Joaquín Ganga López: «Querría que Ganga Tattoo sea un imperio y dejar huella en el mundo del arte»

En su 'cuento de la lechera', la jarra no se rompió. Y con los 150 euros que le pagaron por el mural para la frutería, se compró el kit completo para tatuar, con el que empezó a practicar y «todos mis amigos del barrio se prestaron».

Fue la serie 'Miami Ink' la que le abrió las puertas de su futuro soñado y su perseverancia y pasión le han llevado a la cima.

Con un talento natural para el dibujo, reconoce que los inicios fueron muy difíciles, pero que superó la dificultad técnica a base de mucho practicar. «Entonces, los materiales no estaban muy avanzados y los estudios de tatuaje no querían enseñar a nadie; no había academias ni formación, no había nada en YouTube...».

-¿Por eso montó la academia?

-Sí, claro. A mí me gusta darle la oportunidad a la gente que quiera aprender a tatuar. Y este mundo, ahora mismo, está creciendo mucho y, gracias a Dios, la gente que empieza y se le da un poco bien, vive muy bien.

Ahora, algo más de 15 años después ha convertido su marca Ganga en un imperio que no deja de crecer, con un estudio en Los Ángeles, una academia y estudio en El Palmar, que ahora está renovando -«no hay nada igual»-, su propia tinta desarrollada con Dynamic, una línea de 'art toys' con Superplastic y una línea de cremas, «que ya tengo creada, pero no he tenido tiempo para preparar su lanzamiento porque estoy siempre con mil cosas».

Lo cuenta a LA VERDAD en su impresionante casa de Santo Ángel, desde donde domina las vistas de toda la ciudad y donde pasa unos días de vacaciones mientras está pendiente de «la reforma de su estudio y de unas casas [en Murcia]; con mis cosas».

-¿Cómo llega a la estratosfera del tatuaje?

-La gente me pedía letritas y mariposas y con el dinero que iba ganando (entonces cobraba 20, 30, 50 euros), me alquilé un piso en la calle Mayor de El Palmar para tatuar; tendría 19 años. Y, cuando terminaba el trabajo, iba al barrio, cogía a algún amigo y le decía: 'Venga, vamos, te regalo un tatuaje'. Terminaba a las 5 o 6 de la mañana solo por practicar y practicar todos los días. Y, al final, empecé a crecer. Estaba tan obsesionado con ser bueno que dije: 'Esto tiene que ir adelante'.

-Y, ¿soñaba ya con un estudio en Los Ángeles?

-Siempre me ha llamado la atención Los Ángeles, Estados Unidos en sí, Nueva York..., por eso siempre había pensado que me haría mucha ilusión trabajar en un estudio de tatuaje allí. En ese momento, ni se me pasaba por la cabeza tener mi propio estudio. Pero, gracias a Dios, tuve un cliente que es muy famoso en Estados Unidos -se refiere al músico canadiense Drake-, lo tatué y, al mencionarme y subirme a Instagram, pues me subieron mucho los seguidores.

-Habla de hace poco más de siete años, ¿pero el estudio de Los Ángeles lo abrió en 2021?

-Entonces la gente me preguntaba: 'Oye, ¿estás en Los Ángeles o en Nueva York? Y volaba, lo mismo a Londres, que a Miami, Nueva Orleans o Nueva York. Por eso, llamé Nomad [nómada] a mi primer 'art toy', como yo: hoy estoy aquí, mañana en Los Ángeles y, a lo mejor, en dos años estamos viviendo en Nueva York [lo dice mirando a su mujer, Marina], no sé dónde estaremos. Es un astronauta que lleva a la espalda la máquina de tatuar, que es la que a mí me ha impulsado a estos nuevos mundos.

-Y, ¿cómo se ponen en sus manos las grandes estrellas?

-Como me iba con él [Drake] de gira, porque le estaba haciendo una pierna entera, le regalaba muchas sesiones, solo por crecer y hacer 'networking', que me pusiera en contacto con más famosos.

A Drake le siguieron estrellas de la NFL como Odel Beckham Jr., del boxeo como Canelo y Ryan García, de la NBA como Kevin Durant o Lonzo Ball y de la música como Derulo, Anuel, Jesse Williams o Lil Durk: «Invirtió muchísimo dinero para que le tatuara y me puso en una canción, entonces lancé el negocio del No Pain by Ganga. Y otros raperos empezaron a venir y mi vida y la de mi gente cambió».

-Ahora, hay quien le copia, pero ¿cómo fue la primera vez?

-Estaba tatuando a un cliente y me dijo que le iban a sacar una muela y le dormían, para no sufrir. Y me dije: 'Y si aprovechamos que está dormido para tatuarle'. Se lo pregunté al doctor y me dijo que sí. Y lo hicimos. Fue una cosa muy loca que no se iba a repetir, pero a mí se me quedó ahí.

-Y, ¿qué paso?

-A la semana, me seguía Post Malone y quería tatuarse. Hablé con el doctor y le pedí si podían ir 5 tatuadores del estudio (aún no lo teníamos montado). Me dijo que sí y así empecé. En un día, 8 horas, le tatué toda la espalda y le cobré como las 12 sesiones que hubiera hecho en un año y medio.

-Necesitará anestesistas.

-Sí, tenemos un equipo de anestesistas, así, cuando no puede venir uno, viene otro. Las estrellas son así, hay que hacer las sesiones cuando pueden. Además, somos un equipo de 8 personas. Yo soy el director creativo y todos los diseños pasan por mí. Son muy talentosos.

-Y ahora mismo, tiene academias aquí ¿y en algún otro sitio?

-Tenía academia en Los Ángeles, pero como empecé con el No Pain by Ganga me centré en el negocio.

-¿Con qué está ahora?

-Con el nuevo estudio [en El Palmar]. El nuevo 'branding' lo estoy haciendo enfocado a mi mundo, porque yo soy un artista pero mi lienzo son las pieles (para mí, los tatuadores son los nuevos artistas de este siglo). Con distintas tonalidades de la piel, las paredes y el suelo; los perfiles, negros, como las líneas del tatuaje; y los techos, color antracita, como las sombras... Y un poco de verde de este tatuaje [marca el brazo derecho, que le hizo un chico de Murcia, Manuel, hace más de 10 años]. Le he puesto plantas, todo muy natural. Pero todo mi negocio está allí en Los Ángeles. Aquí en España, el estudio es para regalárselo a mis tatuadores de aquí y para darle un poco más de cultura a Murcia, porque no hay un sitio más chulo que ese ahora mismo, de creatividad, de gente que va a estar creando ahí... Eso va a ser un antes y un después. Tiene hasta un bar dentro.

-¿Cuánta gente forma su equipo?

-Trabajo con un equipo multidisciplinar del que estoy plenamente orgullo y, entre personal propio y colaboradores externos, somos unas 90 personas.

-¿Cuál es la clave del éxito?

-La clave para mí es disfrutar haciendo lo que haces y poder delegar en un equipo en el que confías plenamente. Soy feliz viendo cómo lo que he creado mueve e inspira a otras personas.

-Pero, ¿cualquiera puede hacerse un tatuaje en Ganga Tattoo?

-Intentamos ser asequibles para todos los bolsillos. Hay muchos tatuadores y tienen precios diferentes. Tatuamos a todo el mundo que quiera. Yo sí que es verdad que ya no, porque no tengo el tiempo. Pero me gusta tatuar.

-¿Un sitio para olvidarse del mundo?

-Si es que te voy a decir mi casa. Yo de aquí salgo poco. Vengo y me encierro. Me parece que estoy allí en Los Ángeles todavía.

-¿Una canción?

-'Justin Forever', de Arcángel, porque ha marcado una etapa y me ha ayudado a crecer más en el No Pain. Lo puso en un videoclip y tiene más de 150 millones de visitas. Creo que ganó el premio al mejor videoclip del año. Saqué un negocio muy innovador, que no se sabe qué va a pasar, y de repente un tío tan grande lo pone en un videoclip.

-¿Y una obra de arte?

-Me gustan mucho las piezas de Salvador Dalí y Picasso [los lleva tatuados en la pierna derecha]. Basquiat también.

-¿Y una película?

-Pues 'John Wick'. Me desestresa escuchar tiros en el cine.

-En los amigos, ¿es de los que los cuenta con una mano?

-Tengo un círculo muy cerrado. De los que te duele perder, no más de diez. Conocidos y colegas, como soy muy sociable, cien mil.

-¿Qué adora?

-Pues, de momento, que todo esté bien, la tranquilidad, la paz.

-¿Un rincón favorito?

-El Valle, donde está mi casa [ríe].

-¿Qué obra suya le gusta más?

-El retrato que tatué de Dalí sobre piel sintética; tiene unos 2 metros. [Es el más grande del mundo.]

-¿A quién le gustaría tatuar?

-Creo que ya que he tatuado a la gente que más me mola. Para mí, tatuar a LeBron James fue lo máximo, porque lo tenía escrito [en sus libretas]. Y cuando me escribió, dije: 'Esto es real'. Yo imprimí una foto de cuando él estaba en los Cleveland, para atraer tatuar a LeBron, que yo ni siquiera estaba en Los Ángeles viviendo, vivía aquí. Y al cumplir eso...

-¿A eso se refiere con 'lo escribí'?

-Sí. Lo imprimí. Yo tengo impreso que quería una casa, tatuar a varias celebridades (ya las he tatuado a todas), tener mi estudio y, cuando monté el de El Palmar, le hice una foto y, con el cartel de Hollywood, hice un collage... Como venga, este es el siguiente paso, el estudio de Los Ángeles. La ley de atracción, en positivo. Lo llevo muy dentro ya y me sale natural. Ahora vamos a tratar de hacer la empresa del tatuaje a otro nivel.

-¿Se negaría a tatuar algo?

-Sí, hay cosas que no controlo porque no es mi estilo y prefiero no hacerlas y no engañar al cliente.

-¿Qué sesión ha sido la más larga?

-Diez horas máximo. Siempre son ocho horas para que el cliente se despierte bien. Pero a veces se ha podido alargar un poco más. Pero no es anestesia general, es sedación, que la gente es muy cateta. Algunos clientes quieren anestesia general e intubados. A ellos les gusta así, los americanos están muy locos.

-¿De qué está orgulloso?

-De cambiar la industria del tatuaje. Yo fui allí y pensé '¿Qué problemas hay aquí para solucionar?'. Y como no les gusta sufrir nada, no tienen tiempo para nada y tienen todo el dinero del mundo... Así surgió el No Pain. Y la gente que venía, cien mil euros. Es lo que hay. Eso sí, es superseguro. Con más de 250 clientes en estos años, no ha habido problema. Y ya no es que solo haya cambiado la industria del tatuaje, sino que la confianza en mí es máxima. Y, aparte, ya quedan conmigo, son como amigos. Me tienen como un artista más y estoy en su círculo. Ven el 'lifestyle' que tengo, que también soy una inspiración, que tengo buen talento y buen gusto para las cosas, y me preguntan: '¿Te gusta esto o esto?'. Lo que no había existido nunca antes, tener un respeto por un tatuador, ahora está cambiando. Estoy orgulloso.

-Y, el No Pain, ¿se puede hacer aquí, en Europa?

-Sí, sí, se puede hacer en España, pero los clientes que he tenido aquí (Vinicius Jr, Mariano Díaz, gente del Real Madrid...), se han ido a Los Ángeles, allí es donde tengo el equipo más fuerte de No Pain actualmente.

-¿El sitio más atípico donde ha hecho un tatuaje?

-He tatuado todas las partes del cuerpo, todas, hasta las uñas.

-¿Y ha desarrollado también máquinas distintas?

-No, uso las que hay en el mercado, hasta el momento, pero no lo descarto, quiero hacer muchas cosas en el mundo del tatuaje.

-¿Un sueño cumplido?

-El legado de haber inventado algo en una industria, en un sector tan grande, que era muy tradicional.

-Si pudiera, ¿qué haría?

-Que Ganga Tatto sea 'a billion-dollar company', que valga mil millones de dólares. Querría seguir haciendo crecer Ganga Tatto para que llegue a ser un imperio, un referente, que deje huella para siempre en el mundo del arte. Me gustaría ser recordado por ello.

-Una vez casi consigue...

-Yo no me rindo, ¿sabes? Sé que va a llegar. Las metas que tengo ahora son muy grandes, lógicamente. Pero, teniéndolas siempre ahí, por lo menos estás entretenido buscándolas. Puede llegar o no, pero tengo confianza en mí como la he tenido siempre.

-¿En qué cree?

-En que si el trabajo es duro, y el esfuerzo, tienen sus recompensas.

-¿Se pone límites?

-No.

-¿Qué es lo más sorprendente?

-La capacidad de la gente de adaptarse a todo.

-Por último, ¿cómo desconecta?

-No me gusta desconectar. Vivo conectado. No me estresa trabajar.