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La exclusión social ha echado raíces hasta enquistarse en la sociedad murciana. Esa es la conclusión a la que llega el informe de la Fundación Foessa y Cáritas, 'Exclusión y Desarrollo Social', presentado este miércoles y cuyos resultados fueron adelantados este miércoles por la mañana por LA VERDAD ... . En su extensa radiografía, la investigación advierte de que la desigualdad ha crecido durante la crisis y la recuperación económica, registrándose una «fuerte precarización del empleo».
De hecho, en la última década, la distancia que separa al 20% de la población más rica del 20% más pobre ha aumentado un 8%. Así, el número de murcianos afectados por la exclusión social es de 273.000: el 18,5% de la población total. «Es lo que denominamos sociedad estancada, un grupo de personas para las que el ascensor de la movilidad social no funciona».
Dentro de ese colectivo social, 180.000 personas están en la denominada «sociedad insegura», aquellos cuya resistencia en la integración pende de un hilo. Otras 138.000 personas viven en situación de exclusión social severa, y a su vez dentro de este grupo, 37.000 personas «acumulan tal cantidad de dificultades» que se sitúan dentro de eso a lo que en Cáritas llaman «sociedad expulsada», personas cuya única preocupación es poder sobrevivir cada día.
El acceso a la vivienda es prácticamente imposible para muchas familias, al mismo tiempo que la precariedad laboral se ha convertido «en una forma de vida estructural» en la Región. Los datos que tienen que ver con estos dos aspectos son contundentes: 100.000 murcianos viven con la incertidumbre de perder sus casas, 168.000 habitan en viviendas inadecuadas, 195.000 viven bajo el umbral de la pobreza severa tras descontar los gastos de su vivienda y el 12% de la población ha recibido avisos de cortes en suministros de la luz y el agua.
En la parte del empleo, cita el informe que el 38% de las personas excluidas tienen un trabajo. Dato que demuestra que el empleo ya no es la vía para salir de la exclusión, dada su precariedad y temporalidad: «La exclusión es más elevada entre quienes trabajan a jornada parcial», una situación que es «indeseada para más de 6 de cada 10 trabajadores», cita la investigación. Además, el 11% del total de trabajadores sufren exclusión social y el 13% la pobreza.
A pesar de los esfuerzos realizados desde las Administraciones regionales para impulsar la economía y reducir el paro de larga duración, este alzanzó en 2018 el 36% y multiplicó por 2,5 la cifra de parados del año 2007, antes de la crisis.
El informe de Foessa mide la exclusión social desde varios prismas. Otro de ellos es la cuestión sanitaria y el acceso a los medicamentos: el 9% de la población murciana (128.000 personas) ha dejado de comprarlos por problemas económicos, y además, uno de cada cuatro ciudadanos tienen dificultades para poder ir al dentista.
A pesar de que la situación se cronifica y es alarmante, «el gasto en prestaciones sociales en la Región es notablemente inferior al del Estado», apunta el informe y dice que la cobertura de la renta básica de inserción para aquellas personas que sufren pobreza severa es menor al 13%: ocho de cada diez murcianos en esta situación no la reciben.
Lo que sí destaca la investigación es que la Región sigue siendo muy solidaria. Pues el 73% de los murcianos cree que hay que destinar más dinero a Servicios Sociales y el 85% aumentaría las prestaciones aunque eso conllevase más impuestos.
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