En Benizar las cosas son lo que parecen y también son algo más. Gente fronteriza y al límite, sostenidos por una voluntad colectiva que les lleva a hacerlo todo al unísono y al compás, desde un festival de arte 'cool' al 'no voto en masa' ... al estilo 'Ensayo sobre la lucidez'.

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El Estanco-Tienda de Isabel está allí y no esperes encontrar vapeadores de frambuesa, ni esnobismos para exhalar humo con olor a macedonia o fresa tropical; tampoco encontrarás una larga retahíla de inútiles productos de tendencia que forman parte de las mentiras urbanas para consumir, tirar, degustar y deglutir y devorar.

Este es uno de esos 'ultra-lugares' donde al entrar el olor te familiariza y reconcilia con la gente, huele a pimienta blanca, a azafrán de pelo, las longanizas se envuelven en papel de estraza, hay estanterías con botellas de quina 'Santa Catalina' y de brandy 'Terry Centenario' de las de malla amarilla (nunca supe exactamente para qué sirve esa malla) y no puede faltar un San Pancracio camuflado entre la maleza de un amplio manojo de un perejil y que con un poco de suerte nos dejará como estamos.

En el Estanco-Tienda de Isabel en Benizar, se compra y se intercambian impresiones, chismes y noticias. Seguramente Ana Rosa (que es panadera y algo más) tiene mucho que comentar antes de pagar a Isabel, estanquera y tendera, que anota en una pequeña libreta 'Guerrero' la cuenta en la cual 'sí hoy no traes suficiente no pasa nada mañana me lo das' porque en el Estanco-Tienda de Benizar se sabe tácitamente que es un sitio donde 'se fía' y para mí, no hay nada más revolucionario y esperanzador que esa mirada que te dice: 'de ti me fío'.

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