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'Hojas' (2023). Acuarela sobre papel de Salvador Torres, en su celebrada línea de 'Mapas y territorios', con Cegarra retratado en el Levante.
Andrés Cegarra Salcedo, un torrente de luz
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Andrés Cegarra Salcedo, un torrente de luz

Fundador de la Editorial Levante, que reúne poesía, novela y ensayos de diversos autores, casi todos de la Región, el malogrado poeta de La Unión pertenece a la generación del 27. Fue colaborador del Suplemento Literario de LA VERDAD y de la revista 'Verso y prosa'

José Luis Martínez Valero

Sábado, 7 de octubre 2023, 07:25

La Unión, 1894-1928. Uno de nuestros primeros cultivadores de la prosa poética, ensayista, narrador y autor dramático, admirador de Gabriel Miró y Juan Ramón Jiménez, amigo de Juan Guerrero Ruiz y José Ballester. Andrés Cegarra Salcedo, fundador de la Editorial Levante, que reúne poesía, novela y ensayos de diversos autores, casi todos de la región. Colabora en el Suplemento Literario (1923-1926) de LA VERDAD y en la revista 'Verso y prosa' (1927-1928). Pertenece a la generación del 27. Cegarra vive la angustia de su pueblo y la propia desde su cama de inválido y su prosa se hace carne, montaña, esparto y rambla, mar azul o gaviota. Cuando muere, será su hermana quien continúe, como si de un dictado se tratase, porque se escribe lo que se recuerda, y se recuerda tanto lo conocido como lo intuido.

María escribió: «La biografía de Andrés Cegarra Salcedo está resumida en esta sola palabra: dolor. Físicamente inmóvil, su espíritu adquirió toda la fortaleza y agilidad que faltaba a sus miembros jóvenes y enfermos. Y el pensamiento se le hizo torrente de luz. Y el corazón se le desbordó en nobleza y hermosura. Fue un elegido».

Junto a Andrés, junto a María, está Asensio Sáez. Asensio es como el resultado de Andrés y María, consiguió hacer realidad alguno de los sueños de Andrés: una Unión que fuese conocida, por su esencial fusión de vidas, de trabajos, de voces, de cantes, distinta por su larga historia, tal como lo refleja en sus escritos, entre estos: 'Libro de la Unión, biografía de una ciudad alucinante'.

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A los once años, Andrés Cegarra comienza a sufrir los primeros ataques que le conducirán a la inmovilidad. A los veintiuno la enfermedad le impide salir a la calle. Estudió Bachillerato y Magisterio, fue Profesor Director del Liceo de Obreros. A los 16 años publica su primer artículo: 'Jovellanos', en un diario de Gijón. Crea el periódico literario 'Juventud', 1911. Andrés descubre que la literatura puede ser liberadora, no como consuelo, sino que le da pies, ojos y manos al que no tiene. Así se traslada, ve y abraza lo que está lejos, entra en comunión con el paisaje. En 1918 estrena su comedia 'Olvidar', ese mismo año funda con Pedro García Valdés, la Editorial Levante, donde edita su primer libro: 'Sombras', prólogo de José Ortega y Munilla; en 1920, publica su segundo libro: 'La Unión, ciudad minera', subtitulado: 'Causas productoras de la crisis de su industria y medios que pudieran adoptarse para solucionarlos'. Analiza la situación. Procura su texto no salir de los cauces de un informe fundado en datos. No obstante, a veces aparece el poeta: «He aquí las bellísimas piedras de sulfuro de hierro con sus lentejuelas que parecen de oro puro, los óxidos ferrosos y férricos con su variadas coloraciones, los verdosos cristales cúpricos, las rojizas calaminas, las tierras estagníferas, las azules blendas, la acerada galena de plomo y plata...¿Cómo se compagina un pueblo en ruinas cimentado sobre una tierra que tales riquezas guarda? Y, sin embargo, existe ese contraste, esa enorme paradoja…».

'Limaduras de sol' (2023). Interpretación de Salvador Torres de uno de los «girones de prosa» publicados por Andrés Cegarra en LA VERDAD. Salvador Torres

Su tercer libro: 'Gaviota' (1924). Título de su primer cuento. Tiene un valor simbólico, Gaviota es el escritor, cuyas alas le impiden caminar, tal como ocurre en el poema 'Albatros' de Baudelaire.

«Crisálida de santo»

Tras su muerte ocurrida el 14 de enero de 1928, figura en el almanaque de la Editorial Levante y en los almanaques de LA VERDAD, años 1929 y 1930. En el 29 aparece una semblanza, más el fragmento de una novela inédita. En el 30 se exponen diversos ensayos para perpetuar su memoria, se habla de la publicación de una 'Antología' que la Editorial Sudeste llevará a cabo por obra de los amigos de Andrés Cegarra, y con la colaboración de la Universidad Popular de Cartagena, esto es, Antonio Oliver y Carmen Conde, edición homenaje, 1934. Por otra parte, se apunta la posible creación de un concurso literario que lleve su nombre. 'En silencio. Bodas de plata con la muerte, Andrés Cegarra Salcedo 1928-1953', Editorial Levante. José Ballester declara:

«En el dolor se hizo crisálida de santo con tan hermosa paz espiritual, con tan admirable dedicación a la belleza, reflejo divino, que no cabe pensar de otro modo».

La Unión es uno de los pueblos más jóvenes de España, nace en la segunda mitad del XIX, resulta de conjugar los intereses de El Garbanzal, Herrerías, Portmán y Roche, que habían obtenido la independencia de Cartagena en 1859. Tras surgir algunas disputas sobre la capitalidad, en 1868 Prim envía al general Milán del Boch para que ponga fin al conflicto, decidiéndose agrupar las diputaciones enfrentadas con la formación de La Unión. Sin duda, hay en este nombre cierto sabor al legendario Oeste americano. Recibirá el nombre de la Nueva California. La llegada de inmigrantes para trabajar en las minas, el florecimiento del comercio, el enriquecimiento consecuente, da lugar a que en 1887 reciba el título de ciudad.

'Paisaje' (2023). En esta obra, Salvador Torres recrea un baño en el Mediterráneo. Salvador Torres

La tierra de la Unión no es sólo naturaleza sino que, en su esencia, está la lucha del hombre con la tierra. El labrador, sujeto al sol y a la lluvia cultiva los campos, y estos, generosamente le dan sus frutos; el pescador echa las redes, adivina donde están los bancos de peces y obtiene sus frutos; el minero, se adentra en la tierra, excava, es un buscador que persigue una quimera, que bucea, pero la tierra no es agua, cristalina trasparencia, sino angustia, sed, oscuridad, y para extraer el mineral es preciso abrir pozos, que como ojos ciegos contemplan el cielo. El paisaje de las minas semeja un campo de batalla, lo que queda después, un campo de ruinas, entonces la tierra parece más triste. La Unión tiene un componente trágico.

Contener el drama

Conviene que revisemos el significado del paisaje, montes donde permanece toda la angustia del tiempo, de ahí que, Andrés Cegarra, no contemple su superficie, en una calma de siglos, sino que aparezca esa convulsión que suele contener el drama, hay siempre algo inquietante, una dimensión geológica que sólo se entiende cuando uno pasea por las minas, cuando subimos al Cabezo Rajao. Hemos de imaginar una tierra dura, reseca, que dentro esconde un tesoro que se resiste, no es visible a primera vista, lo adivinamos en la inestabilidad de una rambla, en la lucha del esparto por sobrevivir, las limaduras de sol, las estalactitas. El paisaje deja de ser un telón de fondo, para convertirse en protagonista.

¿Cuenta con algún antecedente? Hay uno muy claro, se trata de Gabriel Miró. Miró es el explorador del Sureste. Decimos que Machado, Unamuno, Azorín son los descubridores de Castilla, o que Juan Ramón Jiménez abre la puerta para que el 27 se instale en el Sur. Pues bien, Gabriel Miró nos revela la sequedad, las montañas, las plantas, los rostros, los ríos, ramblas, arroyos, del Levante, y, su encuentro con el mar. No se limita a mostrarnos un paisaje y su gente, sino que nos enseña a verlo. Jorge Guillén en 'Lenguaje y Poesía' dice sobre Miró: «Es Miró quien nos asegura: 'quizá por la palabra se me diese la plenitud de la contemplación'. El acto contemplativo se realiza del todo gracias al acto verbal. Hasta que no 'se pronuncia' esa experiencia no acaba de vivirse». En sus textos aparece toda la complejidad del hombre y lo consigue dotando a la imagen de una profundidad, en la que basta una palabra para que la escena se ilumine y, la verdad, se haga explícita.

'Nubes' (2023), de Salvador Torres.

En muy poco tiempo la fisonomía del pueblo ha cambiado. La arquitectura de la época, el modernismo levantino, expresión del estado social, proporciona una atmósfera europea: Casa del Piñón, Casa de don Pío Wandosell, Casa del Tío Lobo en Portmán, Iglesia del Rosario, el Mercado, confitería de la calle Mayor, Café Moderno, decorado por Inocencio Medina Vera, son obra de nuestros mejores arquitectos: Pedro Cerdán, Justo Millán y Víctor Beltrí… ¿Influyó esta arquitectura en su obra? Por supuesto, Andrés vive esa transformación, su cosmopolitismo, la grandeza y la miseria, la vida y la muerte. Mitos sobre grandes fortunas, una vida fácil, también la explotación del obrero, sus cantes, los conflictivos vales, el fielato, el monopolio de los explosivos, una vida miserable que induce al alcohol y la prostitución, trabajo infantil, escasez de medios, oscuridad, accidentes, silicosis, muerte.

Tras la primera guerra mundial comienza el declive. En la 'Fiesta del Taller', Editorial Levante, 1925. Andrés Cegarra, inmóvil. «Se convierte en el mejor testigo de esta situación: Permanezco apartado, por voluntad de Dios, de la corriente dinámica de la vida. Quizá por esto amo tanto a nuestra tierra, porque me siento a ella trabado. No me importa la sonrisa irónica de quienes se llaman a sí mismos espíritus superiores o fuertes y miran con desdén todas las cosas afectivas. Yo no me avergüenzo de tener corazón».

El escritor es el paralítico ante una realidad en perpetuo movimiento. Andrés escribe como el que se despide. Aunque menor en años, el escritor rumano Max Blecher, 1909-1937, quien por su enfermedad vive también postrado, presenta algunas similitudes en sus textos.

La nueva arquitectura ha fundado esta ciudad que, como una película en relievepor la que se pudiera caminar, acerca el mundo a este pequeño lugar donde todo sería posible. Con sus materiales diversos: hierro, cemento, piedra, madera,azulejos y cristal,surge un paisaje inédito, sorprendente, novedoso,a cuya aparición asiste, se hace consciente, trata con los amigos, advierten cambios. Sin duda, estas construcciones van a actuar sobre su manera de componer, constituyen una geometría interior, cuya originalidad dota a sus textos de unas maneras vanguardistas, que rompen con la provincia y su aldeanismo, sus escritos son comparable a un mosaico por su destreza, por la variedad de elementos, por su brevedad. Hay en su estética una voluntad poética, redimir a la palabra del uso, devolverle su sentido originario.

Voy a comentar 'Paisaje nevado', su prosa está exenta de lo vulgar, se aproxima a la música, el lector encuentra que, cada frase tiene un valor en sí, especie de tesela. En algunos casos, se descubre la presencia de versos endecasílabos: «En la noche invernal de plenilunio / finos vellones de algodón en rama». Abundan las greguerías, imágenes que unen términos distantes con una fuerte energía poética: «Nevar es llover luna. / Es la luna, -rota- esa harina de mármol que disfraza de payaso a la tierra». El textono tiene carácter de noticia, no se trata de describir algo insólito en nuestra tierra, sino que, gracias a la palabra, estamos ante otra realidad, ahora, la luna, ha perdido su prestigio romántico y transforma la tierra en payaso, agrega una nota irónica. Coincide con Ortega en su «deshumanización»: se trata de una cuestión óptica…, el objeto sólo es artístico en la medida en que no es real.

Andrés Cegarra Salcedo

Andrés Cegarra Salcedo (La Unión, 1894-1928) muere sin cumplir los 34 años. Siendo niño, enfermó de una anquilosis progresiva. A los 21 años quedó reducido a una total inmovilidad, lo que no le impidió desarrollar una intensa actividad literaria, según recuerda el Ayuntamiento de La Unión. Tuvo tres hermanos: Ginés, María y Pepita. María Cegarra fue poeta, perito químico, profesora y editora. En el Suplemento Literario (1923-1926) de LA VERDAD, Andrés Cegarra Salcedo participa con cinco colaboraciones (números 1, 7, 23, 31 y 56). También había publicado en la Página Literaria de 1923, precedente del Suplemento. En diciembre de 1923, Andrés Cegarra escribe 'Orfebrerías del mar', que aparece en LA VERDAD el 6 de enero de 1924: «Seduce esa humilde maravilla innumerable de las conchas de mar, ese festón polícromo de las playas de todo el mundo; desde los lugares telinas y las sedentarias patelas, hasta los grandes tritones que guardan eternamente, en su retorcida cueva, el largo, ronco mugir del oleaje; desde las tersas pechinas de aserrados bordes, hasta los prestigiosos múrices que dieron a la civilización antigua la indeleble púrpura, fenicia e imperial». Superlativo, de otra galaxia.

Perlas del Suplemento Literario de LA VERDAD. Próxima entrega: 21 de octubre. José Bergamín. Los aforismos de 'El cohete y la estrella' y otros atrevimientos.

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