![Actuación de Pitingo en el Cante de las Minas, este martes.](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/08/07/pitingo-kYgE-U220928796576zvC-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Si empezáramos diciendo que la noche del martes, en la quinta gala del festival, cantó Antonio Manuel Álvarez Vélez, de pronto sin ser muy avezado, alguien nos diría: ¡Oiga! ¿Y éste quién es? Pues, como así son las cosas del flamenco con los motes, al ... que teníamos en el escenario era a Pitingo, en lenguaje caló significa presumido, que se anunciaba en los carteles con su espectáculo: 'Soulería de ida y vuelta'.
Pitingo, que acabó llenando la catedral, se encontraba muy a gusto con la distinción del Castillete de Oro que el Festival le entregó y que por la cabeza se le pasaba que hace veinte años vino a concursar, en ese mismo escenario, y ganó el premio al cantaor revelación.
Celebrando esa efeméride se puso en plan Pitingo y comenzó su actuación cantando por tonás, y después acompañando por la guitarra de Jesús Nuñez hizo una serie larga de soleares, acordándose de Juan Mojama y de Fernanda de Utrera. Después, prosiguió con otra serie de siguiriyas, que quiso dedicar al guitarrista Juan Habichuela, y terminó por la malagueña de Chacón, en tono de granaína, al estilo de Enrique Morente: «Entré en el jardín de Venus/A buscar la flor que amaba/Y encontré a la lís morena/Que era la que yo buscaba/Para alivio de mis penas», que término por cantes abandolaos.
Hasta ahí su parte de flamenco clásico, que cantó muy bien. Ya con toda la maquinaria de su gran grupo musical y de coros se metió de lleno en la faena de ese concepto del estilo que él llama «soulería», que no es otra cosa que el soul a ritmo de bulería, con esa fusión, con ese mestizaje multicultural. Ahí empezaba otro espectáculo cuando comenzaba con la canción 'Con los años que me quedan' de Gloria Estefan.
Con la composición 'Gospelerías', con letra de José Manuel Gamboa, ya subió el tono y Pitingo empezó a calentar al público y se hecho pa'lante y se puso a bailar. Dejó que se luciera su gran banda, y también se dejó unos buenos fandangos Ana Hernández.
Volvió con la canción: 'A puro amor' de Omar Alfanno, y ya comenzó el lío con el tema; 'Soul man' de Sam and Dave, todo un himno de la resiliencia, de la lucha y la perseverancia que dedicó a Gamboa, periodista, escritor y productor musical. Prosiguió con el famoso y popular 'Cucurrucucú, Paloma', que tanto se ha versionado.
Entretanto Pitingo interactuaba con el público relatándoles sus anécdotas de su mestizaje de madre gitana y de su padre payo y guardia civil, ya llegaba ese 'Stand By Me' de B.B King, que correaba el publicó, o ese otro temazo: 'I Just Called to Say I Love You' de Stevie Wonder, en la que el respetable público se desmelenaba cantando y moviéndose en sus asientos.
Pitingo les había advertido que no se cortarán y que bailaran: «Yo también voy a una discoteca y veo a unos que están bailando, ahí, con su señora, y que está gozando, y que no cogen el ritmo. Yo lo que digo es qué si alguna persona baila de alguna manera diferente que no se corte, que baile, que yo no voy a estar pendiente, porque no veo con los focos. Y llegó el momento más explosivo de la noche con una de las canciones cubanas más conocidas: «Guantanamera», basada en las primeras estrofas de los versos sencillos, del poeta cubano José Martí».
Pitingo les decía que iban a bailar todos, con el estribillo, y que primero lo harían los que estaban sentando a un lado y luego les respondería los de la parte opuesta. Ahí ya con el público en pie, sonaba el guantanamera y cuando llegaba el estribillo, a la voz de un, dos, tres de Pitingo, entraba el público con el «Guntanamera, guajira, guantanamera».
Aquello ya era una gran discoteca, un karaoke, cuando cada uno a su manera, que decía Frank Sinatra, cantaba el siguiente tema: 'Killing Me Softly with His Song' de Roberta Flack al más puro estilo de «soulería». Y como no podía ser de otra manera, terminaba su exitosa actuación, y no es la primera vez en La Unión, con un fin de fiesta por bulerías.
Con una voz templada que demostraba que conocía muy bien las tablas que pisaba, a capella consiguio que los nervios y la ilusión que traía hasta esta tierra se hicieran amigos y le permitieran disfrutar de una noche especial, en la que el público se entregó a Pitingo. Su parte más ortodoxa abría el concierto por soleá y seguiriya, solo acompañado por la guitarra de Jesús Nuñez, siguiendo por malagueñas con el acompañamiento de parte de su banda, que incluía vientos y seis coristas.
A grito de 'Soulería' la noche fue cogiendo ritmo. «Para mí es una noche muy feliz, porque son 20 años de carrera desde que todo empezó aquí, concursando», confesaba al público, mostrando orgulloso en su americana el 'Castillete de Oro' que solo unas horas antes había recibido. «Para mí el verdadero premio es que después de 20 años pueda seguir aquí con ustedes y que me sigan apoyando, y llevar el flamenco por el mundo entero», añadía. Y citó a Paco de Lucía, a Enrique Morente y Juan Habichuela para agradecerles su apoyo, así como a La Unión y su festival que su nombre pueda verse en la avenida del Flamenco junto a sus referentes y maestros.
Durante el concierto, Pitingo se aplicó uno de sus principios: «Al flamenco hay que darle personalidad y no se puede imitar». Porque lo que toca Pitingo, tiene su sello. Así que se atrevió a presentar en primicia su versión de 'Con los años que me quedan', y a versionar a Jon Secada con 'Ángel' que dedicó a su mujer.
Los momentos de gospel fueron apareciendo gracias a su coro y sus músicos, que convivieron con otras versiones de temas populares como 'A puro dolor' que emocionó en el Antiguo Mercado Público, o su 'Cucurrucucu' solo a guitarra y voz.
Aprovechó para hablar de su mestizaje y de la historia de su familia, esa que parte de la curiosidad de «un padre Guardia Civil y una madre gitana». Fue con el 'Stand by me' de Ben E King cuando los chasquidos de los dedos de las más de 1.000 personas que allí se congregaron sonaron a la vez, así como sus voces, con un coro que arropó al cantante. Animó a seguir con el ritmo, a «no tener vergüenza», y el público respondió poniéndose en pie con 'Guantanamera', 'Kimbara' y su versión del 'Killing me softly'. Fue entonces cuando admitió un «sois el mejor público del mundo». Y no fue peloteo.
Se fue del escenario «como se van los gitanos»: por bulerías. El fin de fiesta llevó al público a despedir en pie a uno de los artistas que más orgullo produce al Cante de las Minas.
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