Mark Ryden (Oregón, EE UU, 1963) pero, como muy bien apunta Brooks Barners, es difícil juzgar si la clase dominante del mundo del arte ve sus trabajos con los mismos ojos. Si bien es cierto que grandes coleccionistas como François Pinault son dueños de su trabajo, también lo es que una gran cantidad de gentes del mundo artístico parecen avergonzarse de la mezcla de gusto kitsch con carnes por doquier. Pero como muy bien apunta María Bell, presidenta del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York y poseedora de varias pinturas de Ryden: «Su trabajo es profundamente polarizante y fácilmente descartable, pero lo peor que puede pasarle a un artista es el consenso. Y sus oponentes están equivocados», defiende. «Realmente siento que está preparado para tener un reconocimiento más amplio».

Ryden, que pasa la mayor parte de su tiempo solo en un acogedor estudio en el barrio Eagle Rock, en Nueva York, no se preocupa de los comentarios y sigue trabajando en sus cuadros -unos cinco al año y que se cotizan desde los 100.000 a los 2 millones de dólares- pintando lentamente bajo una lupa. El ambiente lo pone el incienso y la música en estéreo de grupos como los Sneaker Pimps. «Me gusta el realismo en el que te puedes perder», dice en una entrevista. «Los artículos kitsch, que me fastidian o me atormentan a mí o a otros, se basan generalmente en cosas que he recogido», normalmente en mercadillos o incluso a través de ebay. En cuanto a la carne (en sus cuadros aparecen jamones, filetes sangrientos, ristras de salchichas) explica que «para mí, es un puente entre físico y espiritual. Lo que mantiene nuestro espíritu en este mundo es nuestra carne».

Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) y comisario de la primera gran muestra de este artista que ha podido verse en Europa, destaca su relevancia: «Todo el mundo sabe la importancia que tuvo el surrealismo en el siglo XX y años después el pop, dos de los movimientos que han marcado el arte posterior. Y el inventor del 'Surrealismo pop' es Mark Ryden, gracias a lo que se ha convertido en un artista de culto, en una leyenda que ha modificado completamente las estructuras estéticas de muchísimas generaciones en todo el mundo. Ha logrado también llevar el 'street art', el arte urbano, a las galerías. Aunque él sea un artista de museo, de galería».

Inocencia y perversión

Lo idiosincrático de Ryden, según Francés, es que «tiene una estética figurativa, romántica, basada en los sentimientos y no en el pensamiento; es muy sentimental en las formas y, sobre todo, muy surrealista. Los personajes, los símbolos que aparecen en sus cuadros y esculturas transportan al espectador a un escenario casi de ensoñación, de cuento. Y eso es lo que le ha convertido en el líder mundial de uno de los movimientos más renovadores del arte actual».

Rydell también es famoso por su enigmáticas composiciones en las que mezcla monstruos y niñas (a veces desnudas). «Esa mezcla de inocencia y perversión -comenta Francés- es lo que le hace tan especial, y una de sus señas de identidad. Al usar esa iconografía próxima a un espectro infantil e ingenuo, pero al mismo tiempo en situaciones controvertidas, puede poner a los que miran sus obras en situación de crisis. Se mueve en territorios muy ambiguos, muy insólitos en el arte actual y cuando nos enfrentamos a algo insólito nos conmueve. Para bien o para mal, pero nos conmovemos».

Francés explica que la exposición se llama 'La Cámara de las maravillas' porque en el estudio de Ryden se acumulan cantidad de objetos comprados por él en rastrillos, librerías, anticuarios, que tienen mucho de fetiche. Se parecería mucho a las cámaras de las maravillas de los siglos XVI o XVII en las que las clases burguesas atesoraban todo tipo de cosas (libros, muebles, arte, cerámica...) sin ningún tipo de criterio o de clasificación». «Esas cámaras eran anteriores al concepto de museo -asegura Fernando Francés- y la obra de Ryden funciona un poco de esa manera. Dentro de sus cuadros hay cantidad de imágenes que aparentemente no tienen nada que ver unas con otras pero que pueden convivir en el mismo escenario. Lo que importa son las relaciones que se pueden establecer entre esos objetos que, en principio, no tienen nada que ver».

Las claves de su obra

En la exposición pueden verse 55 obras de Ryden de los últimos 20 años y es la muestra más grande que se ha hecho nunca sobre el autor, entre otras cosas, porque es muy complicado reunir sus obras, «ya que son muy valiosas y que están en manos de coleccionistas americanos, que son los más difíciles a la hora de conseguir que presten sus obras de arte. (...) Hemos tenido que firmar voluminosos contratos con gabinetes de abogados americanos. Ha sido muy complejo», explica Francés.

Entre las obras expuestas está la portada del disco 'Dangerous', que Ryden pintó para Michael Jackson y que muchos sitúan a la altura de la de 'Sargent Pepper's', de los Beatles. También, la perturbadora serie 'The Snow Yak Show' (niñas desnudas de las que nacen conciencias o monstruos); la desconcertante serie 'Blood' (niños que lloran sangre); 'The Metal Show', una pieza rarísima que sólo se ha visto en una ocasión antes de ahora; o 'El árbol de la vida', la obra sobre la que he basado todo el texto del catálogo -escrito por el comisario de la exposición- «y en la que podemos descubrir todas las claves de su obra, desde su amor por la naturaleza hasta sus interrogantes sobre el destino del mundo; sin olvidar su propia biografía, ya que toda su obra tiene un gran componente autobiográfico».

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