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El término exacto se conoce como 'adultez temprana' y comprende las edades que van de los veinte a los cuarenta años, pero quienes andamos transitando esa etapa vital sabemos, deseamos, o simplemente creemos, que se trata de una especie de propina de la juventud. Incluso ... algunas fotografías desgastadas como los corchos sobre los que sobreviven fijadas con chinchetas retumban más con sonidos de la infancia agarrada a la sombra de Peter Pan que con el ruido del tráfico que se acumula a las puertas del salto al mundo adulto. Es una tierra prometida y de nadie. Un lugar extraño donde se mantienen calientes las manos de las primeras veces y los recuerdos todavía saben a orilla descalza, otoño en portales, fiebre primaveral e inviernos compartidos en cabañas de cemento y ladrillo. En la juventud, saltémonos el protocolo de los tecnicismos, queda toda la vida por delante y sin embargo es el momento en el que descubrimos lo que es mirar atrás con nostalgia. Y en ese punto de la partida, si la inspiración y la creatividad sacan a relucir las cartas guardadas bajo la manga, es donde nace el corazón de las obras artísticas de Álvaro Lafuente, conocido como Guitarricadelafuente, y Valeria Castro, protagonistas de los conciertos más redondos de la penúltima jornada de esta edición de La Mar de Músicas.
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Artistas. Filovento/Daniel, me estás matando/Valeria Castro/Guitarricadelafuente/Rita Indiana
Dónde y cuándo. Real Club de Regatas/Plaza del Ayuntamiento/Patio del Antiguo CIM/Auditorio 'Paco Martín' del Parque Torres/Castillo Árabe
Calificación. Correcto/Bueno/Sobresaliente/Sobresaliente/Muy bueno
En el primer caso, el artista castellonense aterrizaba en el Auditorio 'Paco Martín' tras agotar entradas para presentar el deslumbrante 'La cantera', un primer disco que asombra por su madurez, complejidad, valentía y, por supuesto, canciones. Un conjunto de temas tejidos con los hilos de un pasado que todavía palpita, cargadas de letras tan sencillas como conmovedoras y estructuradas a base de detalles mínimos que engrandecen la manera en la que respiran y se complementan entre sí. Un debut de ensueño que se mostró radiante en su salto al directo, manteniendo intactos los citados elementos y aumentando la intimidad compartida, otra de sus principales virtudes. Y es que, a lo largo de poco más de noventa minutos, Guitarricadelafuente, perfectamente acompañado por un fantástico grupo donde se encontraban unos Maestro Espada cuyo concierto del pasado jueves en este mismo festival continúa latiendo de pura belleza, logró completar el más difícil todavía: hacer de la introspección una experiencia colectiva.
Exceptuando momentos de delirio colectivo como 'ABC', 'Agua y mezcal' o 'Quien encendió la luz', el artista interpretó hacia dentro, con esa voz que se dibuja entre delicados cristales e inesperados arrebatos de amanecer, inmerso en su propio mundo, buceando entre raíces y tradición, manejando con admirable pericia el tiempo y la intensidad, pero su música voló con una fuerza que derribó murallas y venció fronteras. De repente, la memoria de Guitarricadelafuente era la nuestra. Con su folclore y ternura. Con su finura y poesía. Con sus ciudades que se hacen pequeñas y sus pueblos agigantados. Con sus corazones rotos y sus reencuentros. Con su tímido roce y su volcán. Una sensación que hizo todavía más especial la escucha de canciones como 'Mil y una noches'; 'Flor de caramelo'; 'La filipina'; la festejada 'Guantanamera'; 'A carta cabal', la más épica del lote, o la extraordinaria 'Vidalita del mar', tema que sonó en directo a la altura de su condición de joya principal del disco, y en la que confiesa sentir miedo al pensar «que ya no sirven los cantares». Sirva su precioso concierto en La Mar de Músicas como argumento perfecto para borrar estos temores. Desde luego que sirven, y mucho, para seguir provocando emociones indescriptibles.
Algunas, por ejemplo, tan potentes como las que sentimos con el concierto de Valeria Castro. Al igual que Guitarricadelafuente, la joven canaria también llegaba al festival para estrenar en directo su primer trabajo, 'Chiquita', un EP cuya extremada sutileza se adaptó a la perfección al escenario y atmósfera del Patio del Antiguo CIM, haciendo que cada interpretación de Castro se descubriera como una auténtica delicia. Desde temas propios tan deslumbrantes como 'Culpa', 'Cómo te voy a olvidar' o la preciosa 'Guerrera' hasta excelsas versiones de clásicos como 'Algo contigo' o 'Todo cambia', pasando por el estreno de sobresalientes canciones inéditas ('La raíz') que auguran un futuro lleno de buenas noticias, la artista conmovió sin estridencias, aupando su maravillosa voz sobre los hombros de una magnífica banda que arropó con mimo su repertorio. Le queda mucho camino por recorrer, ni una duda a la hora de apostar por el optimismo en esta ocasión, pero el presente de Valeria Castro ya merece un brindis al calor de la luna de La Mar.
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Definida por ellos mismos como 'boleroglam', término adherido a la genialidad, la propuesta de los mexicanos Daniel Zepeda e Iván De La Rioja, conocidos bajo el nombre artístico de Daniel, me estás matando, es tan sorprendente como estimulante en su arrojo, romanticismo y elegancia. La cercanía de las olas del mar en su concierto en la Plaza del Ayuntamiento terminó de aumentar el alcance de unas canciones con sobrada capacidad para cautivar aunando folclore y presente con apariencia de futuro. Mucho mejor cuando apuestan por la desnudez en 'Quisiera' o esa ranchera de oro titulada 'Fúgate' que cuando se pierden por intrincados y excesivos desarrollos instrumentales ('Canción acuática'), el dúo desplegó sus alas vintage en uno de esos directos que tienen el ADN puro de este festival.
En lo que respecta al resto de la jornada, mención especial para la dominicana Rita Indiana, una de las escritoras y artistas musicales latinas más influyentes de los últimos años, quien se subió al escenario del Castillo Árabe para protagonizar un concierto de ímpetu arrollador. Un vibrante espectáculo cuya corta duración fue el único factor en contra y donde géneros tan dispares como la cumbia, la bachata, el 'reggae' y el rock duro, entre muchos otros, se entrelazaron desde el impulso y la rabia, la rebeldía y el furor, el alma indomable y la mente abierta.
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Un breve pero intenso cierre para un viernes que comenzó en el Real Club de Regatas con Filovento, cantautor mazarronero que combinó canciones inéditas con la interpretación íntegra de 'Semillas de un otoño imaginado', debut donde, al igual que ocurrió sobre las tablas, destacan los temas 'Kintsugi', 'Ninguna parte' y 'Una luz'. Un concierto mecido por una tímida brisa marina donde el artista, acompañado por Óscar Esteban a la percusión y Pablo Orenes al contrabajo, se mostró cargado de agradecimiento ante la oportunidad de tocar en La Mar de Músicas. La ilusión de los primeros pasos artísticos. Cosas de la hermosa juventud.
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