La calma

La casualidad ha querido que nos compremos la misma cámara en un breve espacio de tiempo Charlie XCX (diva de la independencia musical británica), Sandra de las Ginebras (divas de la independencia musical española) y este que firma el artículo (diva a secas). Son unas ... cámaras pequeñas, antiguas, de vídeo. Sin accesorios, ni efectos, ni filtros. Tiene un zoom. Deslizas el dedo un poco a la derecha y la imagen se acerca. Otro poquito a la izquierda y la imagen se aleja. Vamos, un zoom. Y fin. Nada más. Ni se conecta por wifi, ni se convierte en 'stories', ni se le añade carita sonriente, meme de Julio, ni tipografía molona. Nada. Una imagen. Una sola imagen (de más cerca o de más lejos) acompañada de un audio tomado al mismo tiempo. No una canción añadida de cualquier plataforma, ni quince segundos de comentario chistoso recurrente ni nada de nada más. La imagen que captes, ni siquiera la tuya a no ser que te enfrentes a un espejo, y el sonido que haya a tu alrededor y se pueda escuchar. No evangelizo en púlpito ardiente sobre la vuelta piano, piano de la analogía y su victoria final sobre la efervescencia y urgencia de la publicación digital. Pero bueno, me parecía de recibo constatar que tres divas de la escena musical mundial, en tan breve espacio de tiempo, y sin ponernos de acuerdo, hayamos coincidido en este mundo brutal y frenético en encontrar el disfrute antiguo de grabar en cámara de vídeo Sony Handycam nuestros días y noches, y guardados estos en una tarjeta de memoria, no tener prisa ni miedo, y dejar dormir las imágenes y sonidos sin la dictadura de un botón de publicar muy rojo y muy gritón que nos obliga a subir todo ipso facto. ¿Volverá a ponerse de moda la calma?