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Junto a un rinoceronte negro en la reserva de Ol Pejeta, en Kenia. Mejor no traten de hacer esto en sus casas. Fernando González Sitges
Los cuadernos del documentalista

Los cuadernos del documentalista

Fernando González Sitges lleva tres décadas mostrándonos la naturaleza salvaje, «esa que nos estamos cargando». Lo hace con una cámara y con los dibujos que ilustran sus notas de campo. Ha perseguido al kraken y filmado apareándose al tigre de Bengala. Doscientos reportajes y decenas de premios le avalan

JOSEBA VÁZQUEZ

Martes, 7 de agosto 2018, 02:46

Fernando González Sitges (Madrid, 1961) no es un documentalista al uso. O sí. En realidad, sería más correcto decir que lo es por partida doble: hombre de su tiempo, narra y muestra sus viajes con los medios audiovisuales actuales y, paralelamente, al modo y manera de los exploradores de otros siglos, lo hace también a través de unos vistosos cuadernos de campo manuscritos e ilustrados por el hábil pulso de su mano. En su voluminoso equipaje nunca faltan libretas en blanco, ni los lápices, plumillas y acuarelas con que plasmar momentos concretos de sus aventuras. Esas creaciones, bellas, artísticas, se han hecho célebres. «Viene a ser parte de lo mismo -dice él-. Siempre me ha gustado mucho la naturaleza, visual y sensorialmente, y eso se refleja también en el dibujo». Pasados a limpio, ha publicado trece de ellos y uno de los proyectos de este biólogo especializado en Zoología y máster en Acuicultura es editar, «ojalá pasado este verano», esos mismos en gran formato (DIN A3). 'Orígenes' será el título del futuro volumen.

No es la habilidad como dibujante una faceta desconocida en este hombre que también hace sus escarceos al óleo, pero, evidentemente, González Sitges es mucho más conocido por su vasta producción como guionista y director de documentales de naturaleza. A lo largo de tres décadas, ha sumado más de 200 audiovisuales filmados en los cinco continentes. Sus trabajos han recibido decenas de premios, nacionales e internacionales, y han sido emitidos por cadenas de todo el mundo (TVE, Discovery Channel, National Geographic Channel, Canal +, France 5, NHK, RAI, ZDF...). En todo lo que hace trata de imprimir «la necesidad espiritual de conservar la naturaleza salvaje, esa parte del alma humana que nos estamos cargando». Alimenta ese empeño y, aún después haber pisado numerosos territorios remotos y de centenares de miles de kilómetros recorridos, también la pasión por seguir explorando. «Tengo un montón de viajes por hacer».

América de punta a punta

El veneno aventurero le invadió inopinadamente. No sintió el impulso hasta los 17 años, cuando sus padres le llevaron a México. «Entonces vi que el mundo es algo que no puedes morir sin conocerlo. Aquello me cambió». Al extremo de que despachó la idea de estudiar Ingeniería para matricularse en Biología. Durante la carrera colaboró en producciones modestas y, al acabarla, trabajó en el proyecto de informatización de la base documental del Centro Nacional de Educación Ambiental. Luego creó sus propias productoras con otros socios (Transglobe y Explora), pero, desde hace nueve años, opera como 'freelance'. «Ahora trabajo sobre todo para México, mi segunda casa y un país fascinante». Allí se encuentra precisamente desde el viernes para rodar la segunda parte de un documental histórico sobre Hernán Cortés por encargo de la Universidad Nacional de México. Es decir, que la trayectoria viajera de Fernando González Sitges le acaba de transportar al lugar donde comenzó.

UNA DOCENA DE LIBROS. Nacido en una familia de diez hermanos, Fernando González Sitges vive en Madrid con su mujer y sus tres hijos: dos chicas y un chico de 22, 18 y 15 años. Al margen de su producción audiovisual, ha publicado 8 libros de viajes, 3 cuentos y uno de relatos cortos.

Personal

En el país azteca permanecerá esta vez unas cinco semanas, un espacio de tiempo mucho menor al que empleó nuestro protagonista en su primera gran aventura. Fue al inicio de los noventa. Él y sus compañeros en Transglobe Films volaron a Nueva York para, desde allí, en un camión y un todoterreno, subir hasta el Océano Glacial Ártico y descender desde Alaska y las Rocosas hasta Tierra del Fuego. Un año entero de travesía, sin paréntesis, a la que llamaron 'La ruta de las Córdobas', porque unieron las 36 ciudades, pueblos y accidentes geográficos que a lo largo de ese trayecto reciben el nombre de Córdoba. A González Sitges le gusta definir aquel periplo como «el año de Darwin». «Fue maravilloso. Pasas todas las latitudes del planeta y te das cuenta de que esto es ilimitado». Ha sido el viaje más largo de su vida y el resultado documental fue una serie de ocho capítulos emitida en 1992 por TVE, con gran éxito de audiencia.

Los pingüinos del sur

A una ubicación tan austral como Tierra del Fuego, pero completamente rodeada de agua, llegó González Sitges a finales de 2001. Su equipo fue el primero que rodó en alta definición en condiciones de frío extremo. En las remotas islas de Georgia del Sur, a un millar de kilómetros de las Malvinas y cerca de la Antártida, allí donde se produce la furiosa convergencia atlántica, los vientos pueden superar los cien kilómetros por hora y las temperaturas bajar de los 40 grados bajo cero. «Jamás, en mis años de viajes, he encontrado otro lugar tan misterioso, salvaje y maravilloso», ha escrito el biólogo en 'De noche en la selva', su última publicación. «Los animales están completamente a su aire; no hay gente. Los ingleses, a quienes pertenecen las islas, te impiden por contrato acercarte a menos de cinco metros de los pingüinos y los albatros, pero en aquel paraje te encuentras rodeado de cientos de miles de pingüinos y son ellos los que se acercan a ver qué tipo de pingüino eres tú. Es imposible alejarte de ellos».

150.000 euros es el presupuesto medio de sus documentales, en los que suele emplear en torno a un mes de trabajo. Nada que ver con los medios de, por ejemplo, la BBC, que «se ha llegado a gastar 24 millones de libras en una serie de ocho capítulos».

Hasta aquel hábitat inhóspito y gélido, en medio del mar de Scotia, accedió el explorador a bordo del velero 'Pelagic' en una travesía de algo más de seis semanas. Un lugar en el que «los icebergs asoman entre la niebla y las olas gigantes».

El monstruo marino

Son «un montón» los viajes que le quedan por hacer, nos ha dicho el zoólogo madrileño. Entre ellos, dos especialmente anhelados: Tasmania y, «por encima de todo, meterme en un batiscafo para entrar en el abismo marino. Es un sueño que tengo». La atracción de lo más desconocido. «Es un mundo que no hemos visto -razona González Sitges-. Lo tenemos ahí y también nos lo estamos cargando, pero no lo hemos visto. Seguro que en él observamos especies nuevas y el planeta como era hace millones de años, prístino, sin nadie».

TAMBIÉN ESCULTOR. Para conmemorar el décimo aniversario del Bioparc de Valencia, González Sitges realizó el diseño de 'Escipión', un colosal elefante de madera y metal de 12 metros de alto por 8 de largo. Fue inaugurado en mayo.

Algo así ya lo realizó un año después de regresar de Georgia del Sur. La productora Transglobe Films, junto al CSIC y científicos de Ecobiamar, organizaron el denominado 'Proyecto Kraken', una expedición tras el rastro de algo que se asemejara a la mitológica criatura marina. Para ello se eligió el Caladero de Carrandi, un cañón sumergido que alcanza los 4.750 metros de profundidad frente a la costa asturiana. ¿Encontró el equipo al colosal monstruo? «No, no lo encontramos, pero sí conseguimos que un arrastrero que pasó por donde estábamos nos pusiera en cubierta un macho de calamar enorme que todavía estaba vivo -recuerda el documentalista-. Era emocionante y triste a la vez tener aquel gigante vivo delante de nuestros ojos». En esa zona del Cantábrico aparecen con cierta periodicidad ejemplares de calamar gigante, una especie cuyos machos alcanzan hasta los nueve metros de longitud y las hembras, hasta 20 metros y un cuarto de tonelada de peso.

Los ingleses, «unos estirados»

No tan difícil como filmar un kraken, pero casi, resulta captar imágenes del apareamiento del tigre de Bengala. Una rareza, un hecho excepcional al alcance de pocos que, sin embargo, González Sitges consumó en el parque nacional de Kanha, en India. En esas selvas que inspiraron a Rudyard Kipling para alumbrar 'El libro de la selva' se produjo el milagro cuando los exploradores prácticamente habían ya renunciado a su objetivo. «La BBC llevaba un año haciendo un programa de tigres y solo le quedaba por rodar el apareamiento. Pensamos que si ellos en un año no lo habían logrado, nosotros no lo haríamos en la vida. Uno de esos días nos sentamos con el jefe de los mahouts (conductores de elefantes) y una botella de whisky. El hombre nos dijo que los ingleses eran unos estirados, que todavía pensaban que esa era su colonia. Al comentarle lo que buscábamos, nos dijo que era bastante sencillo, que podíamos grabar el apareamiento muy cerca de donde estábamos. Y así fue; nos llevaron y rodamos».

Un sabio africano

Paradojas de la vida, nuestro documentalista confiesa que el continente que más enamorado le tiene es donde más temor ha pasado. África. En un Sudán del Sur al borde de la guerra, González Sitges atravesó una reserva por terrenos minados. Una lotería. «Eso me da miedo». En su opinión, «ante los animales y la naturaleza, si lo preparas y vas con gente que conoce, estás dentro de una cierta seguridad, pero cuando entramos nosotros como especie la cosa se pone complicada. Y las minas no las ves; es algo que escapa a tu control». Con todo, del continente negro es del que guarda «los mejores recuerdos». Lo que explica que haya viajado más de cuarenta veces a Kenia o que su filosofía conservacionista se resuma en el discurso de un sabio «de nombre impronunciable, un africano que decía que para proteger algo te tiene que gustar; una vez que lo aprecias, empiezas a quererlo y protegerlo». En esa labor educadora se encuentra él. «Los audiovisuales son muy buenos para enviar ese mensaje». Y también los diarios de campo, claro.

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