Para: no todo es narcisismo

De un tiempo a esta parte, en muchas cuentas que divulgan sobre Psicología, observo un abuso de la etiqueta narcisista. Ahora parece que si has tenido una madre que ha ignorado tus necesidades durante la infancia, una amiga que siempre ha querido ser el centro de atención, un compañero demasiado ambicioso o una pareja sin inteligencia emocional ya tienen que cargar con dicha etiqueta. Y, además, de forma injusta y peyorativa.

A medida que se las señala y estigmatiza, se omiten dos cuestiones. Primero, que esta gama relativamente amplia de conductas no tiene por qué responder a un trastorno. Sin contexto y sin evaluación no tenemos diagnóstico sino prejuicios. La falta de empatía, la vanidad o el egoísmo han existido siempre.

Segundo, el Trastorno Narcisista de la Personalidad es un trastorno mental, que se caracteriza por un patrón dominante de grandeza, prepotencia y superioridad. A menudo se expresa en pensamientos y comportamientos relacionados con la necesidad de admiración, la falta de empatía y el sentimiento de envidia. La comorbilidad de este trastorno se relaciona con la ansiedad, la depresión y problemas comportamentales. Y sí, requiere de tratamiento terapéutico.

Si tan importante es ahora el cuidado de la salud mental, eduquemos también en comprender, al margen de reduccionismos.