Ramón Martínez y su jefe, Samuel Ruiz, despachan comandas en el Café Bar Verónicas. Javier Carrión / AGM

Marchando un convenio de hostelería «necesario»

Trabajadores y empresarios del sector celebran el acuerdo entre patronal y sindicatos para aplicar una subida salarial que «será buena para todos»

Viernes, 17 de marzo 2023, 20:39

Viernes, mediodía. Temperatura primaveral, casi preveraniega, de esa que hace buscar la sombra a los perros. La pandemia ya solo es un mal recuerdo, las cervezas vuelan a un ritmo frenético en las barras y las terrazas del centro de Murcia lucen atestadas de clientes. ... Las cocinas echan humo y los camareros parecen multiplicarse entre las mesas. Pero las tapas llevaban este viernes una ración extra de sonrisas y amabilidad. Algo tendrá que ver la paz social alcanzada unas horas antes por la patronal y los sindicatos, que se traduce en un nuevo convenio del sector de la hostelería después de 14 años de bloqueo. En román paladino, un acuerdo que supone una subida del 14,6% en tres años para todas las categorías. Es decir, que una camarera que cobre algo más de 1.100 euros netos al mes, que viene siendo lo habitual, verá su nómina rozar los 1.300. «Algo es algo», coinciden la mayoría de los trabajadores consultados, que tampoco tiraban cohetes con el pacto alcanzado.

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No hay un hueco libre en el Café Bar Verónicas poco después de las doce del mediodía, y los camareros no dan abasto. Ramón Martínez, que sabe perfectamente cuántas cañas sirve al día -«unas 400 cada tres horas», cifra-, sale a fumarse el primer cigarro de la mañana. Se muestra encantado con sus nuevas condiciones laborales, él que lleva 27 de sus 41 años al pie del cañón.

«Empecé a trabajar con 14, me casé con 17 y tuve un hijo que ahora nos echa una mano aquí», sonríe. Y más que sonríe cuando valora la «gran noticia» que supone la subida salarial que se aplicará a partir de este mismo mes.

«Es una forma de reconocer nuestra labor, el trabajo profesional, y también de luchar contra el intrusismo. Porque ahora parece que todo el mundo vale para camarero», señala. Su hijo, que también se llama Ramón Martínez pero solo tiene 17 años, está encantado con que «los camareros ganen un poco más». El jefe de ambos, Samuel Ruiz, está igual de satisfecho que sus trabajadores: «Esta subida era necesaria», sentencia. De hecho, se plantea ampliar la plantilla. «Es un compromiso de todos que los trabajadores del sector podamos tener una vida digna», resume Ruiz. Un chef que, según subraya, fue «cocinero antes que fraile».

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También lo fue Juan Manuel Vargas, camarero raso durante media vida y hoy director de orquesta de ese pedacito de Cádiz en Murcia que es Tabanko 825. «Estoy de acuerdo con la subida de salario. Todo lo que sea crear riqueza, es bueno. Pero también es cierto que no sirve de nada que nos engañen con una subida de salario cuando después nos suben la leche, los huevos, el agua, la luz...», razona. La camarera Nadia Alcaraz, de 21 años, piensa igual que el jefe. «Veo bien que nos suban el sueldo, pero no me parece bien que nos suban todo lo demás a la vez. Al final, nos quedamos como estábamos. Esta profesión no está bien pagada, en general», resume.

Así lo creen también en el mítico bar Fénix, también en la Plaza de las Flores. Daniel Navarro lleva 30 años partiéndose el lomo para sacar sonrisas a los clientes, lo que le otorga galones suficientes para opinar. «Por supuesto que los empleados se merecen una subida del salario, claro que sí. Pero tampoco creo que sea el momento, porque todos los gastos han subido muchísimo y quizá el empresario tenga más dificultad para contratar empleados, y quizá esos empleados tengan que trabajar más horas».

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Elvira Sánchez también trabaja en el bar Fénix, y para ella todo es más sencillo, viendo unos cuantos euros más en el bolsillo en la próxima nómina: «A mí esta subida me ayuda muchísimo». Ana María López, por ejemplo, echa unas horas como camarera en El Salón del Secreto y cree que «siempre se puede mejorar», y que «todo lo que sea reconocer el esfuerzo y el trabajo es bien recibido».

De un potente imán como es la Plaza de las Flores, a otro como es el celebérrimo Café Gran Vía o 'Cafeto', en el paseo Alfonso X El Sabio. Una barra que no se entiende sin la presencia de Juan Enrique Martínez. Con 32 años de curro a las espaldas, lamenta que «en los útimos años hemos perdido mucho poder adquisitivo. Antes trabajábamos más, pero estábamos más reconocidos». La subida salarial pactada, en su opinión, no es más que «un primer paso» para dignificar la profesión como se merece.

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Lo subraya Ricardo Cano, del restaurante Alborada: «Yo tengo un buen sueldo y esto me afecta poco. Pero, si le digo la verdad, esta y cualquier subida me parece insuficiente para el trabajo que hacemos. Si se pagara mejor, no existirían los problemas para contratar personal», zanja.

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