«El tiempo también pinta», dijo Francisco de Goya poniendo de manifiesto que el trascurrir de los años desgasta las obras de arte y las metamorfosea. Sucede igual con las esculturas: «El tiempo también esculpe». Van perdiendo miembros como amputaciones, modificando su estado original. Algunas ... esculturas se encontraron bajo tierra, como semillas que esperaban germinar; otras sumergidas en el mar; muchas han sido maltratadas por los hombres (existió la leyenda de que a algunas estatuas del antiguo Egipto les habían roto la nariz en un intento por preservar la «supremacía blanca»). Este Apolo Citaredo ha ido perdiendo progresivamente partes de su cuerpo esculpido en mármol de Carrara. Ni rastro de la cabeza o del brazo izquierdo que sostenía una cítara; como mucho podemos imaginarlos. La escultura está en el Museo del Teatro Romano de Cartagena, en perfecto estado de conservación y a resguardo, pero... ¿quién dice que dentro de unos siglos no habrá perdido más partes, 'cincelado' por el tiempo? Polvo eres y en polvo te convertirás.
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Cuándo Finales del siglo I antes de Cristo.
Dónde MUAL (Museo Arqueológico de Lorca).
Más de una vez hemos escuchado que los ojos de 'La Gioconda' nos siguen (independientemente de la posición o la perspectiva desde la que miremos el cuadro). Ese efecto no es mérito de Leonardo da Vinci. Cualquier retrato con los ojos mirándonos de frente consigue igual resultado. Incluso si se trata de un perro, como es el caso que nos ocupa. Te pongas donde te pongas, su mirada se clava en la tuya. En este perro de Ramón Pontones hay mucha emoción. En una excelente grisalla resuelta en pocos trazos, el pintor 'retrata' al can con la dignidad de una persona -o quizás aún más- consciente de la infalible fidelidad canina en contraposición con la de los hombres (recordemos que Pontones murió en el exilio en México, ejerciendo de profesor y olvidado por sus compatriotas). En la esquina superior derecha del dibujo leemos: 'semper fidelis', una máxima de origen latino cuyo significado es 'siempre fiel'.
Quién Ramón Pontones (1911-1995).
Dónde Colección Morales-Virgili.
La explotación de recursos ha dejado escenarios apocalípticos que ya forman parte del patrimonio industrial de la Región de Murcia. Paisajes abandonados como es el caso de las minas de Mazarrón y La Unión o los hornos de azufre en la Sierra de Pajares, en la pedanía de Salmerón, en Moratalla. El conjunto está compuesto por dos baterías de hornos con sus características cúpulas de piedra. Con el pasar de los años se han mimetizado tanto con el entorno que parecen nacidas al paisaje. Por su relevancia cultural y su valor arquitectónico acaban de obtener el reconocimiento de 'bien catalogado'. Es importante que no desaparezca este vestigio de un pasado de duro trabajo, como queda registrado en el testimonio de un lugareño: «En la destiladora del azufre, trabajaban las mujeres sobre una especie de sopa de azufre hirviendo, removiendo sin parar, que se llevó la vida de la mayoría de las mujeres que lo hacían».
Qué Hornos de azufre de Moharque.
Dónde Salmerón (Moratalla).
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