Uno de cada cuatro jóvenes murcianos abandona el sistema educativo sin alcanzar los niveles de formación mínimos que la Unión Europea y la OCDE consideran necesarios para afrontar con garantías su inserción en el mercado laboral. Son un holgado 24,1% de chicos de entre 18 y 24 años que han dejado el instituto sin completar la Educación Secundaria de segunda etapa y que no siguen ningún tipo de formación, según la última medición del Instituto Nacional de Estadística, de 2018, y que ha supuesto un nuevo paso atrás después de meses de ligerísimos repuntes. Muy por encima del 17,9% de media nacional (el registro más bajo de la década), y a un destierro del 11% europeo.
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La estadística ha vuelto a poner sobre la mesa el enquistamiento del déficit formativo regional, que preocupa a las autoridades educativas, a los padres de alumnos y a los docentes, y que aleja aún más a la Región del objetivo de la Estrategia Europea 2020, que pasa por bajar hasta el 15% el abandono prematuro.
El dato ya es conocido, pero es precisamente su persistencia la que preocupa a la comunidad educativa, convencida de que las razones que llevan a los jóvenes a colgar los libros y desistir de seguir formándose son diversas. La marcha de la economía se ha revelado en los últimos años como determinante, especialmente para las comunidades con un mercado laboral vinculado al turismo y a la agricultura, como Murcia, Baleares y Andalucía. «Las tasas de empleo y abandono escolar van en paralelo; los años de crisis son los que hemos logrado los mejores registros, pero en cuanto ha comenzado a moverse el empleo, ha aumentado de nuevo», advierte el presidente de la Asociación de Directivos de centros públicos de Secundaria, Raimundo de los Reyes, quien señala además a la supresión -con la Lomce- de programas de atención para los alumnos con malos resultados que eran efectivos. En concreto, el de diversificación curricular, que agrupaba a los estudiantes de cuarto de Secundaria repetidores y que no progresaban para prestarles atención específica con un programa a su medida. «Al final, terminaban titulando y, en algunos casos, seguían con FP o Bachillerato».
Superar la ESO marca la diferencia, según el último monográfico de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) sobre abandono escolar, que detalla que el éxito en la enseñanza obligatoria tiene un efecto muy fuerte en el abandono. «Haber superado esos estudios con éxito reduce la probabilidad de abandono en más de 50 puntos».
En la Consejería de Educación también tienen claro el peso de la marcha de la economía en la progresión académica de los estudiantes murcianos. De hecho, las últimas acciones están encaminadas a mejorar la tasa de titulación reenganchando a los miles de jóvenes murcianos que han colgado los estudios después de fracasar en el instituto, ofreciéndoles un itinerario a la medida. El programa 'Brújula' persigue precisamente localizar a 24.000 jóvenes de entre 16 y 24 años que hayan abandonado sus estudios de forma temprana para ofrecerles itinerarios personalizados y atractivos para sus intereses. «La salida para muchos de estos chicos la encontramos en la Formación Profesional, y en ella estamos centrando esfuerzos, con inversiones y nuevos ciclos y especialidades», defiende la secretaria general de la Consejería de Educación, Esperanza Moreno, quien insiste en los esfuerzos del Gobierno regional por dotar la Formación Profesional convencional con inversiones, «como los dos millones gastados en equipamiento, que han comenzado a licitarse».
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Los últimos datos, que han hecho saltar de nuevo las alarmas por el repunte del abandono, han profundizado también la brecha entre las chicas y sus compañeros varones, que en la última estadística resulta muy profunda: las mujeres logran una ventaja de quince puntos, y se aproximan al objetivo de la OCDE, con apenas un 16,7% de chicas de entre 18 y 24 años que han 'colgado' los libros sin formación. El porcentaje de chicos es de casi el doble, del 30,8%. Según el análisis realizado por la Fundación IVIE sobre el abandono escolar, dejar los estudios sin la formación necesaria es «un rasgo predominantemente masculino. Las tasas son mayores en el caso de los hombres que en las mujeres, y ese es el patrón habitual en la Unión Europea, pero en el caso español resulta más acusado». Con todo, las diferencias apenas llegan a cinco puntos, y no se acercan a los quince anotados por Murcia en la última estadística. El sexo es uno de los determinantes, pero también, destacan los expertos, la nacionalidad, el nivel educativo de los padres y el producto interior bruto. «El contexto no puede dejarse de lado, y en la Región el nivel de formación de los padres es menor, así como la riqueza», destaca el presidente del sindicato Anpe, Clemente Hernández.
Si los colegios de Primaria han comenzado a adaptar su sistema de enseñanza a nuevas pedagogías activas, los institutos, admiten los propios docentes, siguen tirando de fórmulas clásicas, memorísticas y repetitivas que pueden ser, para los alumnos 'per se' poco motivados, la puntilla. «Hay una cultura del no esfuerzo muy instalada, pero también es cierto que el diseño del currículo no engancha a todos los alumnos; cuando además son muchos por clase, es más complicado reenganchar a los que desconectan», admite el director del IES Alfonso X El Sabio, uno de los centros con mayor tasa de éxito de la Región, Andrés Nieto.
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Los recortes de la crisis han sido, para José Manuel Fernández, coportavoz del sindicato Sterm, determinantes. «También se deben fomentar los sistemas de segunda oportunidad e incentivar mecanismos de apoyo que estén a disposición de los estudiantes que más lo necesitan. Además, es necesario reforzar los departamentos de orientación y el trabajo de acceso a la información y asesoramiento académico de los profesionales de la educación», reclama.
Las expectativas que los padres ponen en el futuro académico de sus hijos son también determinantes en su progreso. De hecho, los docentes echan en falta una mayor implicación de las familias en el avance de los estudiantes. «Cuesta que se impliquen, que asistan a las reuniones y, en determinados contextos, que les empujen a estudiar», lamenta Raimundo de los Reyes. Los padres, por contra, reclaman «canales de participación más abiertos y ayudas de la Administración regional a su mantenimiento».
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Si el mayor dinamismo del mercado laboral tiene un efecto inmediato sobre el abandono escolar, que aumenta con el incremento del empleo, la ecuación tiene un efecto perverso. Ese empleo no es siempre duradero, ni ofrece un horizonte de estabilidad al alumno. Al contrario, la probabilidad de ser activo «aumenta de modo sistémico con el nivel educativo del alumno», según un estudio de la Fundación Ivie. En particular, la Secundaria Obligatoria incrementa esa probabilidad en 14 puntos porcentuales respecto a tener solo los estudios primarios. Los incrementos son aún mayores en el caso de la Secundaria postobligatoria, hasta 17 puntos, de los estudios superiores no universitarios (23 puntos) y especialmente para los estudios universitarios, que añaden 27 puntos en el caso de los licenciados. Esos resultados implican que el abandono supone al final una menor probabilidad de participar en el mercado de trabajo. En concreto, en torno a ocho puntos porcentuales menos sin la ESO.
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