'Hortus conclusus', oasis ciudadano

En su lugar, surgió una plaza dura, de animados niveles y nueva Fama, buscando con su novedoso trazado paliar cualquier nostalgia. Desde entonces, este espacio, que no poseyó ninguna ventaja de los remansos y sí todos los inconvenientes de una soleada plataforma, tuvo transformaciones que no consiguieron aliviar su dureza, y sufrió sistemáticamente la comparación condenatoria con su imagen primigenia de árboles esbeltos y jardín tranquilo, que la Gran Vía había convertido en imposible y el aparcamiento en recuerdo.

La última intervención ha hecho posible lo que parecía imposible. El Consistorio fue conciso en su encargo: vegetación (donde se incluía la ubicación de la antigua Fama, anteriormente reaparecida tras darse por perdida); casi un oxímoron ante la fragilidad de la estructura subterránea. De nuevo árboles, arbustos, plantas, pérgolas…, con el porte que han permitido los refuerzos que envuelven la tierra. Y la sombra poética de aquella antigua plaza. Ahora conviven elementos de todas las transformaciones, transitando entre ellos de nuevo los viandantes. Tangente al bullicio, un paisaje ha cambiado.