Prefiere definirse como marchante de arte, mejor que galerista, Darío Vigueras (Murcia, 1971), quien terminó en su oficio por casualidad y desde 1997 está al frente de la galería murciana que lleva su nombre, especializada en pintura regional. Ahora acuden a él quienes quieren conocer ... mejor a los grandes nombres de la pintura de los siglos XIX y XX. Comisario de exposiciones dedicadas a Pedro Flores y Mariano Ballester, entre otros, se relaciona también con el arte urbano a través de Murcia Street Art Project, un proyecto del que es la cara visible. No ha pintado nunca, ni con el spray ni con el pincel.
-Darío Vigueras Marín-Baldo, un apellido con historia en Murcia.
-Mi tío tatarabuelo fue Salvador Marín-Baldo, alcalde de Murcia. El jardín de Floridablanca se hizo durante su mandato. Él pidió dinero al pueblo para hacer el jardín y el pueblo se lo dio. Su hijo fue arquitecto municipal y uno de los que inició las obras del Casino de Murcia. El hijo de este fue pintor, autor del techo del Tocador de Señoras del Casino. Fue una familia que en los siglos XIX y XX tuvo cierta posición social, pero a día de hoy solo conservamos el apellido.
-Dice, en la web de su galería, que procede «de una familia con más de 100 años dedicada al comercio en Murcia».
-Los Vigueras son también una familia muy conocida en Murcia. Mi bisabuelo ya tenía un negocio, una fábrica de gorras. Mi abuelo monta en la plaza de los Apóstoles la tienda Vigueras de artículos de regalo, menaje y decoración y mi padre y sus hermanos se han dedicado siempre al comercio.
-¿Cómo llega al mundo del arte?
-De manera circunstancial. Al terminar mi carrera universitaria, lo que hoy se llama Relaciones Laborales, y comprobar que no hay trabajo de lo mío. Mi padre, además de tener la tienda de artículos de regalo, vendía en mercadillos de antigüedades en Murcia. Yo monté una cafetería que traspasé a los seis meses y, entonces, me quedo con mi padre. Cojo un bajo y, como yo ya había aprendido algo de antigüedades al acompañarlo a los mercadillos, empezamos ahí a vender y comprar antigüedades y arte. Y poco a poco me di cuenta de que era un sector que me gustaba y del que tenía mucho por aprender.
«Para diferenciar una obra de arte original de la que no lo es hay que tener un pequeño don o talento»
-¿Qué tenía por aprender?
-En el mundo del arte hay un gran vacío sobre el arte regional. Ni en Bellas Artes ni en Historia del Arte se estudia el arte murciano. A lo máximo que se llega es a estudiar algo de Pedro de Orrente o de Nicolas de Villacis, pero todo el siglo XIX está completamente olvidado en el terreno de la docencia. Yo, poco ha poco, he ido enfocándome en ello y aprendiendo más. Al final, cuando te juegas tu dinero, no tienes más remedio que aprender.
-¿Cómo detecta las falsificaciones?
-Para diferenciar una obra de arte original de la que no es, o, de entrada, sospechar que una obra es falsa, creo que hay que tener un pequeño don o talento, porque si no es muy complicado, sobre todo si estamos hablando del siglo XIX, donde todo el arte era muy parecido. Con las obras del siglo XX ya todo es mucho más fácil, porque al final los pintores tienen unos estilos muy personales, son muy distintos unos de otros y falsificar se convierte en algo más complicado. Además, las obras ya están más catalogadas y fotografiadas.
-¿Le han intentado engañar en muchas ocasiones?
-Sí, han intentado meterme mucha obra falsa, de hecho ha salido mucha obra falsa en subasta. Aquí, en Murcia, ha habido algún personaje que ha intentado lucrarse con la venta de obra falsa pero, afortunadamente, gracias a las denuncias de particulares, de coleccionistas y de profesionales, hemos cortado ese tema casi de raíz. Quedan muchas obras falsas colgadas en casas y en colecciones privadas pero yo, personalmente, cada vez que veo una de ellas, se lo hago saber a su propietario, y que decida lo que quiere hacer con esos cuadros.
«Sería interesante poder recuperar la obra de Vicente Viudes»
-¿Qué pintor merece una exposición en Murcia?
-Vicente Viudes, un pintor nacido en Murcia y con una familia muy arraigada a Murcia, pero que enseguida se instala en Marbella y toda su obra se vende en Estados Unidos. Es un pintor cuyas obras forman parte de grandes colecciones a nivel nacional e internacional. Sería interesante poder recuperarlo en una gran exposición y darlo a conocer.
En el museo
-¿Qué le lleva a relacionarse con el arte urbano y Murcia Street Art Project?
-A raíz de poder acceder con mi trabajo a las colecciones de arte privadas, descubro a este grupo de coleccionistas, Murcia Street Art Project. Ellos llevan 30 años comprando arte urbano y guardándolo, disfrutando de él. Uno de ellos me estuvo enseñando diferentes piezas en formato lienzo u otros formatos de coleccionista. Yo desconocía al 95 por ciento de los artistas urbanos, solo me sonaban nombres como Banksy y OBEY. Cuando veo esta colección me quedo sorprendido.
-¿Qué hace entonces?
-Empiezo a tirar del hilo y conseguimos hacer una exposición en el Museo de Bellas Artes de Murcia, en 2017 ['Arte urbano. De la calle al museo']. A día de hoy no ha habido ninguna exposición en una sala museística de Murcia que haya tenido tanta repercusión en número de visitas. Se trajeron artistas a pintar en directo y ahí abrimos el melón. A raíz de esto hemos hecho muchos proyectos. Hemos pintado murales en Alcantarilla, algunos de los cuales han tenido bastante repercusión a nivel internacional. Queremos fomentar el arte urbano y que deje de estar criminalizado. Esto no es el grafiti, la firma, no es manchar la pared, sino crear arte.
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Un sitio para tomar una cerveza
En el balcón de mi casa, frente a Torre de la Horadada.
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Una canción
'I Put A Spell On You', de Nina Simone.
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Un libro para el verano
'Cartas desde la Tierra', de Mark Twain.
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¿Qué consejo daría?
Intenta ser feliz y hacer feliz a la gente.
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Un aroma
El del galán de noche.
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¿Con quién no cenaría jamás?
Una cena no se la negaría a nadie, ni a mi peor enemigo. Querría conocerlo en las distancias cortas.
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¿Quién dejó de caerle mal?
A mí no me cae mal nadie, soy una persona muy sociable.
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¿Le gustaría ser invisible?
Solo para observar a la gente en determinados momentos.
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¿Qué le gustaría ser de mayor?
Me gustaría tener una tienda de libros antiguos.
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¿Tiene enemigos?
Espero que sí.
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¿Qué es lo que más detesta?
La mentira.
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Un baño ideal
En la playa de los Jesuitas, en la Torre de la Horadada. Llevo 53 años sin moverme de aquí.
-¿Qué más descubrió?
-Que en Murcia Street Art Project tenemos la colección más importante de arte urbano de Europa y no estoy divagando, lo digo con conocimiento de causa. Hay museos de arte urbano en Berlín, en Ámsterdam... pero nosotros tenemos una colección bastante más importante tanto en cantidad como en calidad de las obras. De hecho, estamos intentando desde hace años que esta colección se haga museística, es decir, ceder la colección para que se pueda crear un centro cultural o un museo de arte urbano en Murcia. Sabemos que tendría una repercusión brutal a nivel mundial. Si conseguimos que las autoridades apuesten por esto, nosotros estaríamos encantados. Si no puede ser en Murcia, la colección se tendrá que mostrar en otra ciudad, pero sería una pena.
-¿Cuántos miembros forman Murcia Street Art Project?
-La cara visible soy yo. Yo me encargo de intermediar entre los poseedores de las obras, que prefieren mantenerse en el anonimato, y las instituciones.
-¿A los jóvenes les interesa el arte?
-A la gente joven le interesa el arte, pero el arte que ellos conocen, el arte que está próximo a ellos. Igual que la música ha cambiado y ahora se escucha reguetón y no a los Rollings, también ha cambiado el arte. Si tú metes a un chico a un museo a ver arte urbano, seguro que en el futuro ese chico entera al Prado.
«En Murcia Street Art Project tenemos la colección más importante de arte urbano de Europa»
Gente «normal y corriente»
-¿Qué perfil tiene el coleccionista que acude a su galería de arte?
-Es gente normal y corriente que tiene esa inquietud. Hay una cosa que a mí me preocupa, y es que cada vez hay menos coleccionistas de arte. Si no se promociona el arte y las instituciones no luchan por hacer exposiciones que tengan cierto interés, tampoco vamos a crear nuevos coleccionistas. No obstante, en 2025, posiblemente, se hará un proyecto de arte urbano con el Ayuntamiento que contará con artistas internacionales pintando en directo.
-¿Hace falta ser rico para coleccionar arte?
-Al final lo que llama la atención es lo más polémico. Lo vemos en ARCO [Feria de arte contemporáneo en Madrid] y las noticias que se suelen publicar, pero el arte no va de adquirir obras de un determinado valor económico. Mi padre decía que lo que tú cuelgas en tu casa es algo que a ti te gusta ver todos los días, no tiene por qué ser una pieza de una firma reconocida. Tú puedes comprar un cuadro en una tienda de enmarcación, en una galería de un pintor joven, en un mercadillo... y será algo que te guste y que vas a disfrutar. Incluso hay gente que compra una lámina en un centro comercial y la cuelga en su casa. Algo hay en esa lámina que te llama la atención. Hay quien cree que el arte es caro porque tampoco se has puesto a buscar. Por 100, 200 o 300 euros puedes comprar muchas cosas. Si tienes más poder económico y te puedes gastar 1.000 euros o si puedes acceder a piezas de alto valor, tú decides. Y tú puedes crear una colección más modesta que a ti te encante.
«Mucha gente cree que tiene un valioso cuadro colgado en su casa y se lleva una desilusión al comprobar que no es así»
-¿Pinta?
-Nada y mal. Con spray intenté pintar una vez y fue un fracaso. De hecho, cuando estaba estudiando, en Maristas, suspendía Dibujo siempre y cuando llegaba mi hermano, que estudiaba Arquitectura en Valencia, le pedía que me hiciera los dibujos para poder aprobar la asignatura.
-¿Qué le sorprende de su oficio como marchante?
-Me pasan anécdotas todos los días. Mucha gente cree que tiene un valioso cuadro colgado en su casa pero bastantes veces estas son pinturas decorativas hechas en serie. El típico paisaje de un bosque con un ciervo pasando por encima es un cuadro que hemos visto todos en casa de nuestros abuelos. Pues hay gente que a día de hoy, con todos estos programas de televisión donde abren un trasero y todo parece que vale, cree que en su casa tienen ahora obras de alto valor y después se llevan una desilusión al comprobar que no es así. Todos los días llega gente para hacer valoraciones y para venderme obras que realmente tienen poco interés, porque sus padres u otros familiares les han dicho lo contrario.
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