La «línea roja», según la expresión utilizada por los servicios jurídicos de la propia Comunidad Autónoma, se superó el pasado octubre. Fue entonces cuando las cuotas abonadas por la Administración regional en concepto de arrendamiento de la planta desaladora de Escombreras superaron el valor ... de tasación de esas mismas instalaciones, establecido por una firma auditora en 149.165.432 euros. Mucho antes ya se había rebasado el coste íntegro de construcción, 125.679.115 euros, que en diciembre de 2005 quedó establecido en esa cuantía en el contrato suscrito entre las sociedades privadas, impulsoras de ese proyecto, Hydromanagement y Tedagua.
Publicidad
Noticia Relacionada
En concreto, a finales de 2020 se habían abonado más de 183 millones de euros por parte de la Comunidad Autónoma, en virtud de los «leoninos compromisos» que, en palabras de la fiscal Maribel Neira, asumieron en su día altos cargos públicos regional –con el exconsejero de Agricultura y Agua, Antonio Cerdá, a la cabeza–, y por los cuales se comprometieron a abonar a empresas del Grupo ACS ingentes cantidades de fondos públicos hasta 2030 por la explotación de la planta.
149 millones es el valor de tasación de la desalinizadora
183 millones se habían pagado a finales de 2020 a ACS
Según admite el propio Gobierno murciano, para esa fecha, si nada cambia, se habrán acabado pagando 540 millones por el aprovechamiento de una planta cuya construcción se presupuestó en poco más de 125 millones.
Todos estos datos están contenidos en el recurso de apelación que la Comunidad Autónoma ha presentado recientemente ante la Audiencia Provincial de Murcia, a cuyos magistrados reclama autorización para hacer aquello que ya pidió, meses atrás, a la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia, María del Mar Azuar, y que esta denegó: la consignación judicial de esos pagos a realizar a Hydromanagement. Esa medida, de ser autorizada, supondría que las cantidades no se entregarían a esa empresa privada, sino que quedarían bajo la custodia del juzgado hasta que haya sentencia firme. De esa forma se evitaría el riesgo de «causar un perjuicio efectivo y real a la Hacienda Pública regional», en el caso de una hipotética condena contra esa mercantil y de que se declarara insolvente para abonar las millonarias responsabilidades civiles que puedan deducirse.
Publicidad
En este sentido, los servicios jurídicos autonómicos advierten de que la única medida cautelar establecida hasta el momento por la juez Azuar consiste en ordenar «la prohibición de disponer» de la planta, lo que impide que pueda ser vendida o enajenada. Pero, lógicamente, señalan los representantes legales de la Comunidad, «si se paga más de lo que vale la planta –situación en la que ya se está desde octubre–, esta misma nunca puede bastar como garantía de recuperación de dicho exceso».
«Ese riesgo concreto para la Hacienda regional no solo existe –se advierte en el recurso de apelación–, sino que se concreta todos los meses a propósito del pago de cantidades millonarias (...), con la inevitable consecuencia de estar traspasando ya la línea roja del coste de la instalación».
Publicidad
Las diligencias dirigidas a depurar posibles responsabilidades penales en el proceso de construcción y adquisición de la planta desaladora de Escombreras por parte de la Comunidad Autónoma, que se abrieron en 2016, están prácticamente concluidas desde que hace justo un año, en marzo del año pasado, la magistrada dictó auto de procedimiento abreviado. Su escrito, en el que se definían los cargos existentes contra cada encausado, se dirigía contra el exconsejero Antonio Cerdá y otros 16 antiguos altos cargos y funcionarios de la Comunidad, abogados, asesores y empresarios privados por delitos continuados de malversación de caudales públicos y/o administración desleal, prevaricación, fraude y fraude de subvenciones y falsedad documental. Salvo unas últimas diligencias complementarias, solo resta que las partes califiquen para que el asunto vaya a juicio.
El escrito de la Comunidad es particularmente duro con quienes en su día ejercieron como altos cargos y altos funcionarios suyos y, actualmente, se encuentran procesados por el llamado 'caso Desaladora'. Además del exconsejero Antonio Cerdá se encuentran en esa situación Amalio Garrido Escudero y José Manuel Ferrer Cánovas (exgerentes del Ente Público del Agua-EPA), Miguel Ángel Ródenas Cañada (ex director general del Agua), Diego Manuel Pardo Domínguez (ex secretario general de la Consejería de Agricultura), Juan José Beltrán Valcárcel (ex alto cargo de la Consejería de Economía y Hacienda), Diego Cola Palao (ex director general de la Administración Local) y María Antonieta Fernández Cano (exasesora de la Consejería de Agricultura).
«Es preciso distinguir la persona jurídica Desaladora de Escombreras, que hoy en día es una empresa del sector público regional e íntegramente de titularidad de la Comunidad, de quienes, como gestores de la misma o de otros entes públicos, han propiciado, con su actuación negligente o dolosa, la actual situación de la referida desaladora en una sociedad deficitaria, que no puede hacer frente a los compromisos contractuales asumidos vía subrogación y que, en definitiva, repercuten en los presupuestos de la propia Administración regional».
Publicidad
El pasado septiembre, la Comunidad ya presentó una petición a la instructora del 'caso Desaladora' para que permitiera la consignación de los pagos a Hydromanagement por el arrendamiento de la planta de Escombreras. Básicamente, los argumentos legales eran similares a los que ahora reproduce ante la Audiencia Provincial, en su recurso de apelación, y que la magistrada María del Mar Azuar rechazó drásticamente. Recordaba la juez en su resolución que fue la propia Administración regional la que, ya en su día, advirtió de que no se podía poner en peligro el funcionamiento de esas instalaciones, como considera que ocurriría de cortarle los pagos que periódicamente recibe por su arrendamiento. Sobre todo teniendo en cuenta que «el precio público del agua es más que insuficiente para responder a las previsiones de gasto» y que fue la propia Administración regional la que lo estableció.
Añadió la instructora que «resultaría improcedente acordar nuevas medidas cautelares cuando con ellas se pretendiera alterar situaciones de hecho consentidas durante largo tiempo» por parte de la propia Comunidad Autónoma, que viene realizando esos desembolsos de dinero desde el año 2008.
La magistrada también apuntó en su auto a que «la Comunidad no compró una desaladora, una cosa cierta por un precio cierto en un momento determinado, sino que la arrendó por 25 años, retrasando y condicionando el pago de la primera cuota mensual a la recepción de las instalaciones. Por lo que, llamemos compraventa a un precio aplazado o arrendamiento financiero, los investigados de la parte pública se comprometieron a ello con la parte privada».
Y añade que el propio Ministerio Fiscal ya señaló que, aún en el supuesto de que se declararan nulos los contratos suscritos por ser fraudulentos, ello tampoco supondría un retorno a la situación económica previa a la firma (de los contratos) y a la construcción de la planta, porque eso podría dar lugar a enriquecimientos injustos».
De esta manera, concluye su razonamiento la magistrada, «habría que acudir a los conceptos de beneficio económico y gastos generales para establecer el porcentaje en el que cifrar el efecto de aquellas posibles nulidades».
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.