Sofía Tornero y Petrus Borgia: «Llevamos cuatro años sin separarnos ni un solo día»
«Cuando nos conocimos, aunque suene romántico, había muchas coincidencias», afirman los artistas
En una especie de antiguo taller de escultura cerámica en Cabezo de Torres vive y trabaja, en comunión con la naturaleza, que todo lo invade, ... una pareja de aborígenes del arte. Son Petrus Borgia, arquitecto y artista multidisciplinar, y Sofía Tornero, escultora de grandes formatos, los habitantes de la llamada Casa de Cristal, que de vez en cuando abre sus puertas a otros artistas para crear una especie de mundo paralelo en el que la contraseña para entrar es solo una: CREACIÓN. Hace tiempo que tomaron la decisión de no limpiar, de modo que las raíces de los árboles avanzan poderosamente formando madrigueras por doquier. Las arañas han tejido su propio decorado, y cualquier día acabarán atrapándolos. La gata sorda, ajena al ruido del mundo, es feliz en el exótico caos. Como todo el que entra.
–¿Y aquí dónde está el salón?
–Petrus: Aquí mismo, donde estás sentado. Lo que pasa es que también es sala de exposiciones. Tenemos algunas goterillas, pero es que el techo se abre y todo... y, claro, empiezas por aquí a limpiar y cuando vas por allí tienes que volver a empezar por la misma punta.
–Sofía: La gente nos pregunta, ¿y vosotros dónde vivís? Tenemos siempre la puerta abierta. Es como vivir en la calle. Las telas de araña tienen su función. Aquí la tele no la vemos, te quedas mirando el pájaro que se posa, la araña que caza una mosca y la envuelve, lo vemos en directo, es una pasada.
«Ufff, tenemos montones de proyectos. Con cervecita nos salen a manta»
–¿Cómo se encontraron?
–S: No nos conocíamos, no.
–P: Yo es que he estado siempre fuera, tenía cuatro despachos por ahí porque también soy arquitecto. Si estoy ahora más aquí en Murcia por ella. Nos conocimos en una exposición conjunta en el Museo Arqueológico; nos presentó el artista Javier Lorente, que hizo un poco de mamporrero. Yo tengo unas 500 obras sobre el Quijote, y Javier organizó una exposición colectiva sobre el Quijote. Ella estaba montando su obra, y yo me acerqué a ella. Que si te ayudo, que si la escalera, que si un cigarrico...
S: Esa fue una primera toma de contacto. Yo entonces vivía en una nave industrial en Ascoy. Petrus tenía las gubias estropeadas y me las pidió, y se vino conmigo y ya no se ha separado en cuatro años.
P: Ese día me puse su ropa y todo. Porque me fui solo con lo puesto.
–Sofía, ¿qué hacía en un polígono perdido de Ascoy (Cieza)?
–S: Mi madre lo pasaba fatal, y el polígono apenas tenía luz. He pasado noches malas escuchando ruidos. Y un frío peor que en Albacete. La nave tenía como 12 metros, y era de chapa. En invierno me ponía capas y capas de ropa encima, los pies se me congelaban. Me he traído aquí al Cabezo la estufa que tenía, mírala ahí, es la caña la tía... Pero es que necesitaba para la obra que hice para los juzgados de Mula, que era enorme, un espacio grande. Y monté una ahí con moldes de silicona... tenía maquinaria, herramientas... En Ascoy solo tenía una puerta y una ventanica, me hice una casa al fondo de la nave con pladur, y allí me encerré. Sin luz, pues la ventana daba al patio de otra nave.
–P: Y aquí mira qué pantalla de tele tenemos. ¡Ni Mies van der Rohe!
–Pero esto debió ser un jaleo cuando llegó Sofía aquí con todo lo que tenía en aquella nave...
–P: ¡No te lo puedes imaginar! Tardamos dos años en acomodarlo.
–S: Era todo un tetris, había que sacar cien cosas para meter una.
–La Casa de Cristal, entonces, es una especie de estudio que abre sus puertas cuatro veces al año. ¿Cuánta gente vino en la última?
–P: Pues unas 200 personas. Tú expones en cualquier sitio, y quizás vienen 50. Pero es que aquí había performances, música... nueve artistas en acción. Fue algo gordo. Lo que le sorprende a la gente es que sea tan abierto y laberíntico, con tanta vegetación, y que haya salas de arte exteriores. Es mi obra más chula porque la hago con Sofía para crear sin parar.
En tragos cortos
-
Una sitio para tomar una cerveza P.: Aquí, en la Casa de Cristal. S.: No solemos salir por ahí.
-
Una canción P: 'Oh, darling' de The Beatles. S: 'Deseo', de Pedro Guerra.
-
Un libro para el verano S: 'Memorias de un amante sarnoso', de Groucho Marx. P: 'Don Quijote', de Cervantes. En él reconozco a Sofía como Marcela.
-
¿Qué consejo darían? P: No me gusta dar consejos ni que me los den. S: Nunca dejar de observar.
-
¿Cuál es su copa preferida? P: Cerveza. S: ¡Es que no bebemos otra cosa!
-
¿Les gustaría ser invisibles? P: No, para no poder husmear.
-
Un héroe o heroína de ficción P: No, a mí el concepto de héroe no me dice nada. S: Para mí todos son héroes.
-
Un epitafio P: Descojónate. S: No me pongas flores. ¡Vive!
-
¿Qué les gustaría ser de mayores? P: Lo que somos hoy. ¡Tengo 47! S: Lo mismo. ¡Yo 44!
-
¿Tienen enemigos? P: No, me encanta seguir haciendo amigos cada año. S: No sé, no los conozco.
-
¿Qué es lo que más detestan? P: Hablar de otros en lugar de vivir tu propia vida. S: El egoísmo.
-
Un baño ideal P: En nuestra piscina. Es una cuba de agua con su depuradora. S: En cualquier fuente de pueblo.
–¿Qué proyectos tienen?
–P: Uff, montones de proyectos.
–S: Nos ponemos aquí, con nuestra cervecita, y nos salen a manta.
–P: Por ejemplo, en esta sala donde estamos hay obra de los dos, que nos la han comprado entera, y queremos seguir con 'Embalsamados', y otro proyecto con Alberto Caride, poeta y periodista, y vamos a interpretar su poesía y él se va a inspirar en nuestra obra.
–S: Alberto hizo un poema, 'Alunados', donde llama a esto el paraíso. «El paraíso no estaba lejos, solo había que buscar bien bajo las hojas secas hasta dar con la madriguera, una casa como dimensión alternativa del mundo...».
–¿Qué importancia le dan a la naturaleza en sus vidas y obras?
–S: Puffff. Es brutal. Tiene un protagonismo principal en toda mi obra. Es como mi madre. Me da paz, tranquilidad. Tantas cosas...
–P: Aquí en el taller hay diez metros de estanterías hasta el techo llenas de tesoros, de cosicas que se va encontrando para sus obras.
S: Sí, un nido que me encuentro, una madera quemada... todo eso lo voy incorporando a la obra.
P: Miguel Ángel Cánovas, que hace vídeos de nuestras obras de vez en cuando, y Misha Gálvez, que hace performances, quieren introducir tomas de Sofía buscando cosas. Porque ella es que es la leche.
–¿Qué fue lo más raro que halló?
–S: ¡Una rueda de molino!
–Una de las singularidades de este lugar donde pasan el verano es el transformador. Es de los años 1972-1973, y una obra singular de la arquitectura regional. ¿Por qué?
–P: Es que mi abuelo trajo la electricidad para acá. Esto era huerta pura. Y la necesitaba para los hornos de la esculto-cerámica, un concepto que inventó él. Sale en '50 años de arquitectura en Murcia', de los primeros edificios de hormigón armado.
–S: Es que para que te hagas una idea, donde estamos ahora era un aparcamiento, y aquí llevamos dándole forma en estos tres años. Hay muchos frentes todavía, queremos hacer estudios al aire libre.
–Vacaciones nada de nada...
–P: Nunca he estado en ese plan, ni como arquitecto ni como pintor.
–S: Lo mejor aquí es llamar a los amigos y hacer una fiesta, y no tiene que ser en fin de semana.
–P: Es que nos dedicamos a esto, y no tenemos que estar esperando a que acabe el día para ponernos. Simplemente, cuando quieres no estás.
–¿Cómo se complementan en sus obras? ¿Hay influencias?
–S: Es un enriquecimiento total, porque a la hora de pintar juntos es como si pintase yo sola, y lo hacemos a la vez. Él por aquí y yo por allí. Y me siento como uno.
–P: Cuando nos conocimos, aunque suene romántico, parece que nos conocíamos demasiado. Tantas coincidencias. Llevamos cuatro años sin separarmos ni un solo día. Si tenemos que ir a pagar al banco, vamos los dos. Y la puñeta ha sido cuando por el coronavirus no podíamos compartir coche. ¿O leímos algo erróneo? ¡Yo iba a comprar solo por si acaso!
–¿Para cuándo una caravana?
–P: Eso es un proyecto muy chulo. Quizás este mismo verano. Sería una autocaravana porque querríamos meter el taller dentro.
–S: Sí, eso estaría chulo. ¡Y hacer obras allá donde fuéramos! Por pueblos pequeños de España.
–¿En qué están concentrados?
–S: Yo tengo un encargo de una obra monumental, para inaugurar en mayo del año que viene, que es un poco sorpresa. Muy grande.
–P: Yo tengo encargos de pintura y escultura. Lo último que he estado pintando es una historia que le pasó a una persona en Cuba, que me contó que venía a visitarle un animal todos los días, y yo con esa idea hice una pieza. Y hemos entregado Sofía y yo una pintura-escultura, a la vez, donde la pintura abraza a la escultura. Es una crítica a la desidia sobre el molino del Armero (Cabezo de Torres).
–La palabra proyecto está en vuestra mente recurrentemente...
–S: Tenemos una libreta entera de proyectos. Hemos parado de hacer exposiciones, pero seguimos realizando obra sin parar.
–P: Y encima, viene gente, y que si un vino, que si jamoncito... Es que no hemos parado. Con 'La alfombra roja' inauguramos el LAC (Laboratorio Artístico del Carmen), que gestiona Álvaro Peña, con 90 obras nuestras y de Ramón Pastor,.
–Pedro Borja [padre de Petrus Borgia] y Pedro Soler hacían buenas migas. ¡Irrepetibles!
–P: Es que una de las cosas que nos unía a nosotros fue Pedro Soler. Para los dos ha sido una figura muy importante.
–S: Es que mi familia y la de Pedro Soler eran vecinos en Abarán.
–P: De hecho, tengo un cuadro que es suyo, que expuse y que tengo que devolvérselo a la familia. Le daba unos besos enormes, me encantaba el contacto con su barba.
–¿Qué es imprescindible?
–P: La música puesta todo el día.
–S: Sin música no podría trabajar. Además, la pongo a tope, me emociona trasladar esa energía a la obra.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.