La Gran Vía de Murcia -considerada la 'Milla de Oro' por ostentar las tiendas más exclusivas de la ciudad- se ha convertido en el paradigma del comercio actual en la Región. Al igual que en otras calles del centro neurálgico de la capital, la ... principal avenida exhibe un dramático panorama con carteles en las cristaleras de locales en los que se anuncian 'se vende', 'se alquila' o 'se traspasa'. El año pasado, un negocio tradicional echó el cierre cada dos días, según cifras de la Seguridad Social, revela Eduardo Abad, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), que lamenta la inacción tanto de las autoridades nacionales y regionales como de las patronales.
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«Estos datos son muy duros en términos económicos, una tragedia para el comerciante y la ciudad», señala Abad, quien asegura que el desplome del número de negocios se está produciendo desde 2012 cuando se liberalizaron las rebajas, las grandes ofertas y los descuentos, y la irrupción de los días sin IVA y Black Friday. «A nivel nacional, nueve negocios cierran al día, como consecuencia de unas políticas nefastas que fueron enfocadas más en que el consumidor directamente se echara en brazos de las grandes empresas, sobre todo de textil y calzado», prosigue el máximo responsable de UPTA.
En la última década, cerca de 2.000 pequeños comercios se han visto abocados a bajar la persiana y más de 3.000 personas han perdido sus puestos de trabajo. Y la previsión de cara a este ano sigue siendo pesimista: Abad augura que se pueden duplicar los cierres. «Para frenar esta sangría que no tiene fin, pedimos al Gobierno de España y a las Comunidades Autónomas que reconsideren volver a instaurar los periodos de rebajas -dos veces al año, verano e invierno- y prohibir las ofertas abusivas que tienen las grandes empresas de distribución, las principales causas del cierre de miles de negocios», subraya Abad, quien insiste en que «competir contra las grandes superficies y sus descuentos permanentes resulta imposible».
-0,9% es el descenso de las ventas del comercio regional frente al crecimiento del 0,7% a nivel nacional, según el INE.
Desde la organización se muestran sorprendidos ante la pasividad de las patronales, a las que acusan de «mirar hacia otro lado» en vez de intentar solventar este problema, pero sobre todo a que los pequeños comerciantes y autónomos sean los únicos que se muestran perplejos ante una situación a la que tachan de dramática. «Las grandes cadenas y la ventas online lastran las ventas de los negocios tradicionales», asevera Abad, que cree que los grandes grupos están instalados en una «auténtica burbuja»: «Han crecido, pero se han estancado en estos momentos, puesto que logísticamente son deficitarios».
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Además, las propias casas de fabricantes están haciendo la competencia directamente al pequeño comercio. Estas aprovechan una tienda para colocar su marca al mismo tiempo que en su Página web exhiben el mismo producto más barato mediante una oferta.
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El volumen de ventas del pequeño comercio regional descendió un 0,9% frente al crecimiento del 0,7% en el resto del territorio español, según el Instituto Nacional de Estadística. «Faltan ayudas a nivel regional y local, tampoco existe un censo y no se ha creado el anunciado Observatorio del Comercio Minorista», lamenta Pilar Berral, notaria y miembro del Círculo de Economía de la Región de Murcia. También mostró preocupación por que el 53% de los concursos de acreedores presentados en 2022 corresponden a autónomos y a la pequeña empresa. «Primero, hubo un exceso de oferta por los centros comerciales; luego, vino la pandemia y, a raíz de ahí, el boom de la venta online», precisa Berral.
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Además, los comerciantes deberán afrontar en breve la devolución de la ayuda del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que avala un 80% del préstamo y tiene una carencia de un año. «Todavía no hay datos, pero se prevé que un 21% de esos préstamos activos a nivel nacional pase a ser de morosidad», abunda Berral.
Hay muchos comerciantes que están aguantando los dos o tres años que les faltan para jubilarse, sobreviviendo con lo que pueden para cotizar lo que les queda y, luego, cerrar. «El comercio local representa la economía real, más del 90% del tejido empresarial», remarca Carmen Piñero, propietaria de la tienda Corteflor y presidenta de la Asociación de Comerciantes El Triángulo.
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«Se debe incentivar el consumo del pequeño comercio de forma real, con bonos de descuento, y apostar por las federaciones de comercio», agrega la también presidenta de Coremur mientras atiende Pepe García, un cliente fiel que ha esperado a que abriera el negocio para comprar flores a su esposa con motivo de su 49 aniversario de boda. «Los comerciantes hacen que la ciudad esté bonita», dice el pensionista. «Debemos lograr que la gente se pasee otra vez por las calles en vez de comprar por Internet,» puntualiza Piñero, que mantiene abierto su negocio desde hace 12 años.
«Las campañas que llevamos a cabo y las rebajas ya no funcionan, pese a que siempre sirvieron para aumentar las ventas», cuenta Sito Ruiz, propietario de la tienda My Basic, quien confiesa que su facturación ha caído considerablemente: «Ponemos precios más baratos y, aún así, vendemos menos».
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