El concejal cartagenero Nacho Jáudenes, en el Faro de la Curra del Puerto de Cartagena.J. M. Rodríguez / AGM
Portavoz y concejal de Hacienda, Educación y Cultura en el Ayuntamiento de Cartagena
Nacho Jáudenes: «Me gustaría tener hijos y ser para ellos el buen padre que yo no he tenido»
Estío a la murciana ·
«La he visto reinventarse, caerse y levantarse para seguir con más fuerza, y creo que no exagero sintiendo veneración por mi madre y teniéndola como ejemplo», asegura el concejal cartagenero
N acho Jaúdenes, licenciado en Derecho y técnico de administración general por oposición del Ayuntamiento de Cartagena, de cuyo equipo de Gobierno forma parte, además de como portavoz, como concejal de Hacienda, Educación y Cultura. La alcaldesa Noelia Arroyo (PP) confió plenamente en él, y ... queda clarísimo que no precisamente para que pueda disfrutar de mucho tiempo libre y dedicarse a estudiar a John Keats -«Si yo fuese inmortal, brillante estrella, / como lo eres tú...»- en su propia lengua. Estamos ante un joven político en el que se puede, y apetece, confiar.
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-El principio de todo.
-Nazco en 1998 en el Hospital Naval de Cartagena. Mi madre se quedó embarazada de mí con 19 años, fue madre soltera. Lo pasó muy mal. Vivía en un ambiente militar, muy cerrado, en la Cartagena de finales de los 90, donde no se entendía muy bien que siendo tan joven se quedase embarazada... Fue un embarazo muy duro y cuando yo nací lo pasómuy mal porque me tuvo que criar sola.
-¿Qué hizo?
-Se independizó, se fue a vivir sola, trabajó mucho...; para sacarme adelante, llegó a tener dos trabajos en el mismo sitio, en una clínica en la que por la mañana hacía algo muy distinto a lo que hacia por la noche: limpiarla. Es cierto que nunca me faltó de nada, pero tampoco nos sobró. Por ejemplo, hubo meses en los que pagar la luz de la casa era un muy serio problema...
-La madre.
-Valoro muchísimo su sacrificio para sacarme adelante. Ya sé que no es algo tan excepcional, porque miles de madres han pasado por la misma situación, pero le agradezco tanto su enorme esfuerzo para que, dentro de las circunstancias, yo tuviese una infancia feliz. Y, desde luego, el hecho de que tu padre biológico no quiera saber nada de ti te obliga a ver la vida de otra manera.
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«La he visto reinventarse, caerse y levantarse para seguir con más fuerza, y creo que no exagero sintiendo veneración por mi madre [Paloma Jáudenes] y teniéndola como ejemplo»
-¿Le preguntó a ella si en algún momento se planteó no seguir adelante con el embarazo?
-Sí. De hecho, yo podría haber sido un niño abortado. Incluso... a lo mejor lo hubiese entendido, por las circunstancias de las que hemos estado hablando. Hoy no existen todas las incomprensiones que sí estaban presentes entonces. Ella decidió seguir con el embarazo sin ninguna duda.
-Siente usted una admiración total por ella.
-Llevo toda mi vida viéndola esforzándose; montó su propia empresa, que llegó a tener 50 trabajadores y 17 puntos de venta en toda España. Conoció el éxito y el fracaso, pasó por un concurso de acreedores, tuvimos que vender nuestra casa...; la he visto reinventarse, caerse y levantarse para seguir con más fuerza, y creo que no exagero sintiendo veneración por mi madre [Paloma Jáudenes] y teniéndola como ejemplo.
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-¿Siempre le hacía caso?
-Qué va [risas]. De pequeño era muy rebelde y un mal estudiante, si bien afortunadamente luego cambié cuando llegué a Bachiller. No es que fuese un niño maleducado, ni un bala perdida, pero no era un modelo ni de estudiante, ni de obedicencia.
-La llegada de los hermanos.
-Mi madre se casó en 2005 y empezaron a llegar mis tres hermanos; de estar solos pasamos a ser familia numerosa; en 2019 se separó y nos quedamos viviendo juntos los cinco. Ahora también, por circunstancias, vivo con ellos.
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En tragos cortos
Un sitio para tomar algo con amigos.
Cualquier chiringuito en Cabo de Palos.
Una canción.
'Noches de boda', de Joaquín Sabina.
Un libro.
'Matar a un ruiseñor', de Harper Lee.
¿Qué consejo daría?
[No da consejos]
Un aroma.
Jazmín.
¿Les gustaría ser invisible?
No.
¿Tiene enemigos?
Creo que no, pero en política es muy complicado no tenerlos.
¿Qué es lo que más detesta?
La traición.
Un baño ideal.
En El Portús (zona textil).
Un viaje pendiente.
África.
Un lugar al que volver.
Roma.
Un héroe o heroína de ficción.
No tengo.
Un personaje histórico.
Asdrúbal el Bello (político y general cartaginés).
-¿Ha encontrado alguna explicación al comportamiento de su padre biológico?
-Es muy complicado de entender que tu padre no quiera saber nada de ti, ni darte su apellido ni nada en absoluto. Pero también le digo que, como he vivido sin él toda la vida, no lo he echado en falta y nunca se lo he recriminado.
-¿En serio?
-Jamás; de hecho, a día de hoy de vez en cuando lo llamo.
-¿Por qué?
-Es mi padre, yo creo en el perdón y no le guardo rencor. Si no perdonas, la situación deriva en rencor y el rencor genera frustración. Quiero vivir sin malos sentimientos. También es cierto que con mi familia paterna tengo una relación absolutamente normal, y eso es algo que también le agradezco a mi madre: desde el primer momento me llevaba a ver a mis abuelos, a mis tías... Tengo la suerte de que viven mis cuatro abuelos.
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-¿Se sintió un príncipe destronado cuando llegaron sus hermanos?
-No [risas] Los recibí con mucha alegría, aunque ahora se han convertido en mi peor pesadilla porque yo soy muy ordenado, muy maniático, y ellos lo ponen todos pata arriba porque están en una edad muy mala [risas]. Yo soy demasiado ordenado, metódico y formal, lo reconozco.
El concejal cartagenero Nacho Jáudenes.
J. M. Rodríguez / AGM
-¿Qué decía de pequeño que quería ser en la vida?
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-Decía que quería ser casteñero, me encantaban las castañas y los puestos en los que se vendían en Cartagena. Mi madre se quedaba tan tranquila porque decía que lo único que no quería es que yo fuese torero o político [risas].
«Creo en la libertad del individuo y en la cultura del esfuerzo, y el PP apuesta claramente por ambas cosas»
-¿Por qué estudió Derecho?
-Me fascinaba todo el mundo de las leyes, y valoré también la cultura que podía darme estudiar una carrera tan amplia en conocimientos. Pero tenía claro que no quería ejercer de abogado, ni tampoco ser juez, ni fiscal. Y ser registrador de la propiedad me parecía muy aburrido [sonríe].
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-Usted no es ni tímido, ni desde luego introvertido.
-No. De hecho, creo que peco de abrir mi corazón demasiado a la gente, y luego me toca llevarme decepciones, claro.
-Los viajes.
-Estoy enamorado perdidamente de Roma, donde he estado ya ocho veces y donde pienso volver cada vez que tenga la oportunidad. Me encanta contemplar 'La Pietà' de Miguel Ángel, imaginarme al papa Clemente VII huyendo del Vaticano por el Passetto di Borgo al Castillo de Sant'Angelo...; y estoy convencido de que el odio entre [Gian Lorenzo] Bernini y [Francesco] Borromini ha sido una de las mejores cosas que le ha ocurrido a Roma y a la Historia del Arte. Para mí, 'El rapto de Proserpina' de Bernini es la mejor obra de arte de todos los tiempos. Cuando voy a Roma, me puedo pasar las horas paseando por la Villa Borghese...; Roma es uno de mis mayores placeres. Creo que si no hubiese estudiado Derecho hubiese optado por la Historia del Arte y, de hecho, no descarto hacerlo algún día.
Gol en propia portería
-La traición.
-La he sufrido, y de hecho es de las cosas que más detesto.
-¿Celoso?
-No. Tengo personalidad, tampoco soy un inseguro y me gusta confiar en la gente.
-¿Qué le gustaría?
-Me encantaría que me gustase el deporte, practicarlo mucho más de lo que lo hago, pero para el deporte soy muy vago, me cuesta. Lo que sí hago es salir todo lo que puedo a caminar por el monte, lo cual viviendo en Cartagena implica que, al mismo tiempo que estas en el monte, puedes contemplar el mar, y eso es un placer y una maravilla.
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«Estoy enamorado perdidamente de Roma»
-¿Jugó al fútbol?
-Sí, hasta que en un campeonato del colegio metí un gol en la portería de mi equipo, ¡reconozco que era malísimo!
-¿Le importa lo que digan de usted?
-Hubo un tiempo en el que, incluso, hacía ciertas cosas para que la gente tuviese un buen concepto de mí, pero me di cuenta de que caerle bien a todo el mundo es imposible y, a partir de ese momento, algo cambió en mí. Ahora, la verdad es que me da un poco igual. Lo que no me da igual es no hacer las cosas lo bien que creo que se deben hacer.
-¿Le gustaría tener hijos?
-Me gustaría tener hijos y ser para ellos el buen padre que yo no he tenido.
-¿De qué tiene conciencia?
-De que soy un afortunado. Tengo mi vida laboral resuelta y voy a dedicar los mejores años de mi vida a trabajar por Cartagena. Estoy haciendo lo que me gusta, estoy haciendo lo que quiero, y eso es una gran suerte. A mí lo que me motivaba a seguir preparándome la oposición, que fue un tiempo realmente duro, era el pensar que ese era el camino para poder llevar una vida que te permitiese tener seguridad económica y tiempo para ti. Tener las espaldas cubiertas te da mucha tranquilidad. No soy brillante ni el más inteligente de la clase, lo que tengo es mucha constancia y disciplina.
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-¿Por qué está en política?
-Porque creo que desde la política se pueden mejorar las cosas, aunque no creo que se pueda cambiar el mundo; todo lo utópico deviene en frustración, como reflexionaba Karl Popper. Pero sí se pueden hacer bien las cosas y a mí me dieron la oportunidad de poder hacerlo.
-Noelia Arroyo.
-Siempre le estaré agradecido porque me devolvió la ilusión por la política y porque ha confiado en mí. Es la alcaldesa que le ha aportado a Cartagena la serenidad y la estabilidad que se necesitan. Y, además de que tiene un proyecto de futuro para el municipio, estoy convencido de que en las próximas elecciones logrará una mayoría todavía más amplia que la que ahora tenemos.
-¿Por qué del PP?
-Creo en la libertad del individuo y en la cultura del esfuerzo, y el PP apuesta claramente por ambas cosas; podría darle muchas más buenas razones.
-¿Qué rechaza?
-Que los que se dedican a la vida pública utilicen el poder para su propio beneficio.
-¿Presente qué tiene?
-La persona que insulta pierde toda la razón.
-¿Barco tenemos?
-Tenemos moto, la mejor inversión que he hecho en toda mi vida [sonríe].
-¿Morimos y se acabó?
-Yo creo que hay una vida más allá de la muerte, a la que no temo. Yo tengo fe, y la fe te ayuda a encontrarle sentido a cosas que con la razón no se pueden explicar. El verano pasado estuve en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, y me di cuenta de que la fe está más viva que nunca entre los jóvenes, y eso es reconfortante: ver a gente de tu edad que no tiene complejos en decir claramente que es creyente.
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