Isabel Ayala, médica de familia y gerente del Servicio Murciano de Salud, se recuesta en un árbol de un jardín de Ceutí. JAVIER CARRIÓN / AGM
Gerente del Servicio Murciano de Salud

Isabel Ayala: «Me quitan el sueño mis hijos; la culpabilidad de mala madre»

Sábado, 17 de agosto 2024, 01:00

A Isabel Ayala, gerente desde septiembre pasado del Servicio Murciano de Salud, la 'mandamás', sobre quien recae la responsabilidad de gestionar los recursos de la sanidad regional, le precede la fama de persona afable y habilidosa, tanto para la gestión como para el trato con ... las personas. Una prueba infalible: «Mis amigas son las mismas desde el colegio». Nació en Ceutí un octubre de 1979, donde estudió en el colegio público 'de la rambla', el Martínez Rico, y en el IES Felipe de Borbón, y donde ha vivido «prácticamente» toda su vida.

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De niña quería ser peluquera, «como mi madre fue esteticista, he pasado mucho tiempo en el trabajo con ella».

Mujer de ciencias por vocación y estudiante brillante y «muy responsable», acabó COU con matrícula de honor y se decantó por hacer Medicina en la UMU, con cuyos compañeros pervive la amistad. «Tenemos un grupo y nos juntamos 4 o 5 veces al año y, como todos tenemos hijos, incluso vamos a alguna casa rural».

Madre de tres niños, de 7, 10 y 12 años, y la mayor de dos hermanas, «siempre he tenido esa debilidad por ayudar» y acabó en Medicina. Tan convencida estaba que logró que su marido, Andrés –«ya éramos novios en el instituto»–, aparcara la idea de hacer Fisioterapia o Educación Física y estudiara Medicina.

Enamorada de la Atención Primaria, a pesar de que la nota MIR le daba para otras especialidades, se decantó por el trato más cercano y directo con los ciudadanos. Algo que echa de menos y a lo que espera volver cuando acabe su etapa como gestora.

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–¿Cómo da ese paso?

–Estaba en el sitio justo, en el momento justo, como dicen.

–¿Echa de menos la atención directa al paciente?

–Sí, sí, sí, lo echo de menos. Al principio, mucho; después, como estás tan metido en la parte de gestión, menos. Pero, al final, llevas muchos años formándote para ser médico... Sé que volveré, porque me gusta, lo disfruto, echo de menos a mis pacientes..., a mis abuelicos de la consulta.

Hace menos de un año que asumió la Gerencia del SMS, un «salto grande» en una inmersión «escalonada» en la gestión: subdirectora de Atención Primaria, directora general de Asistencia Sanitaria; «vas cogiendo tablas. También tengo un máster en Gestión Sanitaria».

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–¿Ha sido un regalo?

–Es de agradecer, al consejero y al propio presidente, que confíen en ti para afrontar un reto tan grande como liderar una de las mayores empresas de la Región, con toda la complejidad del ámbito sanitario, las dificultades que tenemos por la falta de profesionales... Pero, cuando coges los puestos con ilusión y sabiendo que tienes un equipo detrás muy potente, que te va a ayudar a conseguir los objetivos que te marcas...

En tragos cortos

  • Un sitio para tomar una cerveza Ahora estamos en fiestas en mi pueblo, o sea que cualquier rincón de mi pueblo con amigos. Al final, es más la compañía.

  • Un libro para el verano Acabo de leer 'La chica de la nieve', de Javier Castillo.

  • Una canción 'Me equivocaría otra vez', de Fito & Fitipaldis.

  • ¿Qué consejo daría? Disfrutar cada día y ser feliz.

  • Un aroma Vainilla.

  • ¿Con quién no cenaría jamás? No me lo he planteado, ni idea.

  • ¿Quién dejó de caerle mal? Es verdad que hay gente que, de entrada, no la conoces y tienes prejuicios, pero cuando la conoces cambia tu actitud hacia ellos. No me cae mal la gente, en general.

  • ¿Qué le parece mágico? La relación que se crea con una persona y cuando te das cuenta de que de verdad estás construyendo una amistad.

  • ¿Le gustaría ser invisible? No.

  • ¿Qué le gustaría ser de mayor? Médico.

  • ¿Tiene enemigos? Creo que no, aunque en estos puestos algunos te ganas, pero...

  • ¿Qué es lo que más detesta? Quizá la envidia.

  • Un baño ideal Yo veraneo en Los Narejos [sonríe].

–¿Qué le motiva?

–Simplemente, mejorar aquello que tú has detectado en la sanidad que se puede cambiar y dejar tu granito de arena los años que dure la experiencia.

–¿Lo mejor de ser médico?

–Tener la posibilidad de ayudar a los demás. Muchas veces, los médicos de familia no salvamos vidas como, por ejemplo, un cirujano, pero ayudamos mucho en el día de las personas, que es lo que más te genera malestar emocional. Ahí somos un aliado para nuestros pacientes.

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–¿Qué le quita el sueño?

–Mis hijos. Yo soy muy familiar.

–Pero, ¿no tener suficiente tiempo para compartir con ellos?

–Sí, sí.

–¿La culpabilidad?

–La culpabilidad de mala madre [sonríe].

–Diagnostique alguna enfermedad de la sociedad actual.

–Creo que las redes sociales nos están convirtiendo en personas que necesitamos confianza. El no tener espera, el querer las cosas para ya... Y cuando no consigues las cosas como tienes pensado, te hace que te veas la persona más infeliz del mundo.

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–¿Está eso en la base de tantos problemas de salud mental?

–Puede ser, porque los niños hoy en día, con Instagram, TikTok... es todo ya y, si no me gusta, paso al siguiente. Entonces, cuando algo no les sale bien o como quieren, les genera muchísima frustración y, eso, infelicidad. Ese es un mal.

–¿Y cuál sería el tratamiento?

–Aparte de intentar controlar qué hacen en redes sociales y de que los niños tengan cada vez acceso más tarde, yo baso todo en la educación. Al final, no tenemos que equivocarnos, lo más importante, que son los valores, tenemos que transmitirlos desde la casa. Tienen que saber que la vida no es fácil y que hay que aprender de errores, y que habrá cosas que no salgan bien, y que hay que caerse y volverse a levantar. Eso sale de las familias.

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–Y ¿cómo lo lleva a la práctica?

–Con dificultades, como en cualquier familia. Yo tengo la suerte de tener tres hijos que son todavía pequeños, pero que son muy buenos; tengo el apoyo 100% de mi marido y de mis padres. Es cuestión de hablar mucho con ellos, estar mucho con ellos, hacerles ver cómo es la vida.

–¿En qué confía?

–Soy una persona, según en qué aspecto de mi vida, insegura, pero en mi faceta laboral soy segura y confío en mí y, sobre todo, en el equipo que tengo detrás.

–¿Sabe delegar?

–Aunque me cueste, estoy aprendiendo.

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–¿Se lleva el trabajo a casa o sabe marcar fronteras?

–A día de hoy, es difícil no llevarte el trabajo a casa porque prácticamente estás disponible 24 horas, y sin prácticamente, pero intento, cuando estoy en casa con mis hijos, con mi marido, con mi familia, con amigos..., desconectar del móvil e intentar disfrutar de las personas con las que estoy, de esos momentos aunque sean pocos. El móvil nos tiene muy atados; al final, lo llevamos todo ahí.

Soledad

–¿Qué sería todo un logro?

–Ver crecer a mis hijos, disfrutar con ellos y terminar bien esta etapa que estoy viviendo.

–¿Qué es terminar bien?

–Al final, son puestos complicados. Terminar bien sería acabar con las estrategias de Atención Primaria y Salud Mental, el plan de Urgencias y Emergencias, la implantación del modelo de la medicina de precisión en la Región y comenzar la revisión de carteras de servicios de los hospitales, que es un trabajo muy a largo plazo. Un buen final sería que salieran a la luz estos planes.

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–¿Cuál es el mejor invento?

–La vacuna.

–¿Y qué pasa con los antivacunas?

–La ciencia ha demostrado hace muchos años que las vacunas son eficaces; se han erradicado muchas enfermedades o han ayudado a disminuir los ingresos hospitalarios, los efectos adversos y las secuelas. Entonces, que no te vacunes, no vacunes a tu hijo, intentes hacer una propaganda negativa de la vacuna..., es ser egoístas con el resto de la sociedad.

–¿Qué le saca de sus casillas?

–Quizás la injusticia. Pero soy una persona supertranquila, hay pocas cosas que me alteren.

–¿A qué tiene miedo?

–No me gusta la soledad.

–Muchos médicos atienden a mayores que se sienten solos. ¿La soledad no deseada es el nuevo mal?

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–Quizá van al médico cuando se sienten solos porque antes había más núcleo familiar, la mujer no trabajaba y había una atención más centrada en nuestros mayores. Hoy todo el mundo trabaja y está metido en su rutina. Este es un problema más social. Quizá habría que darles alternativas para compartir actividades con personas en sus mismas circunstancias. Porque la soledad, en el fondo, genera tristeza y enfermedad. Y mejorando un poco la red social, mejoraría la soledad y la sensación de enfermedad de estos mayores.

–¿Con qué se parte de risa?

–Con mi hijo pequeño. Es un bicho.

–¿Un deseo cumplido y uno inalcanzable?

–Cumplido: ser médico y formar una familia.

–¿E inalcanzable?

–Siempre hay que soñar y perseguir tus sueños. Yo no doy nada por inalcanzable.

–¿Le encantaría?

–No sé... Soy tímida, entonces, quizá saber bailar.

–¿Qué aficiones tiene?

–Lo que más me gusta es estar con amigos, en la naturaleza. Mi cuñado es de Yeste y nos gusta mucho ir: en verano, porque te puedes bañar en el río; en invierno, por pasear por el monte; y, al final de agosto, son las fiestas y nos gusta mucho vivirlas. Me gusta mucho la playa. Pasear al amanecer por el paseo marítimo de Los Narejos, que es espectacular, te recarga las pilas. Me gusta mucho viajar. Ahora son viajes más orientados a niños y, sobre todo, por islas. Hace poco estuve en Lanzarote con ellos. Nos gusta mucho, por el ambiente, por las playas... Me gustan mucho los conciertos.

–¿Hace turismo activo o se planta en un sitio?

–No, nos gusta el turismo activo, visitar, hacer rutas, caminar. Ya te digo que me gustan mucho los conciertos e intento ir a lo largo del año a varios. Siempre me ha gustado mucho, en mi época más joven, Alejandro Sanz; después pasé a Fito & Fitipaldis y Leiva; ahora, me gustan mucho Viva Suecia y Arde Bogotá. No los he visto en concierto y tengo mucha ganas.

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–¿Cuál fue el último directo?

–En junio, Pearl Jam en Barcelona. Fuimos al Palau Sant Jordi y fue espectacular.

–¿Sueña por las noches?

–No. Caigo redonda. Además, soy de madrugar mucho (si es que me levanto sobre las cinco y media), pero a las diez y media, once de la noche, caigo muerta. Y duermo. Duermo bien. Duermo muy bien.

–¿Un sueño?

–Tengo pendiente viajar a Japón. Lo haré y tengo muchas ganas.

–¿Qué recuerda siempre?

–Al vivir en el pueblo, he estado mucho en la calle y recuerdo mucho mi infancia y las aventuras que teníamos por allí. Y, luego, mis padres, los viajes con ellos. Casi siempre eran de playa, porque mi madre trabajaba muchísimo y quería irse a un hotel a descansar.

–¿Qué es lo mejor?

–Me siento una persona afortunada. Soy optimista e intento no quedarme con las cosas negativas. Creo que todo lo que me he marcado en mi vida lo he conseguido y me lo han puesto fácil las personas que he tenido alrededor.

–¿Alguna estrategia?

–Perseverancia. He sido muy trabajadora, de luchar mucho por lo que he deseado. He sido muy responsable siempre y esa perseverancia me ha hecho conseguir los objetivos que he ido marcándome.

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–Si pudiera, ¿qué haría?

–Intentaría tener más tiempo libre para dedicarlo a hacer aquello que te apetezca, desde leer un libro a salir con amigos, viajar...

–¿Qué echa de menos?

–Ahora, más tiempo libre.

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