
Juan Ramón Gimeno: «No tenemos motores, ni de Fórmula-1, ni de nada, que tengan la fiabilidad del corazón»
El cardiólogo de La Arrixaca tiene 'controladas' a cuatro mil familias de toda la Región cuyos corazones son objeto de un seguimiento especial
Juan Ramón Gimeno (Alicante, 1970). Lleva desde 1996 viviendo en Murcia. Cardiólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca. Tiene 'controladas' a cuatro mil familias de ... toda la Región cuyos corazones son objeto de un seguimiento especial. Hablan de él con admiración, afecto y gratitud. Cuando se le dice, él sonríe muy, muy tímidamente. Practica la natación. No fuma. Bebe mucho... café. ¿El vino? Sí, a pequeñas dosis nuestro corazón lo agradece.
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-¿Qué busca?
-Buena gente.
-¿Qué niño fue?
-Tímido, buen estudiante y, siempre que podía, jugaba al fútbol; cuanto más, mejor. No tenía nada de especial, estaba a lo que me tocaba hacer en cada momento y no me complicaba la vida.
-¿A qué colegio fue?
-A uno público, mis padres eran maestros. Cuando yo estudiaba en el instituto, mi padre estudiaba la carrera de Medicina. Era algo que siempre quiso hacer.
-¿A usted qué le gustaba?
-Siempre me ha interesado muchísimo la biología.
-¿Rebelde?
-En algún momento: reaccioné en contra de la imposición del valenciano. En Alicante no se hablaba el valenciano, mi familia no es valenciano parlante. Por cuestiones políticas, se nos impuso que teníamos que hablarlo; si no lo sabíamos, había que aprenderlo. Por fuerza, de una manera artificial. Fatal: saber valenciano llegó a puntuarse por encima de saber inglés, o incluso de una tesis doctoral. De pronto, no había nada más importante que saber valenciano aunque para ti no significase nada.
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-¿Se siente valenciano?
-No, yo soy alicantino. Ahora me siento de Murcia.
-¿Qué es muy gratificante?
-La relación con mis pacientes. Al margen de una enfermedad y de unas expectativas puestas en mí, tienen una vida, una familia, una profesión y unas ilusiones de las que me gusta hablar con ellos. No solo porque creo que este tipo de relación más humana es también beneficiosa desde un punto de vista profesional, sino porque para mí es muy enriquecedor. Conozco a mucha gente muy interesante y valiosa.
-¿Utiliza usted expresiones como 'te lo digo de corazón'?
-¡Sí!, y '¡tiene un corazón que no le cabe en el pecho!'. Todos las empleamos, ¿usted no?
-Lo ligamos a las emociones, a la espiritualidad, al sentimiento religioso, a la entrega...
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-Como si el corazón acogiese las emociones, sí; en determinados países ha sido muy difícil realizar transplantes. Hay quienes no pueden entender que el corazón se done ni que se reciba, porque es como si ahí, incluso, estuviera nuestra alma depositada. Japón, por ejemplo, tardó en aceptar los transplantes.
-¿Y el corazón qué es?
-Es un músculo, siento ser tan poco romántico. Es pura biología, pero sí es cierto que tiene muchas influencias del sistema nervioso y de las emociones. Y que estas se expresan en él. El ritmo cardíaco no es ajeno al sistema nervioso.
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-¿Llorón?
-No, pero alguna vez lloro por los pacientes. De los que van mal es muy difícil olvidarte.
-¿Miedo a qué?
-A perder personas vitales en mi vida. Mi propia muerte no me preocupa demasiado, ni siquiera pienso en ella. Que yo me vaya a morir me parece lo natural.
-¿Hay un Más Allá?
-¿Usted qué cree?
-Yo tengo ya bastante con hacer las preguntas.
-[Risas] Soy creyente, aunque no muy practicante. Ojalá no se acabe todo con la muerte. Eso es lo que espero.
EN TRAGOS CORTOS
-
Un sitio para tomar una cerveza. En Mala (Santo Ángel, Murcia).
-
Una canción. 'Bohemian Rhapsody', de Queen.
-
Un libro para el verano. 'La vida en cuatro letras', de Carlos López Otín.
-
¿Qué consejo daría? Disfruta hoy.
-
¿Le gustaría ser invisible? No.
-
Su copa preferida. Mojito.
-
Su héroe o heroína de ficción. Batman.
-
Un epitafio. [...]
-
¿Qué le gustaría ser de mayor? Viajero.
-
¿Tiene enemigos? Hay que tener alguno, digo yo.
-
Un baño ideal. En Calblanque.
-
¿Lo que más detesta? La mala educación.
-¿Existe un Dios creador?
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-Quiero pensar que sí.
-¿Lo ha sentido alguna vez?
-Me he sentido acompañado, sí.
-¿No todo tiene que ser racional, demostrable, tangible...?
-No. A mí me parece tan increíble el funcionamiento de una célula... La teoría evolucionista no implica que no haya nada sobrenatural, que a lo mejor no lo hay. Pero el que haya una explicación no quiere decir que no exista nada más. Y cuando la explicación es tan difícil, cuando todo es tan complejo... ¿Ha ocurrido el origen de la vida por arte de magia? Fíjese: el corazón tiene que latir treinta mil millones de veces en una vida, desde que tenemos cuarenta días en el vientre de nuestra madre. No tenemos motores, ni de Fórmula 1, ni de nada, que tengan esa fiabilidad, esa rentabilidad, esa capacidad. No somos capaces de diseñar nuestros propios órganos con la misma precisión. El cuerpo humano va muy por delante de nosotros. Si uno entra dentro de una célula del corazón, ve cómo está funcionado esa factoría y se da cuenta de que hay millones de reacciones produciéndose en ese mismo momento. Lo extraño es que todo eso sea armónico, lo normal es que fuese un caos.
Pensar
-¿Qué más es un misterio?
-¿Cómo se produce en nosotros, y no en los animales, el hecho de pensar, de saber que nos vamos a morir y el poder tener una proyección de futuro? ¿Qué nos hace diferentes?
-¿Vegetariano?
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-Lo fui en la época de la carrera en la que hacíamos prácticas con cadáveres. No por convencimiento, sino por aversión temporal.
-¿Qué no ha sido nunca?
-Nunca he fumado.
-¿Qué sí es?
-Bebedor de cerveza.
-¿Orgulloso de qué está?
-Hace ya más de 20 años que empecé a especializarme en el estudio de enfermedades genéticas cardíacas, para lo cual me formé durante dos años en Inglaterra. La idea era montar en La Arrixaca una unidad de cardiopatías familiares. Hoy contamos con un laboratorio de cardiogenética que está trabajando muy bien. Una de las investigaciones fundamentales consiste en identificar qué cosas nos tienen que llamar la atención cuando vemos a un paciente para saber si va a tener un problema cardíaco dentro de cuatro o cinco años; la prevención es muy importante. Tenemos a más de cuatro mil familias de la Región en estudio. En 2016 fuimos centro de referencia europeo para enfermedades genéticas cardíacas.
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-¿Qué no es una prioridad para usted?
-Acumular dinero.
-¿Qué defiende?
-La Sanidad Pública.
-¿Duro qué le resulta?
-Los casos de muerte súbita de lactantes menores de un año son... terribles; tenemos mucha relación con el Instituto Anatómico Forense, estudiamos los casos de muerte súbita. No te acostumbras: un joven que estaba jugando en la playa, un chico que montaba en bicicleta por el monte, una niña que jugaba en casa con sus padres, un profesor de natación de 20 años que tras llegar de correr cae desplomado... Te quedas destrozado. Y tenemos que hablar con los padres, darles una explicación si la piden. Y hay que estudiar a toda la familia en el momento en que pensamos que estamos ante una enfermedad que podría ser genética; hay que darles la tranquilidad de que pueden hacerse una serie de pruebas para ver que no tienen ningún problema de corazón, que todo está bien.
«Cocinar es otra de las cosas, junto al deporte, que me viene bien para despejar la cabeza. No hay semana en la que no prepare una paella de pollo y verduras»
-¿Qué les dice a los padres?
-Esos padres se pueden levantar todos los días durante los próximos 20 años sin poder creérselo todavía. ¿Recuerda el caso del jugador del Sevilla, Antonio Puerta? Todo el mundo sabía que sufría desvanecimientos cuando hacía esfuerzos, y del último no se recuperó. Hay cosas que son impredecibles, pero hay otras que se conocerían con un diagnóstico a tiempo. Por ejemplo, ¿por qué no hacerles un electrocardiograma a todos los chicos a los que se les hace a los 14 años la última revisión del 'calendario'? No creo que costase tanto.
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-¿Qué recomienda?
-Escuchar, escuchar a quien está sufriendo y quiere decir algo es muy necesario. Me encuentro con padres que te enseñan fotos de sus hijos, que quieren hablar de ellos, contarte cómo eran, lo que hacían, lo que les gustaba de pequeños... Nosotros no somos psicólogos, pero lo hacemos lo mejor que sabemos. ¿Sabe qué apoyo destacaría yo como esencial? El que prestan las asociaciones de pacientes, en este caso de enfermedades con cardiopatías. ¿Le cuento un caso?
-Adelante.
-Entra una mujer a la consulta. Tiene una enfermedad del corazón y lleva un desfibrilador. Te dice: 'Estoy embarazada, ¿qué hago?'. Yo le doy toda la información sobre este embarazo de riesgo, etcétera, pero lo que también hago es proguntarle si quiere hablar con alguien que haya pasado ya por lo mismo. Y me pongo en contacto, por ejemplo, con Gisela. Se lo explico y le digo: '¿Te importaría quedar con ella a tomar un café?'. Sé que me dirá que lo hará encantada, y estoy convencido de lo útil que será ese encuentro. Hablar con gente que ha pasado o está pasando por lo mismo que tú es muy beneficioso.
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-¿Qué hace cuando llega a casa?
-No hablar de trabajo.
-¿Cómo se relaja?
-Con el deporte: hago natación y salgo a correr de manera regular.
-¿Qué nos recomienda para cuidarnos?
-Pues... todos sabemos lo que tenemos que hacer, ¿no es verdad? Pero no lo hacemos. A veces resulta cansado recomendar mil veces lo mismo: una buena alimentación y hacer al menos 150 minutos de ejercicio físico de cierta intensidad a la semana. En cuanto a la alimentación, no abusar ni de las grasas ni de la sal. Hay personas que mejoran drásticamente en su capacidad de hacer cosas solo controlándose lo que beben y la cantidad de sal que toman. ¿Aceitunas, patatas fritas, atún de lata? Están llenas de sal.
-¿Y el vino?
-El vino es positivo, en general, en dosis bajas. Es beneficioso para el corazón y para la circulación sanguínea.
-¿Una copa al día?
-Mejor media.
-¿De qué prescinde usted?
-Cero azúcares añadidos.
-¿Su alimento estrella?
-Me encanta el arroz.
-¿Cocinero?
-Cocinar es otra de las cosas, junto al deporte, que me viene bien para despejar la cabeza. No hay semana en la que no prepare una paella de pollo y verduras.
-¿Qué procura?
-Cuidarme para envejecer lo mejor posible. Y eso implica el cuidado de la piel, que hay que proteger del sol.
-¿Qué país le deslumbró?
-Argentina, volvería sin duda.
-¿Y qué experiencia recuerda?
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-La de convivir en algunos periodos de mi formación en el extranjero con gente de las más diversas culturas y religiones. Me pareció muy enriquecedor, muy divertido, muy gratificante. Y ye hacer ser más empático.
-¿Qué le encanta?
-Los animales, les agradezco que nos aporten tantas cosas buenas.
Masaje
-¿Tiene perro?
-'Xana' [el nombre de un hada asturiana que suele habitar en zonas de aguas puras y cristalinas], se murió en diciembre pasado. Tenía catorce años. La recogimos de la calle, mi mujer no puede ver a un perro abandonado. Su muerte nos ha dejado a los tres [tiene una hija de diez años] muy tristes. La echamos de menos.
-¿Cuándo se pone nervioso?
-En casos extremos, lo normal es que no me ponga nervioso.
-¿Qué suele leer?
-Lo que más: biografías y novelas históricas. Y un autor que me gusta bastante es Arturo Pérez-Reverte.
-¿Practica yoga o algún otro tipo de técnica de meditación?
-No. ¿Usted sí?
-¿Yo? Le vuelvo a responder lo mismo de antes.
-Le voy a hacer una última pregunta.
-¿Otra más?
-¿Sabe realizar un masaje cardíaco? Eso es algo que todos debemos saber hacer.
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[Se acerca el camarero. Estamos en una terraza, junto a la piscina a la que ha acudido una tarde más a nadar. Le gustaría pedir un mojito, pero no hay. Pide una caña, que se toma muy lentamente, muy relajadamente].
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