El protagonismo de la tercera gala de este domingo tenía como protagonista la guitarra, como la noche anterior lo había tenido el baile con el Ballet Nacional; la Guitarra con mayúscula de Carlos Piñana con un programa doble: una primera parte esencialmente flamenca con su ... grupo y otra segunda con una selección de cinco partes de su disco 'Rubato', con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, que fue preseleccionado por la Academia para los Grammy Latinos en su edición de 2020, en la categoría de 'Mejor Álbum de Música Flamenca'. Una noche para vivir y sentir la fusión del flamenco con la música clásica, como así fue.
Comenzó Carlos Piñana, con su grupo, su concierto realizando un recorrido de palos con bulerías, un zapateado, seguiriyas, alegrías, tangos; la taranta de la tierra y su taranta, no hay que olvidar que obtuvo el 'Bordón Minero' de 1996 máximo galardón de guitarra del Festival. Piñana con su estilo propio, con ese perfeccionismo, a veces muy eléctrico, dejaba la impronta de su técnica en ese viaje por el mástil, recorriendo las primas y los bordones, dejando sus falsetas, y recordando a otros maestros, intercalando partes del adagio del concierto de Aranjuez o de 'Entre dos aguas' de Paco de Lucía, con una excelente actuación, en la que por alegrías se lució el bailaor Cristóbal Muñoz. Le acompañaban Miguel Ángel Orengo a la percusión, como siempre magnífico; José Antonio Chacón al cante y Rainer María Nero de segunda guitarra.
La segunda parte pura fusión de lo flamenco y la música clásica se producía cuando subían al escenario los 16 músicos de cuerda y su director César Álvarez y ya la guitarra de Piñana como un instrumento polifónico, para interpretar solo cinco de las partes de la suite para guitarra y orquesta, compuesta por Piñana y por Pedro Contreras, arreglista, productor y pianista.
La primera pieza que sonaba era 'Prefiero sentir', como preludio, como un tango lento, para continuar con 'El Caribe' por guajiras, 'El poema de la guitarra' por Farrucas, Flamenco Ma Non tropo, por bulerías y terminando con 'Hacía Oriente' por unas rumbas, muy rumbosas, que conectaban con un público muy atento, que al final les dedicó unos sonoros aplausos.
Carlos Piñana, ya nos decía antes de comenzar que «para mí pisar las tablas forman parte de mi vida artística y personal, el Festival siempre ha estado ligado a la familia Piñana, con mi abuelo desde los inicios, mi padre como guitarrista oficial del Festival, mi hermano Curro que ganó la 'Lámpara minera' o yo con el 'Bordón'. Siempre que actuó aquí me impresiona, no solo por el lugar, sino porque es el Festival más importante del mundo«.
El otro gran protagonista, Cesar Álvarez, director de la orquesta nos comentaba: «Con Carlos llevo ya muchos años trabajando y nos entendemos a la perfección. Es otro lenguaje al que yo estoy acostumbrado, pero amo el flamenco, lo hago con mucho cariño y me siento muy cómodo. Este lugar es diferente a nuestros circuitos y este es un Festival de mucho renombre que siempre impone».
Y hasta ahí 'Rubato', que viene a significar un modo de ejecutar un pasaje musical con cierta libertad el en el tiempo de compases, así pues, una excelente fusión, un gran viaje entre esos tiempos clásicos y los compases flamencos.