Ver fotos

La mejor imagen de la torre, vista desde la plaza de la Cruz. FOTOS: NACHO GARCÍA / AGM

La torre de la Catedral de Murcia cumple 500 años

El 19 de octubre de 1521 se celebró el acto de colocación de la primera piedra de esta edificación, que sustituyó a la original, ubicada entre la puerta de la Cruz y la actual

Lunes, 18 de octubre 2021, 03:09

Cinco siglos, quinientos años. El 19 de octubre de 2021 (este martes) se conmemora el acto solemne de colocación de la primera piedra de la nueva torre de la Catedral de Murcia (ocurrida tal día de 1521), que sustituyó a la edificación originaria, levantada entre ... la puerta de la Cruz y la actual. Así reza una placa emplazada en el interior de esta edificación, que puede leerse mientras se asciende por una de las rampas hasta lo más alto, donde se sitúa el campanario. Fue el cabildo el que en la segunda década del siglo XVI decidió erigir la nueva torre, para lo cual hubo que derribar la existente. Desde entonces se ha convertido en el techo de Murcia.

Publicidad

Las obras concluyeron en 1790 (231 años después de su inicio), por lo que en este tiempo su estilo evolucionaría desde el Renacimiento al Barroco y, finalmente, al Neoclásico. Está formada por tres partes o cuerpos, que fueron construidos en tres periodos diferentes. Actualmente, y para alcanzar lo más alto de la torre, hay que ascender por dieciocho rampas (el trayecto más cómodo) y por el tramo final, hasta el campanario, formado por una escalera de caracol de cuarenta y cuatro peldaños. Varios fueron los arquitectos que intervinieron en la ejecución, comenzando por los florentinos Francisco y Jacobo Torni, llamados 'Florentino' por su ciudad de origen, hasta Ventura Rodríguez. Este fue un arquitecto español del siglo XVIII, considerado como uno de los más importantes de su época. Su trayectoria se sitúa entre dos grandes corrientes artísticas: el Barroco y el Neoclasicismo.

Reloj que preside la cara de la torre que mira hacia la plaza del Cardenal Belluga. Nacho García / AGM

Entre los trabajos del primero y segundo cuerpo de la edificación (levantados entre 1521 y 1555 por Jacobo Florentino y Jerónimo Quijano, respectivamente) y el tercero y último, pasaron más de dos siglos. En la parte superior del tercer cuerpo, el cuerpo de conjuratorios y el de campanas fueron diseñados por Juan de Gea en 1765 y el remate Neoclásico por Ventura Rodríguez, concluido veinticinco años después. Aunque apenas perceptible para el ojo humano, la torre no está completamente recta, ya que se movió unos centímetros mientras se construía el segundo cuerpo. Pese a ello, los entonces responsables de la obra decidieron seguir adelante; razones económicas y de plazos de construcción fueron determinantes. Si se observa desde la plaza Hernández Amores (más conocida como plaza de la Cruz) se puede ver que está inclinada hacia la izquierda.

La inclinación se compensó durante la ejecución de la última parte de la torre aumentando el espesor de la caña del lado opuesto, a la vez que se redujo la dimensión de uno de los muros del tercer cuerpo en un pie por cada cara.

Publicidad

Los promotores de la obra pensaron en construir la torre más alta de España y no lo consiguieron por apenas unos metros, convirtiéndose en la segunda: se alza 93 metros, mientras que la Giralda de Sevilla (la torre campanario de la catedral de Santa María de la Sede) mide 94,69 metros de altura. Las campanas actualmente en uso suman veinte, la gran mayoría de los siglos XVIII y XIX.

Parte central del campanario, que en total acoge 20 campanas. Nacho García / AGM

Cada una tiene una inscripción con su nombre, peso y nota musical; todas funcionan y tienen un toque a diferentes horas del día, el último a las once de la noche. Solo se conserva una procedente de la antigua torre medieval (siglo XIV), conocida como la campana Mora, cuyo original se custodia en el Museo de la Catedral, y que está considerada como de las más antiguas de España. En el campanario está su réplica.

Publicidad

En cada una de las cuatro esquinas superiores del tercer cuerpo se levantan las esculturas de San Leandro, San Fulgencio, Santa Florentina y San Isidoro, conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena.

Las restauraciones

En quinientos años no es de extrañar que la torre haya necesitado de la intervención humana para que no se deteriorara en extremo, tras ser atacada por distintos fenómenos. En la tesis doctoral del arquitecto murciano Juan Carlos Molina Gaitán, este hace un repaso a la historia de las distintas restauraciones de la Catedral de Murcia (desde 1928 a 2010), y recoge los trabajos acometidos en esta edificación. En este artículo se incluyen algunos de esos trabajos.

Publicidad

Según sus investigaciones, fue en los años 40 y tras finalizar la Guerra Civil cuando se dio el primer toque de atención sobre el estado de la Catedral. Tras muchas idas y venidas con los proyectos, finalmente la torre se cubrió de andamios en noviembre de 1942, para reparar uno de los cuatro conjuratorios o casilicios, cuya piedra presentaba daños. Pero estas se paralizaron y con los andamios aún sobre la torre, hasta diciembre de 1944 no se aprobó el proyecto de restauración (así consta en numerosas denuncias recogidas en LA VERDAD de la época).

Nacho García / AGM

En septiembre de 1947 finalmente se aprobó otro proyecto para arreglar los daños en el resto de conjuratorios que, según los estudios, estaban provocados por el uso de encadenados y ligaduras de hierro en el interior de la piedra que se habían oxidado. También se apuntaba a la acción del agua y las heladas sobre la piedra arenisca, dada su mala calidad. Hubo mejoras en los tres casilicios restantes, se desmontaron los jarrones deteriorados de la segunda balaustrada que no fueron sustituidos y se reconstruyó la cornisa SO de la Catedral. El hastial de la antigua campana de Cuartos quedó para otro proyecto aprobado en 1949. Los trabajos de reposición de distintos elementos como la espadaña, los tejados, la sillería, el cuerpo octogonal y los basamentos del primer cuerpo fueron para años siguientes.

Publicidad

Pero no todo lo proyectado se ejecutaba en el tiempo previsto, por lo que en proyectos posteriores se recogía lo que quedaba pendiente de los anteriores. Corría el año 1956. De todo el periodo mencionado, se comprueba que las obras acometidas se dirigieron a labores de consolidación, pequeñas reparaciones y mantenimiento de elementos externos con riesgo de desprendimientos, apunta el investigador, «comprensible por la escasez económica del momento».

Los cuatro santos de Cartagena se alzan en cada esquina del último cuerpo. Nacho García

Los siguientes tres informes que aconsejaban intervenir en la torre los redactó Alfredo Vera Botí a mediados de los años 80 y siguientes, al notarse serios problemas por la bajada del nivel freático, con la aparición, entre otros elementos, de grietas verticales en el frente, y se propuso un recalce de los cimientos y la ejecución del micropilotaje. Ninguna de las propuestas fue atendida por la Administración regional de entonces. Hubo que esperar a 1990 para que se realizara «la primera toma de datos reales del conjunto de la torre y de alguno de sus elementos significativos», indica Molina. El proyecto se valoró entre 150 y 200 millones de pesetas, pero finalmente no se llevó a cabo.

Noticia Patrocinada

Hasta 1999 no se acometieron los trabajos, que hubo que hacer con carácter de urgencia, debido a que se detectaron nuevos desperfectos en su estructura. La decisión se tomó después de que el director de las obras, Juan Antonio Molina, comprobara en la última inspección al cuerpo de campanas de la torre el riesgo de desprendimientos de piedra. Hubo finalmente una intervención «de envergadura» que incluyó elementos no previstos inicialmente.

Grafías decorativas que se mantienen en la torre. Nacho García / AGM

Ya puestos en faena, se ejecutaron nuevos trabajos en otras zonas y en marzo del año 2000 Molina comentó que habían dejado «todo cosido, restaurado y recompuesto»; si bien los últimos se acometieron, meses después, en el interior de los cuerpos superiores de la torre.

Publicidad

NACHO GARCÍA / AGM

Asilo temporal para «gente de mal vivir»

Cinco siglos es mucha vida, aunque sea inanimada. En este tiempo la torre ha sido utilizada para otras cosas distintas a las de ser sustento del campanario y su historia está plagada de anécdotas, algunas que han llegado hasta nuestros días, y otras que se quedarán para siempre en la memoria de sus paredes. En el siglo XVII fue asilo temporal para «gente de mal vivir» y personas que habían delinquido, aunque años después y ya en el siglo XVIII el Cabildo decidió trasladarlos porque molestaban al campanero y se subían por los tejados de la iglesia catedral, relata el historiador José Antonio Sánchez. Allá por 1651 y con motivo de la riada de San Calixto, con la Catedral inundada, los capitulares utilizaron la sala del segundo cuerpo de la torre para celebrar los oficios. Siglos más tarde, durante la Guerra Civil, sirvió de depósito de obras de arte, ya que se consideró que era un lugar más seguro que la Catedral, donde se pensó en un primer momento. Allí estuvo, por ejemplo, la escultura del Jerónimo de Salzillo.

También era legendaria la campana 'del degüello' que albergó hasta principios del siglo XX y que, como relataba Antonio Botías en una de sus crónicas en LA VERDAD, servía a las madres para amenazar a los niños revoltosos. Era mentarla y los pequeños se lo pensaban dos veces antes de seguir con sus travesuras. Estaba en un pequeño balcón junto al reloj de sol.

Más cercanos a nuestro tiempo son dos relatos que tienen como protagonistas a un campeón de motocicleta murciano y a un halcón. En el primer caso, Juan Leal pasó a formar parte de la particular historia murciana por ser el primero en subir a la torre de la Catedral en motocicleta. Así lo recogió el periódico Línea el 7 agosto de 1953. Lo hizo con su máquina por una apuesta, que ganó tras alcanzar la altura del cuarto de las campanas a través de las rampas. No contento con la gesta, aceptó el reto de los presentes y bajó, «para redondear la faena», sobre su moto y a la velocidad que esta le permitía. Semejante gesta se incluyó en la sección de Deportes.

En cuanto al ave rapaz, esta hizo suya la torre como vivienda y daba buena cuenta de las palomas que habitaban en el entorno catedralicio. Esto ocurrió en los primeros años de 1960 y tal era la merma que estaba provocando entre la población de estas aves que incluso se le llegó a hacer un juicio. La rapaz salió absuelta y salvó la vida, pero apareció muerta tiempo después, cuando su cuidador estuvo un tiempo ausente. La Federación de Colombicultura de la Región tiene en sus instalaciones el cuerpo disecado del halcón.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad