El Servicio de Pesca y Acuicultura de la Comunidad Autónoma emitió un informe el pasado martes 17 de agosto, un día después de que se iniciara el episodio de mortandad masiva de peces en el Mar Menor, en el que señalaba claramente que se había producido una anoxia, una ausencia total de oxígeno.
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Así se puede comprobar en un documento que el Ejecutivo autónomo ha publicado en sus canales de transparencia junto a otros tres estudios elaborados por el Imida y por los dos principales científicos del comité que asesora al Gobierno sobre las cuestiones relacionadas con la laguna salada: los catedráticos Ángel Pérez Ruzafa, de la UMU, y Javier Gilabert, de la UPCT.
Los técnicos del Servicio de Pesca y Acuicultura salieron a la mar a realizar mediciones el lunes 16 de agosto, horas después de la aparición de los primeros peces muertos en las playas. El informe, que se redactó al día siguiente, fue tajante en sus conclusiones: «El Mar Menor presenta bolsas de anoxia durante la noche más manifiestas en la cubeta sur, donde las estaciones de control son más profundas (...) La falta de oxígeno genera morbi-mortalidad en especies de peces más sensibles por su estadío de crecimiento (alevines), y provoca migraciones de las especies hacia zonas más oxigenadas, lo que influye en la mortalidad natural de las mismas al estar más expuestas a radiación solar, mayor gradiente térmico y cambios en los hábitos alimenticios, junto con la potencial aparición de depredadores oportunistas, entre ellos nosotros los humano».
En concreto, en la medición del 16 de agosto, se detectaron «bolsas de anoxia con valores «cercanos al valor cero» en cinco estaciones». Además, se advierte de que los datos se tomaron a partir de mediodía, cuando lo habitual es realizarlas a primera hora del día. «Durante la noche, el ecosistema del Mar Menor es consumidor del oxígeno que tiene en la columna ya que no hay fotosíntesis, y por tanto es al alba cuando se registran los mínimos de concentración de oxígeno en toda la columna. La salida del día 16/08/21 se realizó entre las 12:00 y las 16:00 h y por tanto con potencial actividad fotosintética por parte del sustrato vegetal, en consecuencia es del todo probable que los niveles de oxígeno al amanecer fuesen menores a los registrados», explica.
El informe entra en contraste con la versión que se ofrecía desde las instancias oficiales en los primeros momentos de la tragedia. Javier Gilabert atribuía el episodio de mortandad a las altas temperaturas de esos días, en los que España estaba inmersa en una ola de calor. Descartaba incluso un episodio como el de 2019. Fue a raíz de conocer otros informes cuando la Comunidad varió su discurso. El mismo día 17 el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, ya admitía en rueda de prensa que existían «diferentes zonas puntuales en las que el oxígeno es menor», mientras que Ángel Pérez Ruzafa empezó a hablar de «hipoxia» (déficit parcial de O2). Fue el 19 de agosto cuando la directora general del Mar Menor, Miriam Pérez, confirmó la anoxia, citando precisamente las conclusiones del informe del Servicio de Pesca y Acuicultura.
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Por otra parte, este documento ya avisó el 13 de agosto, tres días antes de comenzar la mortandad, de «caídas del nivel de oxígeno muy importantes», en la coleta sur del Mar Menor, situándose por debajo de los 2 mg/l. El consejero Luengo recuerda que él dijo lo mismo en actos públicos en lo que participó en los días 9, 10 y 11 de agosto.
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