Un gran espectáculo flamenco con Edu Guerrero, Ricardo Fernández y David Palomar

Comenzaba el espectáculo, con los siete participantes vestidos de negro en una ronda en la que la se empezaba, más que a explicar, a hervir, los orígenes del cante con Ricardo Fernández por cantes de fragua, tonás, martinete o con David Palomar con los romances del Negro del Puerto.

Se volvía a iluminar el escenario, dos sillas a ambos lados del escenario y el cuadro al fondo y comenzaban esa interactuación entre los artistas que salían o entraban por ambos lados del escenario. Con grandes momentos, cuando Ricardo Fernández, acompañándose con la guitarra, cantaba por soleá, y Edu Guerrero se contoneaba tras él subido sobre la silla. Salía David Palomar y se dejaba unas seguiriyas que ahí quedaban en el aire. Con el espléndido cuadro flamenco llega otro momento cumbre cuando le cantan por tarantos y Edu Guerrero simplemente lo borda con su taconeo y sus movimientos de brazos, sus giros, y sus monumentales desplantes, recordando porqué fue ganador del máximo trofeo «El Desplante», en la edición de 2013.

Seguía Ricardo Fernández, cantando y acompañándose con su guitarra, a lo Juan Breva, por Farrucas y aparecía Edu Guerrero. El espectáculo muy fluido era un puro espectáculo y en el ambiente ya se respiraba la gran fiesta que iba a llegar cuando David Palomar comenzaba con todo el grupo por tanguillos gaditanos, con esa guasa, a cantar gesticulando, con esos guiños al gran Chano Lobato, gustándose, contagiando al público con ese ritmo, al tiempo que bailaba, hasta el momento que salía Edu Guerrero y bailaba, de lujo, por alegrías, con todo el grupo, unas alegrías explosivas, en las que el bailaor, de un lado a otro del escenario taconeaba, jaleado por el público. Los duendecillos del duende ya hacía ratos que andaban sueltos y la gran fiesta por bulerías, fue eso una gran fiesta.

Edu Guerrero, volvía después de 11 años, y esas eran sus sensaciones: «Vuelvo a pisar las tablas y recuerdo todas esas vivencias y todas esas emociones de ese día, qué hoy las he sentido mucho más. Fue un cambio para mi carrera. Yo quería recordar con mis bailes: ese mismo taranto, y ese mismo baile por alegrías, esas cribas que pasé, y ese sufrimiento que sentí, hasta llegar a la final».

Sobre esas tablas también se volvía a encontrar el cantaor Ricardo Fernández que fue «Lámpara Minera» del 2012, que comentaba: «Esa una sensación de recuerdos, de volver a esos sentimientos que viví, con una mezcla otra vez del peso de la responsabilidad de saber dónde estamos y volver al sitio donde se produjo el cambio radical en vida». Y David Palomar se acordaba: «Hace más de veinte años estuve por aquí acompañando a compañeros que concursaban, en mi época de cantar para el baile. Ahora para mí es un privilegio como artista salir a cantar todos los días y voy a darlo todo». Otro que se volvía a encontrar en ese escenario era el cartagenero Alejandro Solano, excelente percusionista, que ganó el Premio «Filón» del Festival en 2019.

Volviendo al principio de esta crónica, ya se intuía viendo a los artistas, antes de comenzar que venían con ganas de que fuera su gran noche, como así fue, en esa comunicación absoluta con el público; una fiesta que se prolongaba nada más al bajar a los camerinos y el baile y el cante del fin fiesta seguía entre ellos. Se prolongaba en la noche de aquella noche.