A veces -eso es- parece que, sintiéndote un privilegiado por estar allí, estás contemplando un hipnótico espectáculo pintado por Caravaggio que, milagrosamente, se ha hecho carne en movimiento con esos personajes jóvenes iluminados por su misterio y su magnetismo; espectáculo que muestra, humildemente y al ... mismo tiempo en todo su esplendor, la naturaleza humana en toda su belleza, desgarro, temores, proezas físicas, qué locuras... Y, en otros momentos, lo que contemplas es un deambular de fantasmas y recuerdos del pasado, de sombras que acechan, amores que dijeron adiós, manos que te ayudaron, cuerpos que abrazaste no sin desesperación, seres queridos que jamás volvieron, luces tenues que sanan tus heridas, vajillas familiares que cobran vida propia ante tus ojos... Ves claro el juego que consiste en correr riesgos, en trepar por tus anhelos más ocultos, en desnudarte entre la niebla..., ser invisible, ser esperado con todo el cuerpo ajeno, ser algo más que algunos días luminosos y oscuros en el mundo, ser incluso algo más que polvo enamorado y ese olvido en que nos convertiremos.
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La compañía canadiense People Watching, a la que no conviene para nada perderle ya la pista, construyo ante nosotros, con una delicadeza bárbara, con una sutilidad de precisión relojera, un espectáculo de una fuerza que obliga a la(s) mirada(s) a no perder detalle. Y que despliega una escucha placentera y extraña de sonidos aislados, lejanos, que surgen de una diminuta campanilla o del roce de un cristal o del abrir y cerrarse una puerta de armario. Otras veces, una música excelsa inundará la acción de un esplendor que no deseas que acabe.
Obra. 'Play Deap'.
Danza. Compañía People Watching (Canadá).
Sábado, 17 de agosto de 2024. Auditorio Parque Almansa de San Javier.
54 Festival de Teatro, Música y Danza.
'Play Dead', que así se llama esta apuesta alejada de toda rimbombancia y pretenciosidad comercial, es el resultado del trabajo de creación e interpretación colectivos de los seis artistas-bailarines-acróbatas que hacen posible el prodigio. En escena, apenas unos cuantos muebles antiguos, una alta cortina esquinada, alguna lámpara, y un deambular de palpitaciones y miradas que atraviesan siglos de dominio del cuerpo, y de búsqueda de placer, arman este montaje que no obvia el carácter reconocible, en ocasiones tan ridículo, de los comportamientos humanos, gloriosos otras veces.
Danza, piruetas circenses, teatro físico, admirable, que por momentos nos hace temblar...; esta crónica de las relaciones humanas no deja al margen ni el fatalismo, ni lo 'malditos sean' todos esos destinos condenados a toparse con la muerte a deshora, o el cabalgar de la traición o el infortunio. Pero 'Play Dead' es, por encima de todo, una celebración de los afectos, la sensualidad, la amistad, el baile, el gozar juntos, el atreverse a derribar los muros.
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Seis auténticas fieras, a veces casi invisibles, celebran el milagro de las artes escénicas sobre el escenario del Auditorio Parque Almansa. Y, sí, cierto que este espectáculo podría haberse lucido todavía más en el Teatro de Invierno -por favor, que a nadie se le ocurra la tonta idea de cambiarle el nombre-, el nuevo espacio con el que cuenta el Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier, que, dirigido un año más por David Martínez, ha llegado a su 54 edición convertido en una de las citas teatrales estivales más apetecibles en toda la geografía española; lo sé: dejemos aparte al Grec de Barcelona.
Eso es: seis artistas magníficos, entregados a un espectáculo que ellos mismos ayudan a montar y a desmontar y que, según cuentan, surgió cuando en la primavera de 2020 se sintieron «impulsados a investigar formas en las que se podía compartir la intimidad con una audiencia durante una época de profundo aislamiento». Y acertaron de pleno dotando a las posibilidades de comunicación e impacto del circo contemporáneo de unas dosis de profundidad dramática que calan en lo más profundo del espectador. Se llaman, benditos sean: Ruben Ingwersen, Jérémi Levesque, Natasha Patterson, Brin Schoellkopf, Jarrod Takle, Sabine Van Rensburg.
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Hay algunas cosas que quedaron claras en la noche del sábado; una de ellas, que sin la menor duda, tanto la trayectoria del Festival de San Javier -que cuenta con la apuesta firme del alcalde José Miguel Luengo (PP)-, como el público habitual en la mayoría de su programación, de comportamiento ejemplar y fidelidad demostrada, merecerían contar en próximas ediciones con compañías de la categoría de, por ejemplo, la belga Peeping Tom, cuyo último espectáculo, 'S 62°58', W 60°39' -coordenadas que corresponden a la Isla Decepción, el lugar exacto donde un barco ha quedado encallado entre el hielo ártico- dejaría seguro otras de esas noches para el recuerdo.
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