
De 'sunset' con camisa nueva. Chiringuito de diseño y ambiente 'chic' para seguir hasta el ocaso
Territorio salado ·
Territorio salado ·
Pisamos césped bien peinado y nos sentamos en sillas de diseño, así que no sirven para ir a Maloca las alpargatas asilvestradas por mil playas ... ni la camiseta publicitaria de Grúas Miguélez. En el antiguo ZM101, un clásico de los ochenta en La Manga, bulle uno de los ambientes más 'chic' de la costa murciana, donde disfrutar el aperitivo y quedarse hasta el ocaso en el privilegiado escaparate de la playa de Los Alemanes, frente a la isla del Ciervo, donde el sol cae como un melocotón maduro. Después de un largo día de placeres gastronómicos, conviene llegar al 'sunset' lo más presentable posible, porque es el momento mágico, en el que se dejan ver asiduos y estacionales, instagramers y hedonistas que llegan en coche o en barcos que atracan frente al Maloca, con la camisa perfumada y la mejor sonrisa.
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Dónde: La Manga.
Qué pedir: Espetos, arroces, corvina a la plancha, carnes, salmorejo...
Tener en cuenta: Si quieres ir en fin de semana, reservar 10 días antes.
Para escuchar de camino: 'Things gonna change', de John Lee Hooker y Carlos Santana. Playlist 'Territorio salado' en Spotify.
El cocinero José Gómez firma la carta, que abarca desde un salmorejo con granizado de uvas a un arroz con zamburiñas, carnes maduradas y espetos de pulpo, dorada y lubina. Desde cualquier rincón del recinto se puede ver el Mar Menor, algo que en el resto de La Manga no es posible hasta que superas el kilómetro 15. De un comedor de espacios amplios e impoluta decoración, puedes pasar a la zona 'chill out'; con sillones mullidos como nubes y sombrillas donde tomar la crítica decisión de si te tropicalizas con unos mojitos o sigues fiel a la cofradía del cubata de toda la vida.
Así sucede ese fenómeno de aceleración del tiempo, por el que en la oficina se eterniza la tarde mientras que en Maloca se te cae el sol de la vista sin darte cuenta. Tau Cross, un 'pincha' cartagenero pero mundial, que ha hecho bailar a chinos y americanos, ambienta los tardeos hasta el ocaso, cuando pasa a una música envolvente con la que meditar sobre el privilegio de haber llegado a tal hora después de la peor pandemia que se recuerda. Es el momento para que los supervivientes de cuello planchado pidan la última copa porque, aunque la vida sigue, la noche aún no es libre.
HASTA EL DOMINGO: Oferta esepecial Semana Santa:
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