Diego Avilés: «Hay gente que me la ha liado muy gorda y he sido capaz de perdonar de verdad, de corazón»
«Mi padre estaba deseando que llegase un varón, pero esperaba un torero [ríe], un torero que no llegó», asegura el concejal del Ayuntamiento de Murcia
Hace 31 años que nació en Murcia. Criado en el barrio de San Antolín, entusiasta de la Cofradía del Perdón y de la Semana Santa ... murciana. Tiene tres hermanas mayores que él. Graduado en Derecho y con un máster en dirección de empresas (MBA), fundó hace años con un socio tan joven como él chequealo.es. Concejal de Cultura e Identidad del Ayuntamiento de Murcia, gobernado con mayoría absoluta del PP. Sabe y le gusta escuchar. Su ciudad es su mundo. Dice: «Soy el pequeño y el único chico. Tengo tres hermanas. Todo el mundo me dice que, entonces, yo seré el mimado de la casa».
-¿Y qué responde?
-Pues que sí.
-Un hijo muy esperado.
-Mi padre estaba deseando que llegase un varón, pero esperaba un torero [ríe], un torero que no llegó. Es muy taurino y siempre estaba con la broma de que quería tener un hijo para que fuese torero.
-¿Por qué nunca ejerció usted de abogado?
-Yo iba a estudiar Historia del Arte, pero me dejé aconsejar por la gente de alrededor. Tengo como asignatura pendiente hacerlo algún día. Cuando estaba en segundo de carrera fundé, con el que ahora es mi socio, una pequeña empresa de turismo, 'Chequealo.es', dedicada a vender alojamientos exclusivos y, sobre todo, enfocado al mundo de las parejas. Aposté por la empresa privada y no por la abogacía.
-El niño.
-Ese crío siempre fue un 'viejo joven' porque a mí siempre me ha gustado estar con la gente mayor y escuchar sus conversaciones. Que había en mi casa una conversación de adultos, pues ahí me quedaba. Mi madre me decía: '¡Venga, corre con tus primos!', '¡vete con tu hermana a jugar!'..., pero me interesaban más las conversaciones de los mayores que irme a jugar al escondite.
-¿Siempre qué?
-Siempre he tenido muchas inquietudes, también empresariales desde pequeño [ríe]. Mi madre se ríe cuando recuerda que yo, cuando llegaba la Navidad, en mi habitación montaba a mi manera un belén de artesanía, en plan exposición, y le cobraba entrada para verlo a mis hermanas [con la mayor se lleva doce años], mis tías, mis primas... Un emprendedor en potencia.
«Mi padre estaba deseando que llegase un varón, pero esperaba un torero [ríe], un torero que no llegó»
-Su pasión de infancia.
-Me pasaba horas con los Playmobil, pero no empujando el barco pirata, sino inventándome una ciudad con ellos en la que les asignaba tareas y responsabilidades a cada uno; me inventaba relaciones entre familias, entre vecinos. Tenía un amigo, Curro, que también me seguía el rollo. Ya de pequeño procuraba que mi ciudad de juguete funcionara muy bien y sus habitantes fueran felices [sonríe].
-Su barrio.
-Afortunadamente, me crié en San Antolín, un barrio ya casi colindando con La Arboleja donde se vivía muy tranquilamente y hacíamos mucha vida en la calle.
-¿Jugó al fútbol?
-No, yo nunca he sido futbolero. He sido espectador de grandes acontecimientos futbolísticos, que si el Mundial, que si un Madrid-Barça, pero solo por estar rodeado de amigos y con cerveza. Soy, muy de vez en cuando, aficionado social al fútbol.
-¿Alguna vez fue tímido?
-No, al revés, ¡qué va! Cuando me quedaba escuchando esas conversaciones de mayores, como le decía antes, muchas veces intervenía, y eso les hacía gracia. Nunca fui tímido, aunque sí vergonzoso para algunas cosas.
-¿Por ejemplo?
-Aunque me hubiese gustado, nunca he estado en una compañía de teatro. Jamás me atreví a dar el paso por cierto pánico escénico a actuar en público. Pero en las relaciones tú a tú siempre me he sentido muy seguro.
En tragos cortos
-
Un sitio para tomar una cerveza. Casa Luis de Rosario, en Murcia.
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Una canción. 'Bohemian Rhapsody', de Queen.
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Un libro. 'La vida a veces', de Carlos del Amor.
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Su héroe o heroína de ficción. No tengo héroes de ficción.
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Presidente de la Cofradía del Perdón de Murcia.
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¿Lo que más detesta? La traición.
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Un baño ideal. En Calblanque.
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Una copa. Gin-tonic.
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Un epitafio. Olivica comía, huesecico al suelo.
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¿Tiene enemigos? Seguro, pero no los conozco.
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¿Le gustaría ser invisible? A veces sí.
-¿Con qué soñaba?
-Durante un tiempo con ser piloto de aviación, pero siempre ha estado ahí esa inquietud mía por la gestión política, porque yo era un niño que estaba deseando que acabaran 'Los Simpson' para ver el Telediario. Seguía con interés las noticias políticas, veía a los políticos y me imaginaba siéndolo yo de mayor. Y... ¿sabe? Ahora que lo estoy pensando... creo que me acerqué a la política desde tan niño porque era una forma de acercarme a mi padre, que le interesaba mucho, una forma de tener con él un punto en común...
-¿Dónde?
-En Murcia, yo soy un enamorado de Murcia que siempre tuve claro que es aquí donde quiero vivir. He tenido oportunidades de estudiar fuera y no lo he hecho, no sé si me arrepentiré algún día.
-¿Qué le hubiese gustado?
-Soy un apasionado del arte sacro, y siempre he admirado a esos escultores y pintores capaces de crear esas obras de arte. Me hubiese encantado tener yo el talento necesario para ser uno de ellos.
-¿En su familia son todos de derechas?
-No, el 99 por ciento.
-Una proporción muy equilibrada, sí.
-[Risas]. Derecha y centro derecha, ¡eh!
«Aunque me hubiese gustado, nunca he estado en una compañía de teatro»
-¿Qué es una bendición?
-Que mis padres estén vivos, algo por lo que doy muchas gracias a Dios; soy una persona creyente. Mis padres son una bendición; mi padre ha sido siempre una persona supertrabajadora y responsable hasta el extremo, una persona muy emprendedora, buena y siempre muy atenta a todos nosotros. Y mi madre, que también tiene un corazón enorme, una madraza maravillosa, es el perfecto complemento de mi padre. Ambos me han dejado siempre mucha libertad para ir eligiendo y nunca me han prohibido nada.
-¿Acaso les ha dado algún disgusto?
-No, ya he procurado yo no darles disgustos a mi padres, siempre he querido ser un buen hijo y me he movido dentro de un perímetro de normalidad; nunca me he rebelado contra nada, posiblemente ni contra mí mismo. Siempre he sido una persona mansa. He procurado no llamar la atención, ser siempre correcto, no he hecho ninguna locura...; siempre he sido ordenado, puntual, educado... Pero ser como soy no me impide relacionarme con personas que nada tienen que ver conmigo.
-¿No ha sido demasiado estricto con usted mismo?
-En cualquier caso, ya es tarde.
-¿Tabaco?
-Nunca; ni drogas, de lo cual me siento completamente orgulloso.
-¿Bebemos?
-Me tomo mis copas con mis amigos cuando salimos. Tampoco soy un monje [ríe], cuando salgo me recojo tarde y soy el primero en ponerme a bailar en una discoteca y el último en dejar de hacerlo; y me gusta mucho gastar bromas.
-¿Vive solo?
-Sí; bueno, con Goya, mi perra.
-¿Echa usted de menos vivir en pareja?
-La verdad es que no, me encuentro muy bien, muy feliz, en este momento de mi vida.
-¿Le gustaría formar una familia?
-Por supuesto que sí, mi fin último es crear una familia; no sé de qué manera, ni cómo, pero creo yo no me sentiré plenamente realizado en esta vida hasta que no forme una familia; no sé si con 32 años o con 45, no sé si solo o acompañado...
-¿Tendría un hijo usted solo, sin pareja?
-Sí, perfectamente.
-El arte de la seducción.
-Me va bien porque no tengo vergüenza [ríe], en el sentido de que no me corto a la hora de entablar conversación con quien sea, y el caso es que me funciona y no me puedo quejar. Lo que no soy para nada es un picaflor.
«Siempre he sido una persona mansa. He procurado no llamar la atención, no he hecho ninguna locura...»
-¿Siempre fue creyente?
-Sí, mucho, aunque por supuesto con dudas en algunos momentos, como todo el mundo.
-¿Llegó a tocar fondo?
-2015 no fue un buen año. Me lo cuestioné absolutamente todo. Acabé la carrera y no sabía qué hacer, me veía en Murcia pero no me veía, con una pareja pero tampoco, en casa de mi familia pero tampoco, y pasé una gran crisis de fe. Lo pase mal, llegué a perder mucho peso en muy poco tiempo...
-[...]
-[Ríe] Ahora, desde que soy concejal he engordado 3 kilos en un mes y medio. Llego por la noche a casa reventado y lo último que me apetece es salir a correr.
-¿Le gusta mucho cuidarse?
-Sí...; hay partes de mi cuerpo que no me gustan, incluso he tenido complejos por mi estatura, aunque ya hace mucho tiempo que no. Lo que es cierto es que mejoro cuando hago deporte y cuido más la alimentación, pero resulta que no tengo fuerza de voluntad para algunas cosas, como por ejemplo para decirle que no a una cervecita fresca con un amigo y sí a un batido de proteínas.
-¿Cómo disfruta?
-Estando con mi grupo íntimo de amigos, todos muy diferentes, alrededor de una mesa. Nos ponemos a hablar primero de cuestiones culturales, y luego de cotilleos puros y duros, de cosas mundanas. Y ahí estamos, sin prisa, algo muy importante porque en este mundo siempre vamos todos con mucha prisa.
-¿Qué reconoce ser?
-Una persona muy esteta, prefiero un sillón bonito que un sillón cómodo. Yo sé que en mi casa hay muchas cosas que no son prácticas, pero me encantan. Por ejemplo, tengo un sillón de mariposa, de piel de vaca, que me gusta muchísimo y que es incomodísimo, es incómodo hasta para atarte los zapatos.
-¿En qué terreno no se siente cómodo?
-En el de la crispación.
-¿No cae en ella?
-Tengo un carácter muy tranquilo, es difícil que yo pierda los papeles o que me altere.
-¿Qué no ha seguido?
-Una estrategia en política para llegar a un punto. He ido andando un camino en el que se me han ido abriendo puertas y planteándoseme posibilidades, creciendo poquito a poco.
-La cocina.
-¡Fatal!
-¿Y a cambio?
-Planchando soy bueno. Soy un maniático de las arrugas y le pongo mucha dedicación a planchar cada una de mis camisas. Para vestirme siempre llevo un orden: salgo de la ducha, me pongo la ropa interior, luego el pantalón y los zapatos y después, siempre lo último, la camisa para evitar que se pueda arrugar al agacharme.
-La coquetería.
-Supercoqueto, lo reconozco. Desde muy pequeñín me gusta la ropa, vestir bien. Me ayuda a sentirme bien el hecho de verme limpio, cuidado.
-¿Sentimental?
-Me emociono muchísimo y con facilidad, tanto con el sufrimiento ajeno como cuando recibo buenas noticias; lloré muchísimo cada vez que nació uno de mis sobrinos, y también [sonríe], cuando adopté a Goya. Nada más abrazarla lloré como nadie. Nunca me he escondido para llorar.
-¿Se quiere?
-Estoy satisfecho de cómo soy, miro hacia atrás y estoy conforme con el rastro que voy dejando, me siento tranquilo y orgulloso; incluso hay gente que me la ha liado muy gorda y he sido capaz de perdonar de verdad, de corazón.
-Vox.
-Tengo buenos amigos en Vox que acabarán en el PP en cuanto se den cuenta de que, al final, Vox es una moda.
-Los amigos y la política.
-Mis mejores amigos son de izquierdas.
-¿Y qué le dicen?
-Casi todos han votado al PP en las elecciones municipales, han creído en mí y, sobre todo, en el alcalde José Ballesta.
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