Mala divulgación

Proliferan también los libros de autoayuda que prometen soluciones drásticas y a corto plazo para cualquier público. Como si para evitar cualquier malestar emocional solo fuera necesario fuerza de voluntad ('Tú puedes con todo'), dosis de esperanza ('Eres más fuerte que eso') y una fe ciega en el pensamiento positivo ('Las cosas buenas ocurren todos los días: levántate y sonríe'). Aunque el interés por estos contenidos puede suponer un cambio de actitud hacia una dificultad psicológica que requiere de atención, cabe tener en cuenta algunos riesgos. Acercarse a estas publicaciones sin criterio puede provocar mucho daño. Si no consigues los resultados prometidos, parece que la culpa es tuya, que algo no estás haciendo bien, que te falta voluntad, que eres un fracaso. Lo que pretendía ser un recurso para sostenernos acaba convirtiéndose en un manual de autodestrucción. Seamos críticos y cautos. Desconfiemos de quienes creen que pueden ayudarte sin conocer tu historia. Nadie puede ayudarte sin saber quién eres.

No busquemos soluciones a nuestro dolor y consuelo en los espacios (y referentes) equivocados. Jamás cabe en un post o en un comentario lo que necesita de una atención individualizada y de un conocimiento riguroso del problema.