Un encargo muy especial

Tres módulos, una casa fragmentada, pequeñas piezas cerámicas, chapa, madera, forman esta casa. A retales hacemos la composición que construye desde el recuerdo el nuevo entorno donde la memoria no te atrapa, pero sí contiene la emoción vivida en otros lugares, en instantes que fueron nuestros. Construimos un hogar.

Nuestro entorno nos dibuja, nos da forma, nos escala. Nos inspiramos en el folklore, en la cultura visual popular murciana. En las noches de verano, en las reuniones con amigos. En las buenas vistas, en las luces y las sombras, en la huerta, en el disfrute. Nos inspiramos en M y M.

La casa se mueve, se desplaza sobre su eje buscando su mirada. «Desde mi habitación se ve la Luna». Una vivienda en una planta en relación con la huerta. «Dentro de la cocina tengo un huerto».

Modificamos el entorno que habitamos y este nos cambia a nosotros también. «Cada día nado en la alberca».

La casa se forma con trozos que encontramos, otros que trajeron y muchos nuevos, claro que hay nuevos. Todos.