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BORJA CRESPO
Viernes, 17 de junio 2016, 08:32
'La pintura y el cómic', de Asier Mensuro y Luis Gasca, aborda la influencia de los maestros del pincel en los tebeos y novela gráfica
Las sinergias entre la historieta y el arte cinematográfico son vox populi, pero las influencias entre diversas disciplinas artísticas dan para mucho más, aunque no tengan semejante calado entre el gran público. La pintura y el cómic también interactúan entre sí, dando pie a interesantes resultados. Obras maestras de grandes pintores han inspirado a dibujantes y el rico lenguaje empleado en las viñetas es una referencia indispensable en la trayectoria de algunos artistas pictóricos populares. El libro 'La pintura y el cómic' (ed. Cátedra) pretende dejar constancia de la fusión creativa de dos artes que no siempre están consideradas a la misma altura. Estudios de esta naturaleza son necesarios para hacer justicia al mundo del tebeo y la novela gráfica. El panorama editorial está aquejado de una clara falta de ensayos de altura que enaltezcan una forma de expresarse que actualmente vive uno de sus mejores momentos. Asier Mensuro y Luis Gasca firman este estudio riguroso, con una extensión nada desdeñable de 348 páginas repletas de imágenes excepcionales que ilustran la mimada teoría que disecciona el enriquecedor cruce de medios.
El concepto del libro, fiel reflejo de una unión ejemplar, es de Mensuro, comisario de exposiciones y autor de varios títulos especializados. «Surgió hace muchos años, en mi etapa de estudiante de Historia del Arte», cuenta el propio escritor sobre la génesis del proyecto. «Al ser aficionado a los cómics de toda la vida, enseguida me daba cuenta de los guiños que las historietas hacían a la historia de la pintura, desde los más obvios a los más difíciles de captar. Enseguida comprendí que era un tema más amplio y complejo de lo que parecía a primera vista». Se le ocurrió transmitir su idea a Luis Gasca, veterano y loado experto en cine y cómic. «Posee un fantástico archivo de cómic en el que seguro iban a aparecer muchas referencias que yo recordaba haber leído y otras que yo no conocía», continúa su compañero de letras. «Preparamos un pequeño texto sobre el contenido y filosofía del libro, lo presentamos al editor en Cátedra y se interesó inmediatamente por el tema, ya que encajaba perfectamente en la filosofía de la colección Signo e Imagen. Publicar en esa colección, referencia en mis años de aprendizaje, es una de las cosas que me ha hecho más feliz».
Un estudio exhaustivo
Por un lado, 'La pintura y el cómic' es un estudio organizado como un manual clásico de Historia de la Pintura. Arranca con la prehistoria y llega hasta las vanguardias del siglo XX. Por otro, es un libro sobre el cómic y su historia. Así, se puede comprobar por ejemplo cómo pintores como Alfons Mucha han influido en el estilo de dibujantes como Adam Hughes y Joe Quesada. También se analizan temas interesantes como la importante relación que mantienen en la actualidad los grandes museos de arte con la historieta. «Creo que las creaciones contemporáneas más destacadas surgen de la interdisciplinariedad y mezcolanza de las artes», indica Mensuro, amante de las viñetas de Winsor Mc Kay, Richard Corben, Moebius, Gradimir Smudja, Max y Javier Olivares. «La interacción entre pintura, que es un arte clásico, y cómic, que es un arte contemporáneo, es un tema que debería interesar a cualquier amante de la iconografía contemporánea. Hemos escrito el libro pensando en un público así de amplio». Es, por tanto, un título recomendable para la iniciación de los aficionados al cómic en el mundo de la historia de la pintura y viceversa. «Me parece una herramienta muy útil para la educación. Si los profesores de instituto de Historia del Arte iniciaran sus clases con una viñeta del libro, se metían al alumnado en el bolsillo».
Para Mensuro, el hito fundamental en la historia de la confluencia entre los medios protagonistas de su libro, escrito junto a Gasca, es la exposición de cómic del Museo del Louvre y la colección de 'bande dessinée' que coedita junto a la editorial Futurópolis. «Es la apuesta más clara y con espíritu de continuidad en el tiempo en lo que se refiere a la relación entre el museo y el cómic», señala. «El cómic sobre Dalí que se editó con motivo de la exposición antológica del pintor catalán en el Centro Pompidou y el Museo Reina Sofía es otro buen ejemplo». Recientemente el Thyssen encargó al dibujante M.A. Martín un álbum con motivo de la muestra 'Mitos del pop'. «Me parece una idea muy interesante y una obra muy adecuada como complemento a una exposición sobre Pop Art. No se trata de un catálogo razonado de la exposición, sino de una obra de cómic que permite al museo acercarse a un público distinto al habitual». En 2009 en el Guggenheim Bilbao se pudo ver una interesante exposición sobre el artista japonés Takashi Murakami, en cuyo estilo es evidente la estética del manga, léase cómic japonés. «Hay autores que han trabajado en ambos campos. Pienso por ejemplo en Ceesepe. Es uno de los principales pintores de la movida madrileña pero también fue uno de los ilustradores de portadas habituales de la revista 'El Víbora' en los 80».
El texto de 'La pintura y el cómic' permite al lector descubrir, o confirmar, la inspiración de algunos autores de renombre en cuadros reconocidos: imitan la composición de las figuras, sustituyéndolas por los personajes de papel, o hacen uso de la luz y el color de un lienzo en sus viñetas. Iconos de la historieta como Astérix y Obélix se convierten en protagonistas de lienzos de la pintura francesa como 'La libertad guiando al pueblo', de Delacroix, o 'La balsa de la medusa', de Géricault; las brujas y los demonios de las 'pinturas negras' y 'los disparates' de Goya enriquecen el universo de Mike Mignola y su criatura Hellboy; y superhéroes como Batman, Superman o Spiderman pueblan obras maestras de la pintura norteamericana como 'Noctámbulos', de Hooper; 'Gótico estadounidense', de Wood; o 'El mundo de Cristina', de Wyeth. En definitiva, estamos ante un necesario libro de consulta que invita al aficionado «a buscar las referencias citadas dentro del texto en su propia biblioteca».
Todo un lujo.
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