EMILIO SÁNCHEZ-BOLEA
Murcia
Domingo, 9 de febrero 2025, 01:00
Lo nunca visto. A ocho décimas del final, el UCAM ganaba por dos puntos y tenía en las manos de Kaiser Gates dos tiros libres para matar un partido ya teñido de rojo. Con dos puntos arriba en el marcador, la premisa era clara: anotar los dos y no dar opción al rival. O meter el primero y tirar a fallar el segundo para no darle tiempo a los canarios de encontrar el empate en lo que debería ser un lanzamiento de canasta a canasta en caso de que el rebote fuera suyo. Y, en caso de fallar el primero, tirar de nuevo a fallar el segundo. Lo que fuese menos, habiendo errado el primero, meter el segundo, pues el rival podría pedir tiempo muerto y sacar desde pista delantera.
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Pero lo que no tenía cabida pasó. Gates falló su primer tiro libre y, después de tirar el segundo a fallar, se apresuró en ir a por su propio rebote (uno que, por otra parte, no tenía casi necesidad de capturar), entrando antes de que el balón golpeara en el aro y, por tanto, dando saque de banda al Tenerife, que pidió sacar desde delante. Sito se llevaba las manos a la cabeza, de no creer lo que estaba asistiendo. Una jugada de pizarra salió y David Kramer fue liberado para clavar el triple y una daga helada en el corazón de toda Murcia.
UCAM Murcia
Sant-Roos (12), Ennis (20), Kurucs (6), Gates (11) y Birgander (10) -quinteto titular- García (9), Caupain (0), Radovic (0), Radebaugh (3), Todorovic (6) y Diagne.
(77)
-
(78)
La Laguna Tenerife
Fitipaldo (4), Scrubb (14), Kramer (9), Doornekamp (6) y Guerra (3) -quinteto titular- Kostadinov, Fernández (5), Huertas (28), Costa, Sastre (0), Shermadini (9) y Abromaitis (0).
Parciales: 20-21, 22-20 (42-41), 21-20 (63-61) y 14-17 (77-78).
Árbitros Carlos Peruga, Javier Torres y Vicente Martínez.
Incidencias: Palacio de los Deportes de Murcia, 5.798 espectadores. 20ª jornada de la Liga Endesa.
El UCAM venía persiguiendo durante los cuarenta minutos su primera victoria contra uno de los equipos de arriba y, cuando la tenía en la mano, se le escapó como arena de playa de entre los dedos. Deberá seguir esperando. Por lo pronto, el equipo universitario ha firmado el acta del partido bajo protesta por la invasión al rebote de Kramer, Guerra y Huertas previa a la de Gates en el tiro libre final. De haber sido visto a tiempo por los árbitros, esto habría mandado repetir el lanzamiento. Pero solo se consideró la invasión del jugador de un UCAM que mostró su descontento instantes después de la finalización en las redes sociales.
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Este surrealista final y el nombre propio de David Kramer se llevaron por delante el protagonismo de un jugador que le sigue ganando la batalla al paso del tiempo. Marcelinho Huertas, que hace dos años, poco antes de cumplir los 40 años, batió el récord de anotación de su carrera en la Liga Endesa con 43 puntos, ayer volvió a lucirse ante los murcianos con 28 puntos en tantos minutos que son su marca más alta en lo que va de temporada. Y llevaba cuatro partidos seguidos sin anotar en dobles dígitos.
Un maestro de la anaranjada que Sito Alonso conoce muy bien desde su coincidencia en Badalona hace más de veinte años. Todo ese tiempo lleva sentando cátedra un jugador que empezó el partido en el banquillo y, pasados 2:30 sin que su equipo viera aro, apareció para dinamizar a los suyos desde su excelso conocimiento del juego y talento para la asistencia y la anotación en un primer cuarto de igualdad que terminaba con las notas positivas de Dani García y Todorovic (20-21, final del primer cuarto).
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Era el mejor partido del base nacional, crecido ante la oportunidad que daba la baja de última hora por gripe de Hakanson, pero humano en la defensa a un Marcelinho para el que Sito buscaba soluciones a través del tiempo muerto (23-28, minuto 12).
La defensa de Sant-Roos se le hacía ya más complicada al astro brasileño, y con Birgander ganando la batalla a Shermadini, los triples de Scrubb eran el sostén canario antes de un esprint final de primera parte con Dylan Ennis desatado, autor de nueve puntos en los últimos cuatro minutos, incluida una última canasta que justo ponía al UCAM por delante (42-41, descanso).
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El UCAM Murcia regresaba del descanso donde lo dejó y, estirando su parcial hasta el 13-0, empezaba la segunda parte con su máxima ventaja (48-41, minuto 31). Un momento en el que las imprecisiones se sucedieron, en forma de pérdida o de fallo en el triple. Sant-Roos y Dylan Ennis habían anotado dos de seguido y ahora esa era la vía a seguir explotando, pero solo caería uno más de Gates mientras el partido volvía a ser de una sola posesión (51-49, minuto 33).
Lo ajustado del marcador y lo importante del partido para ambos equipos llevó también a mucha protesta y revisión, aumentando la presión. Dani García falló dos tiros libres de una antideportiva, pero metió el triple de después. El UCAM sonreía y, de nuevo, un parcial de 0-7 en contra, con Marcelinho bailando a la defensa. Todorovic se reencontraba con el triple 17 jornadas después y el último cuarto llegaba con todo apretadísimo (63-61).
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Si había algo que condenaba a García en su entrada en la rotación era todo lo que sufría a Marcelinho, que empezaba el último cuarto anotándole una canasta con falta adicional seguida de técnica del universitario. Jugada de cuatro puntos. Volvía Sant-Roos y, con el quinteto más físico en pista, el aro se cerraba. Ahora era Kurucs quien sufría antideportiva, pero anotaba los dos y Gates sumaba un triple en la posesión extra (70-65, minuto 34).
Las pulsaciones subían. Y el nombrado hasta la saciedad Marcelinho, las bajaba. Dos triples calcados el uno al otro, con tiempo muerto entre medias, cambiaban el partido. De coger el UCAM viento a favor a verse de nuevo obligado a remar contra la corriente después de una brecha canaria de 0-10 (70-75, minuto 37).
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Pero todo parecía posible. De tanto llamar a la puerta esta debía abrir. Con Birgander siendo el ancla del ataque y todo el UCAM peleando cara rebote, con 76-75 en el marcador llegó una fuera a 34 segundos del final que tuvo que ser revisada por los árbitros. Cinco largos minutos que hacían que la tensión pudiera ser cortada con un cuchillo. El balón era para el Tenerife, pero Marcelinho, terrícola él, cometía pasos. Radebaugh pudo sentenciar desde el tiro libre, pero se dejó uno (77-75, 18 segundos).
Todo el Palacio sabía quién orquestaría el ataque final y así era. Marcelinho movía sus fichas hasta decidirse por tirar un triple para ganar, queriendo esquivar la prórroga, pero el balón lanzado por el base aurinegro era escupido por el aro y atrapado para las manos de Gates, que recibía falta inmediata. Ocho décimas marcaban el reloj mientras él sostenía el balón en lo alto con gesto de confianza. El Palacio celebraba porque lo nunca visto no se podía imaginar. Pero pasó. Siempre hay una primera vez, y esta escogió presentarse con la mayor de las crueldades.
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